La Voz Judía


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Matrimonios mixtos: No pongamos el carro delante del caballo

A lo largo de nuestra trayectoria periodística ciertos temas han sido motivo recurrente de notas y comentarios debido a la implicancia que tienen para la continuidad judía, entre los cuales el más relevante es el proceso asimilatorio al medio circundante, con la consecuente pérdida de la observancia de las leyes y tradiciones que distinguieron al pueblo judío a lo largo de los milenios.
Proceso este que, en cierta medida, logra frenarse gracias al intenso trabajo de rabinos y estudiosos que se dedican a enseñar la riqueza de nuestra cultura ancestral basada en la Torá a jóvenes, y no tan jóvenes, ávidos de conocer sus orígenes, logrando que formen parte lo que genéricamente se denomina el movimiento de los Balei Teshuva, retornantes.
Decimos esto pues en cada una de las reiteradas oportunidades que tratamos esta temática tuvimos que responder, y en muchos casos corregir, las posturas de quienes intentando encontrar una solución para aquellos que deben enfrentar la realidad de un matrimonio exogámico, popularmente denominado “mixto”, de un familiar y/o un amigo, plantean que se deben aceptar las conversiones al judaísmo que no cumplen con los requisitos establecido por la Halajá (Ley Judía) que efectúan rabbis liberales (conservadores y reformistas).
También hemos refutado a quienes, en los últimos años, afirman directamente que se los debe integrar a la comunidad sin ningún requisito, en especial a los hijos de los matrimonios exogámicos, o propugnan que se considere judío a quien se autodefina como tal.
En cada una de estas situaciones aquellos que patrocinaban el abandono de la Halajá, que establece taxativamente que judío es el nacido de madre judía o convertido de acuerdo a las disposiciones halájicas, lo hacían – en su gran mayoría – afirmando que el mundo cambió y había que adaptar la Halajá a la modernidad, llegando en ciertos casos a considerar a los rabinos de ser muy “duros” por no aceptar sus propuestas y seguir respetando la codificación legal judaica.
Pero he aquí que hace unos días hemos leído el mensaje publicitario de una institución que se denomina “Centro Mundial de Matrimonios Mixtos”, en el cual se acusa a los rabinos de ser los causantes de la “extinción demográfica de los judíos”.
El aviso en cuestión esta destinado, pues así lo indica su texto, a “judíos/as casados con no judías/os” y dice textualmente los siguiente: “El continuar rechazando a los hijos/as de los matrimonios mixtos, como promueven los Rabinos ortodoxos, está produciendo el actual proceso en el mundo de extinción demográfica de los judíos. Defienda la continuidad judía apoyando nuestro derecho a ser judíos”, indicando a continuación una página en Internet en español y otra en inglés donde se encontrará información, e informando que el coordinador general es el licenciado Naum Kliksberg.
No conocemos a Naum Kliksberg, debido a lo cual ingresamos a la página Web y allí encontramos su curriculum, el que informa que es licenciado en psicología y sociología, profesor universitario, asesor de diversas universidades y gobiernos, conferencista, autor de libros y artículos sobre la temática de los matrimonios “mixtos”, pedagogía universitaria, métodos pedagógicos para el desarrollo y la creatividad de la inteligencia humana y sobre “los procesos bio-químicos en el cuerpo que producen mejoras inesperadas en la salud en personas con enfermedades graves”.
De esta información deducimos que el licenciado Naum Kliksberg posee una amplia cultura universal, aunque no podemos decir lo mismo sobre sus conocimientos judaicos pues en la reseña biográfica nada figura al respecto, aunque sí que estuvo en Israel y allí también asesoro a personalidades políticas y universitarias.
Debido a lo antedicho nos extraña de sobremanera su acusación a quienes llama “Rabinos ortodoxos”, pues los acusa justamente de lo contrario los rabinosv, y demás observantes de la Halajá sostienen: la necesidad de asegurar la continuidad judía en base a los milenarios valores que distinguieron al judaísmo del resto de los pueblos del mundo y le permitieron sobrevivir a lo largo de milenios pese a los infinitos intentos de hacerlos desaparecer.
Uno de los artículos del licenciado Naum Kliksberg, de los varios de su autoría que están subidos a la página Web, está dedicado a difundir noticias difundidas por medios de prensa en las cuales los rabinos ortodoxos efectúan pedidos o establecen medidas que los ubican como fundamentalistas religiosos e intolerantes con quienes no lo son. En uno relacionado con la cantidad de matrimonios mixtos entre los judíos afirma que en las principales comunidades judías del mundo los matrimonios mixtos están en el orden del 70% y que dentro de dos décadas llegarán a ser el 90%. En otro se refiere a la prohibición de conversiones en la Argentina realizada por el Gran Rabino Shaul Sutton, afirmando “Esto demuestra el desprecio total por lo que pudieran pensar, desear y decidir las próximas generaciones, y por el daño que causaría a miles y miles de personas en el futuro, incluso a niños”.
