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24-10-2011

El juez Rafecas disertó sobre la Shoá en Campaña Unida
AJN

La División Femenina de Campaña Unida (Keren Hayesod) organizó una muy interesante disertación del doctor Daniel Eduardo Rafecas, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 3 de la Capital Federal, denominada El significado de la Shoá.

La directora general de Campaña Unida-Keren Hayesod Argentina, Zuli Dreispiel, inició el acto haciendo referencia a la liberación de Guilad Shalid ocurrida ese mismo martes, expresando la alegría que ello significaba para todo el pueblo judío, pero a la vez reconociendo que "debemos recordar y tener presente en nuestros corazones a los familiares de las víctimas de terrorismo, cuyos autores están siendo liberados".
La presidenta de la División Femenina, Lili Lerner, saludó a los asistentes y les agradeció su presencia, en la primera actividad de este año.
A continuación, Elisa Lichtenstein, presidente honoraria de la División Femenina de Campaña Unida, presentó al disertante, haciendo especial mención tanto a sus antecedentes profesionales como a la tarea que lleva a cabo en todo lo que tiene que ver con la enseñanza de la Shoá, siendo actualmente consejero académico de la Fundación Memoria del Holocausto, a la vez que recordó que el doctor Rafecas recibió el premio "Derecho Humanos" 2006 de la Fundación B’nai B’rith Argentina y que fue becario de la Fundación Yad Vashem (Jerusalem) en febrero de 2007.
Luego de expresar que era un honor haber sido invitado a disertar en la institución, Rafecas se adentró en la temática establecida, analizando el significado de la Shoá en Occidente, Latinoamérica y la Argentina, especialmente mientras ésta se llevaba a cabo y en épocas posteriores.
Destacó que la Shoá no comenzó con la implementación de la "Solución final", ni cuando los Einsatzgruppen (grupos de acción especial) eliminaron a judíos mediante fusilamientos masivos en territorio soviético luego de que la Alemania nazi le declarara la guerra a Moscú, ni tampoco cuando se recluyó a los judíos en guetos, sino casi desde el mismo momento en que Hitler asumió el poder, a fines de enero de 1933, pues en abril de ese año se inauguró el primer campo de concentración: Dachau.
Luego, el magistrado explicó que los métodos utilizados por los nazis para el genocidio del pueblo judío no fueron inventados por ellos, sino que fueron producto de la modernidad puesta al servicio del exterminio, "siendo su creación más horrenda la transformación del montaje en cadena en los campos de exterminio, como ser Auschwitz, Treblinka, etc., convirtiéndolos en auténticas fabricas de muerte".
Rafecas manifestó que desde 1933 y hasta 1944, cuando los judíos todavía podían emigrar, "los países de América Latina estaban en optimas condiciones para recibir refugiados de Alemania, Austria y Checoslovaquia", pero en cambio la región "cerró sus fronteras y mediante circulares secretas les ordenó a sus diplomáticos no otorgar visas a los judíos europeos perseguidos, motivado en que las políticas exteriores de estos países eran dirigidas por funcionarios claramente antisemitas".
A pesar de que hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial se calcula que llegaron al subcontinente unos 100.000 judíos, entre legales e ilegales, "América Latina cumplió un triste papel durante la Shoá, y debemos restaurar esas actitudes", destacó.
El juez también hizo mención a que teniendo en cuenta que en 1933 había más de 100.000 judíos argentinos, se podría haber salvado a una gran cantidad de refugiados, pero ello no ocurrió debido a las restricciones impuestas a la inmigración de judíos, motivadas por afinidades ideológicas con el nazismo de muchos de sus funcionarios y gobernantes.
Rafecas recordó que recién en enero de 1944 se rompieron las relaciones diplomáticas con la Alemania nazi y que la Argentina fue el último país en declararle la guerra, en marzo de 1945.
"Esta identificación con la ideología nacionalsocialista se mantuvo en los años siguientes: la Argentina continúo con sus puertas cerradas para los judíos, mientras que los refugiados de los países derrotados eran bien recibidos, calculándose que llegaron 250.000 -todos con el correspondiente visado, justificado en el hecho que eran católicos-; entre ellos, muchos criminales de guerra", agregó.
Finalmente, el magistrado consideró que esta identificación ideológica persistió en los estamentos judiciales, las escuelas de formación militar y policial, la elite religiosa, etc., lo cual se percibió claramente durante los años del Proceso, situación que se está modificando a partir de que en esos estamentos se está conociendo el significado de Auschwitz y la Shoá, que son un elemento fundamental para entender el siglo XX.
Al finalizar su exposición, Rafecas contesto una gran cantidad de interrogantes planteados por los asistentes.

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