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20-07-2011

La Fundación Tzedaka asegura que una gran cantidad de judíos sigue viviendo bajo la línea de pobreza

En las oficinas de la Fundación Tzedaka, con un ambiente de mucha cordialidad, entre café y medialunas, el presidente de la institución, Dario Werthein, el secretario general, David Stalman, y la directora ejecutiva Mirna Szulmajter recibieron a la Agencia Judía de Noticias (AJN) con motivo del 20 aniversario de la institución, que se festejará con una gran cena el 10 de agosto en La Rural.

Durante la distendida charla, analizaron la experiencia enriquecedora de la dirigencia de Werthein, quien deja su cargo este año, y reflexionaron sobre la situación de pobreza en la comunidad judía local.

En la actualidad Tzedaka asiste a 12.000 personas en todo el país: 4.900 reciben alimento, ropa y orientación social y 1.400 niños y jóvenes toman cursos de capacitación laboral, reciben becas y subsidios de educación primaria secundaria y universitaria. Sin embargo, pese a un número importantísimo de asistencia, aún falta mucho por hacer. Consultados sobre cómo calificarían la situación actual, Werthein remarcó que “hay que preocuparse y hay que participar donde la gente necesita” y Stalman reforzó el argumento de su colega señalando que, al igual que la realidad nacional donde se escuchan las graves estadísticas y porcentajes de personas que viven bajo la línea de la pobreza en Argentina, él diría que “la comunidad hoy forma parte de la población y probablemente los números sean bastantes parecidos” lo cual significaría que hay “una gran cantidad de judíos viviendo bajo la línea de pobreza”.

Con el objetivo de esclarecer la magnitud de la crisis, esta agencia les pidió que comparen la asistencia en la comunidad y la pobreza judía con respecto a las crisis del 2001. Stalman rápidamente señaló que las necesidades no son como las de ese entonces y armó una línea temporal. “En 2001 y 2002 hubo una curva creciente de necesidades, después mejoró la situación hasta el periodo 2007-2008 donde volvió a haber una pequeña inversión de la curva, o sea más gente con necesidades”. 

A su vez, resaltó que actualmente no hay una crisis “masiva”, pero si la institución tuviera más recursos financieros para invertir las obras solidarias, habría más clientes para ayudar. 

Por su parte, el presidente sostuvo que “en la medida en que podemos generar los fondos para poder ayudar a más gente, las personas se van acercando y manifestando sus necesidades”. Stalman completó la idea de su colega y afirmó que desde Tzedaka son “muy eficientes” en la distribución del dinero pese a la “estructura muy reducida y a no tener ninguna propiedad”, y mencionó, a modo de ejemplo, que una forma de ahorrar los costos institucionales para poder llegar a un mayor número de gente es el trabajo en red que realizan con otras instituciones de la comunidad, donde “ellos ofrecen su espacio para hacer las diferentes actividades”. Como resultado del trabajo en equipo, Tzedaka puede destinar el 80 por ciento de la recaudación a las personas necesitadas y no a gastos administrativos.

Continuando con las comparaciones Szulmajter realizó una analogía muy interesante para comparar la asistencia social luego de 2001 y dijo que hoy se habla menos de la pobreza judía que en 2001. “Esto es como una inundación, cuando algo se inunda sos tapa de diario”, señaló y dijo que la cuestión sobre las inundaciones es terrible cuando el agua sube “pero el verdadero problema es cuando el agua baja, porque hay que limpiar, restituir las casas y porque hay que volver a trabajar psicológicamente con la gente para que no vuelva a temer en la próxima lluvia”.

Con el anterior ejemplo los miembros de Tzedaka buscaron remarcar que luego de la crisis el trabajo fue “más arduo y más solitario” y que, a diferencia de la crisis de 2001, Tzedaka cambió su modalidad de trabajo para restablecer y dignificar a la gente. 

Con respecto a la logística para brindar la asistencia, Stalman desarrolló el método utilizado. “Trabajamos de forma interdisciplinaria bajo las áreas de salud, vejez, educación, vivienda y la manera de atacar no es unipersonal sino familiar” y adhirió que a veces no se trata de resolver necesidades sino poder fomentar una organización de la familia. 

El principal desafío que resalta el presidente de la entidad para recaudar fondos es el problema de la inflación: “Eso nos ataca porque un donante que alguna vez dio 100 dólares piensa que sigue dando esos 100 dólares para siempre y que eso es estable”. 

Con respecto al comportamiento del donante Werthein expresó que tienen muy buena participación pero que “no es suficiente”. Según su deducción ellos, tiene 6.500 donantes, pero la comunidad judía de buenos aires abarca 150 mil personas, por lo que el número de donantes podría ser mayor aún.
“Si bien nuestra recaudación crece y acompaña lo que tenemos, nosotros hacemos milagros para poder mantener los servicios que tenemos”, expresó Werthein. 

Con respecto al advenimiento de su despedida como director dentro de Tzedaka, Werthein dijo: “Para mí fue una experiencia riquísima, principalmente por la calidad de personas que trabajan aquí que hacen todo mucho más fácil desde el punto de vista profesional”.

“Realmente he aprendido toneladas de cosas y creo que aprendo mucho más de lo que traigo”, agregó con humildad y calificó su paso por la institución como una enseñanza personal “excepcional”.
Sin embargo el valor de la solidaridad y del trabajo comunitario es algo que viene de familia para el dirigente ya que su padre también desempeño el cargo de presidente de Tzedaka e incluso, su madre fue una de las fundadoras. “Nunca me voy a olvidar lo que mi papá me dijo: `El día que vos empecés a trabajar en una institución, poné lo que vos tengas y no esperes llevarte absolutamente nada. Si vas para tratar de conseguir algo, te equivocaste’”, recordó Werthein.

A modo de continuar destacando las fortalezas que posee la institución y sus integrantes, el presidente institucional destacó la suerte que tienen de ser una entidad “donde hay cero egoísmo, cero necesidad de protagonismo y donde simplemente se trabaja para el beneficio de la gente que más necesita”. Además señaló que Tzedaka tiene un claro objetivo, el cual se basa en “ser un medio o un punto súper eficiente, transparente, bien controlado, auditado y con estándares internacionales, que permita a la sociedad en general ayudar a todos los que necesitan”.

Celebración del 20º aniversario

La Fundación Tzedaká celebra sus 20 años de trabajo en su tradicional evento anual que se realizará este año bajo el lema “20 años cambiando vidas” en La Rural el 10 de agosto. El evento contará con la actuación de un institucional de Cirque Du Soleil.

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