Artículos de la Cole


Papeles de un Traductor (II)
La Creación Humana y el Arte de Convertirse

Por iaIr menachem

En hebreo, a la fantasía se la llama "dimaión", cuyo significado más preciso es "semejanza"; en el más atrevido de los casos: analogía. Dicho distinto, podríamos establecer que no hay palabra hebrea para "fantasía", sino para "imaginación", en tanto toda imagen detenta vínculos de identidad (el más básico de los cuales es el de pertenencia: "imagen de"). ¿Es la fantasía creación? Cuando imaginamos lo que "no existe en realidad", cuando ejercemos labores "creativas", cuando actuamos siendo creadores a semejanza del Creador: ¿Es creación la labor con que llenamos el tiempo?

Repasar el Teorema de Gödel (1930) (http://www.geocities.com/calculo31416/Godel.html, http://www.monografias.com/trabajos6/coriz/coriz.shtml, la página de The Kurt Gödel Society en http://www.logic.at/kgs/home.html, y tantos otros), y desde allí, saliendo un poco del contexto, ponerse a pensar en silencio, con los ojos entornados (seguir con la mirada la voluta de humo y dejarse izar por ella en el aire). Desde Gödel, aprendemos que por ejemplo en la Teoría de Conjuntos no existe un conjunto de axiomas de los que sea posible deducir todas y cada una de las leyes aplicables a los conjuntos. Para desarrollar la teoría más allá del conjunto "inicial" de axiomas, más aquéllos que sí se desprenden deductivamente del primer conjunto (a cuya totalidad convendremos en llamar Ley u Orden Revelado), hay que acudir a la "creatividad", a la "intuición", al dimaión o fantasía que halla sustento en la capacidad analógica de nuestro hemisferio cerebral derecho, y dados postulados hipotéticos, recorrer el camino hacia atrás para verificar "cómo se llevan" con el Orden Revelado.

El Orden Oculto, complementario a éste y cuya vigencia es no menos permanente, se encontraba desde siempre significado en el Orden Revelado aún cuando no fuera enteramente deducible de El; y a través de esta actividad "creativa", va siendo desbrozado y articulado en leyes asequibles al entendimiento analítico de nuestro hemisferio cerebral izquierdo, desde donde pasa a ser posible traducirlo en el lenguaje de la acción, libre y manifiesta. Recién entonces son identificables la palabra y la acción que le refieren o le tienen por sustento, aún cuando, sin tal identificabilidad, la palabra y la acción que le refieren existieran (y le refirieran) per-se previo a la "revelación" articulada del principio que se incorpora por fin de modo completo, al conjunto del Orden Revelado.

Si el hablante nativo de un idioma entra a un aula en que se imparte un curso de esa lengua para extranjeros, y en este curso se detallan leyes gramaticales y se establecen comparaciones lingüísticas, son altas las probabilidades de que "no entienda de qué se está hablando ahí". Porque el conocimiento de la gramática de su lengua natural forma parte del Orden Oculto en que se apoya su ejercicio permanente de la lengua, y no tiene ninguna necesidad de hacerlo Revelado para usarlo.

Ahora bien: el Orden Revelado representa un arquetipo, un carácter, que también será común a todo el Orden Oculto que, por vía de "intuición" y "creatividad" (de dimaión) se le asimile; tal es gran parte de la prueba de verdad que todo principio particular deberá pasar antes de incorporarse legítimamente al Corpus de la Ley.

Esta regla relacional entre lo Revelado y lo Oculto (como elementos que totalizan en conjunto lo posible) transforma al proceso de generación de conocimiento, en cuanto al modo de entenderlo, de tensión dialéctica en diálogo unitivo, y tiene vigencia mucho más acá de la Teoría Matemática de Conjuntos. Porque explica cómo, a modo de la Biblioteca Infinita de Borges, todos los libros posibles se encuentran ya redactados en términos platónicos (es más: son todos "deducibles" del alfabeto y la teoría combinatoria, si a ellos restringimos el Orden Revelado, la Ley, de la producción literaria), y sólo se hacen manifiestos, incorporándose a la "Literatura Manifiesta", aquéllos que al referírseles al Orden Revelado que les precede, resultan "decir".
Cuanto más principios incorporemos al Orden Revelado de la Literatura, más específicos serán los filtros que estableceremos para determinar qué es literatura y qué no lo es. Esto es: cuanto más conocimiento obre en nuestro poder, mayor será nuestra destreza para identificar y nombrar al Mundo, dentro y fuera del espejo.

Vale advertir que, en general, todo lo que produce la intuición creativa desde el sistema de axiomas del Orden Revelado, podría ser finalmente articulable también por vía deductiva, analítica, sistemática. No obstante, dada la sujeción al tiempo.... me niego a calcular las probabilidades de que una combinación azarosa de la cantidad de caracteres que incluye Don Quijote de la Mancha den por resultado esa obra. Y no estimo que sea calculable (o que no sea banal el intento de calcular) la probabilidad de que, aún producida, sea advertible la obra entre el cúmulo insensato de palabras que le antecederían y seguirían en la sucesión de los textos pasibles de ser contrastados con el Orden Revelado para verificar su validez.


Pensar en la confrontación de opuestos éticos y estéticos, en irresolución del diálogo maniqueo, en la oposición entre determinismo y albedrío. Pensar entre creación como ananmesis y revelación como actividad creativa, en tanto modos de entender la producción integral de nos, microdemiurgos inspirados por voluntad y fe (aún si ésta se inviste de vocación o "tendencia natural"). Pensar en si uno se convierte o se desviste de una cáscara al asumir una doctrina vital. Y quien deba comprender, se alzará a la intuición y entenderá.

De nuevo, para tirar con arco: "Cierra los ojos, y da en el blanco".

Papeles de un Traductor (II)
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