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Sr. Director:
Un amigo cercano está atravesando por momentos de mucha dificultad y se está cuestionando su propia fe. El se niega a hablar sobre ello y yo sé que es un ávido lector de vuestro periódico.
Si usted publicara lo que escribo más abajo lo antes posible y en forma anónima, el probablemente lo lea y encuentre solaz en esas palabras.
Creer en Hashem requiere un gran coraje.
En momentos de desasosiego cuando estás encerrado entre murallas;
En el momento más oscuro de la noche, cuando te parece que la luz del día nunca llegará;
En la parte más íntima de tu corazón, tú llevas una carga que parece explotar dentro tuyo.
Tú gritas pidiendo ayuda pero nadie escucha tu voz.
Tú lloras y nadie viene a secar tus lágrimas.
Tú no tienes a nadie a quien dirigirte, y nadie se dirige a ti.
Comprende que Hashem nunca nos pondría frente a un problema que no podamos superar.
Hashem nos disciplina con justa piedad y El espera que nosotros tengamos fuerzas para enfrentar la adversidad.
Nosotros estamos lejos de ser perfectos, y Hashem lo sabe y admite nuestras imperfecciones.
Hashem es un padre piadoso que nunca nos pedirá más de lo que nosotros podamos soportar.
Y cuando Hashem nos castiga, incluso por la conducta más intolerable, lo hace con comprensión, con compasión y, por sobre todas las cosas, perdonándonos.
Hashem seca tus lágrimas sin que nunca te des cuenta y guarda esas preciosas gotas para siempre.
Hashem está cerca de ti, sosteniendo tu mano.
Si tú tienes el coraje de seguir creyendo en Hashem,
El te dará las fuerzas no sólo para superar la adversidad, sino para vencerla completamente…
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