Pero quizás el texto más impactante sean unas frases incluidas en “Que dicen quienes rechazan y discriminan a los matrimonios mixtos y a sus hijos/as”. Las mismas dicen lo siguiente: “En todas las comunidades judías del mundo, un sector muy poderoso económica y políticamente, el de los Rabinos ortodoxos, fomenta. Lo cual crea una relación conflictiva entre los matrimonios mixtos y las comunidades judías, motivo principal por el cual la mayoría de ellos y de sus hijos/as se aleja del judaísmo, lo cual está produciendo en el mundo un acelerado proceso de extinción demográfica de los judíos. Cuando se les pregunta a los Rabinos ortodoxos: ¿cual es el fundamento actual de su rechazo, que está promoviendo la discriminación a millones de personas, y poniendo en serio peligro la continuidad del pueblo judío?, las respuestas que dan los Rabinos son indefendibles, no resisten el mínimo análisis, como si ellas cumplieran la función de evitar el tema y no profundizar en el (…) En este texto se expone un trabajo de investigación que demuestra, con pruebas concluyentes, que el principal, real y poco conocido motivo de muchos Rabinos ortodoxos, es la fantasía psicológica religiosa que tienen de que quien es judío/a nace con un “alma distinta” del alma que tienen quienes no son judíos/as.
Para tener ese “alma judía” es indispensable nacer de vientre de madre judía, ya que ella es la única que transmite ese “algo”. Ese “Elemento Diferenciador” no lo tiene una madre no judía, aunque el padre de su hijo/a sea un hombre judío”.
De estas frases se desprenden varias cosas que deben ser tenidas muy en cuenta por quienes estén interesados en conocer el pensamiento del licenciado Naum Kliksberg, y que es nuestra obligación expresar a fin de que personas que, como decimos más arriba buscan una solución para el o los problemas de matrimonios mixtos existentes en su familia no difundan los tendenciosos, y en ciertos casos errados conceptos que en esta página difunde.
En primer lugar es evidente la aversión hacia los “rabinos ortodoxos”, a quienes califican integrando “un sector muy poderoso económica y políticamente”, que nos lleva a pensar en la manera en que algunos textos antisemitas califican a los judíos, considerándolos un grupo corporativo. Quienes conocen la realidad comunitaria judía saben que no es así, que los rabinos no conforman ningún grupo corporativo, que cada uno de ellos actúa en forma independiente siguiendo los lineamientos establecidos en la Torá y especificados en la literatura tradicional.
Afirmar que los rabinos fomentan “constantemente el rechazar y discriminar a los matrimonios mixtos y a sus hijos/as” debido a “que quien es judío/a nace con un “alma distinta” del alma que tienen quienes no son judíos/as”, es volver a caer en uno de los tantos slogans antisemitas pero también desconocer algo fundamental: que el judaísmo acepta la conversión, por más que no la promueve, reconociéndole al converso los mismos derechos y obligaciones que al hijo de madre judía a la vez que establece la prohibición de recordarle al converso su origen no judío; y si esto fuera poco de acuerdo a lo establecido por nuestra ancestral tradición el Mesías pertenecerá a la casa de David, quien a su vez desciende de Ruth la moabita, que luego de enviudar decidió acompañar a su suegra Naomí y formar parte del Pueblo de Israel.
Reconocemos que cada individuo tiene el derecho de elegir con quien se casará y tendrá hijos y si bien no es de nuestro agrado, sabemos que cada día son más los judíos y judías que deciden hacerlo con no judíos, y que posiblemente el licenciado Naum Kliksberg tienen razón cuando afirma que en la actualidad la cantidad de matrimonios exogámicos ronda el 70%, y que esto afecta la continuidad judía pues su cantidad, demográficamente hablando, no aumenta al mismo ritmo de quienes deciden abandonarlo. Pero de ahí a pretender acusar a quienes intentan asegurar la continuidad judía de ser los culpables de esa disminución es, como dice el refrán popular, poner el carro delante del caballo.
La disminución demográfica se produce tanto por la falta de natalidad, pues fuera de las familias observantes de la Halajá, ortodoxas, son muy pocas las que - si deciden tener hijos - tengan más de dos y por otro por la gran cantidad de judíos que deciden abandonar el judaísmo casándose y teniendo hijos con no judías.
Además en los Estados Unidos ya se demostró estadísticamente que los hijos de los matrimonios exogámicos por más que sean aceptados como judíos en las comunidades liberales (conservadoras y reformistas) al momento de elegir su pareja, mayoritariamente lo hacen con no judíos, tan es así que no son pocos los edificios de sinagogas reformistas, y también algunas conservadoras, que fueron vendidas como consecuencia de que la cantidad de miembros regulares se redujo considerablemente en los últimos 20 y 30 años debido a que los hijos y los nietos decidieron abandonar el judaísmo, aunque también se han producido infinidad de casos que buscando sus orígenes se integraron a comunidades observantes de la Halajá, ortodoxas, convirtiéndose en Balei Teshuvá

 

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