La Voz Judía


La Voz Judía
Esto es Iom Kipur: reencuentra tu mente clara
Por Rabino Moshe Grylak

Hace treinta años atrás tuve la siguiente conversación con un estudiante que estaba alejado del Judaísmo. El era un devoto de la tendencia de la presente era: elección libre, pensamiento libre –de hecho, “libre” en todo. Pero especialmente, libre de todo Judaísmo, lo que él, en su ignorancia creía que era una fe que llevada engrillados a sus adherentes.
“Yo no ayuno en Iom Kipur”, declaró.
“¿Por qué no?”.
“Yo no creo en todas esas cosas. Yo soy una buena persona, honesta. Ayunar en Iom Kipur es un acto puramente religioso y yo no soy religioso. Yo me autodefino como una persona libre que determina su propio modo de pensar y sus propias acciones. Una persona que forma sus opiniones de manera independiente, que planifica su propio destino en cada circunstancia específica. Yo sólo me rindo cuentas a mi mismo. Yo sólo le respondo a mi propia conciencia. ¿Soy claro?”
“Por cierto. Pero permíteme preguntarte una sola cosa: ¿cuándo piensas?”.
“¿A qué se refiere con eso de cuándo pienso?”
“Yo me refiero solamente a lo que esas palabras significan. ¿Cuándo piensas tus pensamientos?”.
“Discúlpeme. Yo pienso cuando necesito pensar. Yo soy un Homo Sapiens inteligente”.
“Sí, mi querido Homo Sapiens. Pero tú no has comprendido mi pregunta. Permíteme replantearla: ¿cuando crees ser un pensador, que estás pensando libremente?”.
“¿Y cuándo yo no estoy pensando libremente? Yo no comparto mi cerebro con nadie más, ¿no es cierto? ¡Por supuesto que yo pienso mis propios pensamientos!”.
“¿Cuáles, por ejemplo?”.
“¿A qué se refiere, por ejemplo?
Como cualquier otro ser humano yo pienso en todas las cuestiones a las que me enfrento desde que me levanto por la mañana hasta que me duermo a la noche. Por supuesto, los pensamientos inservibles también giran por mi cabeza, pero en general, mi cerebro hace un buen trabajo. La vida moderna es complicada y desafiante. Nosotros nos vemos enfrentados a cientos de decisiones todos los días, referentes a nuestros asuntos personales y a muchas otras cosas. Tal vez es de esto de lo que está hablando: es cierto que mi mente está preocupada con muchas situaciones que no dependen de mi. Yo estoy preocupado con el resquebrajamiento moral de nuestra sociedad. Yo tengo que pensar sobre la gran cuestión que nos plantea la actualidad: ¿debemos entregar tierras a cambio de paz, o paz a cambio de paz? Yo trato de llegar a una decisión independiente respecto a quién votar. ¿Deberíamos buscar un crecimiento económico en tiempos de crisis, o no? Paz ahora, guerra mañana, Khomeini y el terrorismo que circula desenfrenado por todo el mundo…”
“¿Y todos esos pensamientos son tuyos?”
“¿Por qué me sigue preguntando lo mismo? ¿De quién más podrían ser sino míos?”.
“De tus socios, mi amigo. De aquellos con quienes compartes tu cerebro”.
“¿Qué?”.
“Sí, de tus socios. De tus instintos, tus emociones, de todos los fluidos y glándulas que están en tu cuerpo. Ellos tienen un montón de socios en cada uno de tus pensamientos. ¿Y qué hay de la TV que miras? ¿Acaso no te ‘ayuda’ en tus pensamientos? Es algo sobre lo que vale la pena prestar atención: alguien ‘de afuera’ está dictándote lo que piensas y cómo responder a las situaciones actuales. Hasta tus hábitos fueron implantados dentro tuyo sin tu conocimiento, o incluso en contra de tu voluntad, y ellos tienen una voz dentro de tus pensamientos también. En resumidas cuentas, tú no estás solo. Tus pensamientos y decisiones están en buenas manos”.
“¡Usted me está insultando!”.
“Es posible. Pero es la realidad. Tú puedes probarlo por ti mismo. Empecemos con algo sencillo, hasta tonto…los fideos. No se si te gustan los fideos o no, pero claramente no eres tú el que decide que le gusten o no. Tal vez tu padre es de Italia y él te condicionó a que te gusten los spaghetti. O quizás tu madre te obligó a comer lokshen cuando eras pequeño y por eso hoy te vuelven loco. Es legítimo, pero vale la pena pensar que tu amor o tu odio por los fideos te fueron impuestos; que no fue una decisión personal tuya. ¿Cuántos cigarrillos fueron vendidos gracias a que la imagen ruda del Marlborough Man prendió en la mente de varias generaciones de varones? Esa propaganda hasta tiene el poder de cambiar tus valores.”
“Esa propaganda barata no tiene influencia sobre mi”.
