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¿¿¿Hay tiempo para otra cosa???

 
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daniel d



Registrado: 28 Mar 2005
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Ubicación: argentina

MensajePublicado: Vie May 19, 2006 2:55 am    Asunto: ¿¿¿Hay tiempo para otra cosa??? Responder citando

El Talmud, en el tratado Menajot (folio 99a) dice: “preguntó el sobrino del Rab Ishmael a Rab Ishmael: “¿Puedo estudiar filosofía helenística?, ya que me he instruido y profundizado en toda la Torá”. El Rab Ishmael le contestó: “El versículo afirma: “...Te ocuparás de ella (de la Torá) día y noche...” (Ioshúa 1:Cool. Así como no existe un momento que no sea ni día ni noche, así no existe un tiempo “libre” para dejar el estudio de la Torá”, el Rab Iosef Dov Soloveitchik z”l, conocido como el Beit HaLeví, afirma: “¿acaso el sobrino del Rab Ishmael no sabía la existencia de ese versículo? no conocía su explicación tan elemental como la dada por su tío, ¡él sabía todo el Talmud! La raíz de su falencia se debía a que no conocía el secreto del porqué estudiaba, ese: “...haremos y escucharemos...” (Shemot 24:7) incondicional que pronunció el pueblo en el instante de la entrega de la Torá, al adelantar el “...haremos...” al “...escucharemos...” cada uno del pueblo de Israel, como dice el Talmud, en el tratado Shabat (folio 88a): “recibieron dos coronas”. “...haremos...” tuvo una connotación sobre la aceptación del cumplimiento incondicional de los Preceptos y la expresión “...escucharemos...” fue tomada como promesa de recibir y estudiar la sagrada Torá”, es sabido que en el estudio de la Torá coexisten dos niveles: uno para saber cómo y qué hacer, pues si la persona no estudia mínimamente sus deberes de cómo llevar a cabo los Preceptos es imposible que los concrete, como dice el Pirkei Avot (2:5): “La persona que no estudia… nunca podrá llegar a ser piadoso”, en este grupo ubicamos a todas las personas que constituyen el pueblo de Israel, tanto hombres como mujeres, ya que todos tienen Mandamientos que realizar, pero en los hombres existe un segundo nivel, un escalón superior: el estudio como un Precepto en sí mismo. Por eso, si el pueblo de Israel se hubiese expresado como cualquier persona coherente “Primero escucharemos (entenderemos y analizaremos minuciosamente lo que expresa el Creador en la Torá) y luego haremos lo que nos ordenó”, la recompensa hubiese sido una única corona ya que todo el estudio hubiese sido única y exclusivamente para poder llevar lo dicho a la practica, y no para tratar de entender las palabras vivas del Altísimo, como está expresado en el Talmud en el tratado Nedarim (folio 80a): “no abandonen Mi Torá” esta advertencia se debió al hecho de no haber bendecido antes de comenzar de estudiar agradeciendo el hecho de dicho mérito. Esas personas consideraban que el estudio era un mero medio para conseguir la verdadera finalidad y no la suponían como un ente completo en sí mismo. Por eso el Creador clamaba ¡No abandonen mi Torá! ¡Consideren el estudio como un Precepto en si mismo!
“El sobrino del Rab Ishmael poseía el “...haremos...”, sabía toda la Torá para cumplirla pero le faltaba el “...escucharemos...” estudiar porque ese es el deseo del Todopoderoso, así como las personas que no pronuncian la bendición antes del estudio de la Torá, no saben por ni para Quien están estudiando”.

“A la sabiduría del gentil creedle, en la Torá del gentil no creas”, Midrash (Ejá Rabá 2:13).
Ese concepto se refleja en cosas tan distantes como lo ocurrido en el Gan Eden -paraiso-: “...el árbol de la vida en el medio del jardín y el árbol del saber el bien y el mal...” (Bereshit 2:9), como explican nuestros Sabios: “uno dentro del otro”, en el centro se ubicaba: “...el árbol de la vida...”, ese árbol que, como bien dice el Rab Noaj z”l de Lekovitz: “representa al corazón de la persona mientras que el: “...el jardín...” representa la inteligencia, es ella la que rodea al sentimiento, al “…árbol del saber el bien y el mal...”. La sabiduría que encierra ese árbol del la vida es, como expresa el el Rab Naftali z”l de Rotzhitz: “dar buenos consejos para poder vivir eternamente”.
Ellos conviven, están casi entrelazados, conceptos tan opuestos pero su distancia física era mínima. La Torá está, la sabiduría Divina está representada por el árbol de la vida, ya que el Todopoderoso es el “Dador” de vida tomando palabras del Rab Eliahu Dessler z”l, mientras que las sabidurías profanas, por llamarlo de alguna manera, están representadas por el árbol del conocimiento pues, como expresa el Midrash (Ejá Rabá 2:13): “Torá de los gentiles no hay, sabiduría sí”, solamente cuando el árbol del conocimiento constituye una ayuda para que el árbol de la vida, crezca firme y derecho, allí está cumpliendo con su función y que la Torá es la verdadera finalidad de la creación, pues, como expresa el Zohar: “la gnosis griega es considerada muy cercano a la sabiduría de la Torá”. Pero ella sola de por sí es lo que expresa el Talmud, en el tratado Sotá (folio 49b): “maldito la persona que enseña filosofía griega a sus hijos”. Incluso el sabio de los sabios, el rey Shlomó, aprendió de esa sabiduría para ser llamado así (sabio), el versículo dice: “…de modo que Shlomó se volvió sabio de la sabiduría de todos los hijos del oriente y de toda la sabiduría de Egipto…” (Melajim I-5:10). Está muy cerca, incluso rodeándola… pero no es Torá sino sabiduría.
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