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   | Barranquilla es una pintoresca y populosa ciudad  portuaria del norte de Colombia, es la cuarta más poblada del país. Su  comunidad judía es pequeña pero vigorosa, cuenta con varias sinagogas, un cementerio, algunas escuelas y un club. ¿Qué  sitios de interés judaico podemos visitar en ella? La  población judía de Colombia inmigró en dos oleadas. A fines del siglo XIX e inicios del XX se produjo la primera, compuesta por judíos sefaradíes, provenientes de Turquía, Grecia, Siria y del norte de  África. Durante el nazismo, el país recibió una segunda ola migratoria, compuesta, esta vez, por judíos europeos asquenazíes. Las  comunidades judías centroamericanas tienen mucho para contar, y Barranquilla no  es la excepción. Al calor del trópico, generaciones de judíos forjaron  historias dignas de conocer: mientras recorremos playas y hermosos países, no perdamos oportunidad de conocer el  legado judío de cada latitud.
 Actualmente, la población  judía de este país oscila entre los 5000  y 6000 miembros y se nuclea en cuatro ciudades. La mayoría de los judíos se  encuentra en Bogotá, capital del  país, y el resto viven en comunidades más pequeñas en Cali, Medellín y en Barranquilla.
 
 Barranquilla es una pintoresca y populosa ciudad  portuaria del norte de Colombia, es la cuarta más poblada del país. Su  comunidad judía es pequeña pero vigorosa, cuenta con varias sinagogas, un cementerio, algunas escuelas y un club.
 
 ¿Qué sitios de interés judaico podemos visitar en ella? Para empezar, podemos conocer los templos más destacados de la ciudad. Arquitectónicamente, dos de ellos sobresalen. Uno, perteneciente al  Movimiento Conservador, con una estructura moderna; el otro, de corriente  ortodoxa, con un estilo antiguo y monumental.
 
 La sinagoga Bet El, de corriente  Masortí (o conservadora), es una de las más concurridas de Barranquilla. Tiene una arquitectura vanguardista, innovadora.  En su interior, está dispuesto en forma de anfiteatro.  Su techo triangular produce un  efecto impactante, al igual que su construcción geométrica, poco convencional, iluminada por la claridad que deja  ingresar el bellísimo conjunto de  vitrales que la adornan.
 
 Por su parte, Shaare Sedek es un templo ortodoxo, perteneciente a la comunidad sefaradí de la ciudad. Cuenta  con minian todos los días. Su aspecto es más  tradicional y palaciego: es un edificio  casi centenario. Al ingresar, pasando por sus enormes portales, impresiona  la inmensa araña de cristal que  cuelga de su alto techo.
 
 El Aron HaKodesh (arca en donde  se conservan los rollos de la Torá) es  imponente. Tal como se estila en muchos templos sefaradim, la bimá (lugar desde donde se dirige el  oficio religioso) se encuentra en el centro del templo, en  lugar de en el fondo, y los asientos  están dispuestos a su alrededor.
 
 Luego de conocer estos  templos o de participar en sus servicios religiosos, podemos recorrer la  ciudad, su puerto, sus hermosas costas, y visitar, por ejemplo, el Museo Romántico… en donde también encontraremos la impronta de la comunidad judía de Barranquilla.
 
 Este museo es una mansión antigua que fue donada por la  familia Freud (a pesar del apellido, no está ligada al padre del  psicoanálisis). En él, se guardan objetos históricos dignos de ser conocidos.
 
 Encontraremos una máquina de  escribir que fue utilizada nada menos que por Gabriel García Márquez, para escribir su novela La Hojarasca, así  como cartas manuscritas originales de  Simón Bolívar, colecciones de discos y periódicos antiguos.
 
 El museo cuenta con una sala  dedicada a contar la historia del judaísmo en Colombia, a través de fotos y  de documentos, algunos, pertenecientes a  la familia Freud, el resto, donados por la  comunidad judía o patrimonio de la ciudad.
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