“Muy bien. Yo se que tú te esfuerzas por superar esas cosas. Pero en verdad tú piensas que no influyen sobre ti. Los grandes expertos en publicidad –y los psicólogos sociales, también- tienen una visión menos positiva sobre tu espíritu independiente y tu libre pensamiento. Ellos creen que todos nosotros actuamos en función de esa propaganda, tanto si lo sabemos como si no. Hay libros que hablan de la industria de la publicidad y de los consumidores. Los expertos en publicidad saben incluso cómo hacer que tú creas que eres el único que decide sobre sus propios gustos, para comer, para dormir, o para qué candidato a presidente votar. Que ropa usar…”
“Esas son trivialidades. Pero cuando tengo que tomar decisiones importantes que verdaderamente afectan mi vida, yo creo que soy el único que lo decide”.
“¿Qué decisiones, por ejemplo? ¿Dónde vas a vivir? ¿Qué carrera vas a elegir? ¿Sobre política; amor? Si eres un doctor, por ejemplo, ¿la decisión de practicar tal o cual profesión es exclusivamente producto de tu racional pensamiento? ¿Acaso el sueño de tu madre de ver a su preciado hijo haciendo tal o cual cosa no tuvo ninguna participación en tu decisión? O el status que da ejercer determinada profesión; o lo que podrías ganar…¿a eso le llamas elegir con libertad?”
“En pocas palabras, lo que usted quiere es que yo ayune en Iom Kipur. De golpe yo tengo la total libertad de pensamiento. ¿Es eso?”
“Así es. Porque ayunar es pensar”.
“Oh, no! Ayunar es tener hambre”.
“No, trata de entender el concepto. En Iom Kipur tú tienes que pensar porque todo lo demás te está vedado. Por un mandamiento Divino estás privado de cualquier otra clase de actividad humana que pueda estimularte e interferir en tu proceso de pensamiento. Para estar alejado, en un nivel profundo, de todo el mundo exterior, están prohibidos todos los placeres sensoriales. De esa manera tú estás liberado de cualquier actividad que pudiera limitar tu espíritu. Tú estás en completa libertad para pensar”.
“¿No es esa una explicación ingeniosa? A mi me enseñaron que ayunar es una forma de arrepentimiento, de expiar nuestros pecados”.
“Hay algo de eso. Pero el principal propósito de la Torá es hacer que un día en el año sea diferente de los demás. El Rambam dice: ‘Hay una mitzvá positiva en Iom HaKipurim, y es evitar comer y beber’. Evitar algo no es arrepentirse de algo. El Rambam usa el término lishbot: cesar. En Iom Kipur nosotros cesamos toda labor, al igual que en Shabat. Y también cesamos de comer y beber. Ese es el concepto subyacente. Lo demás deriva de esto”.
“¿Y qué pasa después?”.
“De pronto tu estas solo contigo mismo. Y te ves desde un nuevo ángulo. Ni a través de tu profesión ni de tus relaciones sociales: sólo tú como realmente eres, con tus pensamientos libres de todo estímulo interior y de toda presión exterior. Tú te examinas a ti mismo completamente. Y entonces comienzas a sentir que emergen los pensamientos reales, sobre quién realmente eres tú”.
“Y al terminar el ayuno, ¿tú eres un hombre libre en el cosmos?”.
“En alguna medida lo es. No obstante, el encuentro directo contigo mismo te brinda un renovado deseo de luchar por tu libertad de pensamiento. Hay un mayor deseo de poner la mente conciente a controlar las emociones y las influencias de todo tipo de publicidad u otro estímulo que constantemente te crean una trampa. Iom Kipur es como un rayo de luz en la oscuridad. Como si una persona estuviera perdida en un oscuro bosque y de repente la escena se llenara de luz por unos segundos. Lo suficiente como para ayudarlo a encontrar su camino para salir de la selva. Iom Kipur es como iluminar la oscuridad todo el resto del año. Lo que nosotros hacemos en Shabat es ‘parar el mundo para bajarnos de el’. Nos alejamos del mundo y establecemos una actitud fresca, balanceada y saludable hacia el. En Iom Kipur, sin embargo, nosotros “nos excluimos del mundo” de la manera más decisiva posible. Cortamos el contacto con todos los estímulos sensoriales, enviamos de vacaciones por un dia toda nuestra actividad humana. Silenciamos todos nuestros instintos. Y todo esto nos ayuda a sacarnos las grillas de nuestro pensamiento; nos permite tener un encuentro crítico y crucial con nuestro verdadero yo. Pregúntale a cualquiera que haya realizado una adecuada experiencia de Iom Kipur”.
…Y para todos ustedes, mis amigos:¿cuándo harán algo por su libertad y su beneficio, ‘excluyéndose del mundo’ en Iom Kipur?.

 

La tribuna Judía 54

Redacción y Administración: Lavalle 2168 Of. 37 ( C.P. 1051) de 15.30 a 18.00 Hs.
Tel.: 4953-7132 / Telefax.: 4961-0954

Tribuna Judía
Una voz que ahonda en las raices judías

Aparece quincenalmente
Director: Prof. Pedro E. Berim
Diseño y Diagramación: Luminaria Design

Propietario
Unión de Israel en la argentina (U.D.I.)

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual #187.257