La Voz Judía


La Voz Judía
EL ESTADO DE ISRAEL Y TISHA BEAV
Por Rabino Dr. Jacob Avigdor

Muchos de nosotros nos preguntamos hoy en día: ¿El actual Tisha Beav qué significación tiene? ¿Qué nos enseña? ¿Qué pretende? Si tenemos un estado judío, si logramos la realidad de una Medinat Israel, entonces ¿por qué y para qué seguimos todavía hoy penando?
Pero el duelo judío es completamente distinto al duelo de otros pueblos del mundo. No sólo en la vida cotidiana nos mantenemos aislados de otros pueblos, sino también en nuestras alegrías y en nuestras penas. El duelo judío tiene diferente expresión y diferente contenido del duelo de otros pueblos y naciones. Los psicólogos no logran explicarse qué es el significado del duelo. Es el duelo signo de debilidad y de desamparo, a lo contrario: duelo más bien es un signo de fuerza y heroísmo. La generalidad acepta que el duelo es el arma del débil. El fuerte no se lamenta, el fuerte lucha. La teoría podrá ser cierta en relación con los demás pueblos del mundo, pero no así en relación con los judíos. Nuestro duelo siempre fue el arma más poderoso de nuestra resistencia, el arma más poderoso para la perpetuidad de nuestra lucha contra la desaparición.
Días excepcionales de un pueblo expresan el espíritu del mismo y su carácter nacional. Días tristes como días alegres de un pueblo reflejan las particularidades de éste. De igual manera que en un individuo particular, se puede también reconocer un pueblo, según sus circunstancias y su estado de ánimo, cuándo está alegre y cuándo está triste. En cierto modo es más posible reconocer las características de una persona, en un momento de duelo o tristeza, que en un momento de alegría. Nuestro gran sabio Kohelet dijo: "Es mejor ir a una casa enlutada que a una casa alegre." La forma en que los judíos en Tisha Beav penaron por las destrucciones, ha demostrado que esto nunca había sido una simple ceremonia, sino que más bien fue un duelo sincero y profundo. No una vez tenemos ocasión de observar un duelo entre personas modernas, ya sea gentiles o judíos. Honran a los caídos o muertos, levantándose de sus asientos, se cubre parte de las paredes con lienzos negros, la música interpreta una marcha fúnebre, y se pronuncian discursos luctuosos. Cada uno de los que presencian tales actos luctuosos, siente que todo eso no es más que una insípida ceremonia obligada. Contrario resulta el luto judío de Tisha Beav. Cuán inmensamente más profundo resulta el sincero dolor que emana el corazón judío cuando se sienta, en la noche de Tisha Beav, sobre el suelo, para pronunciar el Eija y cantar las viejas y dolorosas melodías de los Kinot! No una copa, sino un mar entero de lágrimas brota del canto. Sin tomar en cuenta el hecho de que tenemos ahora un estado judío, los judíos de todo el mundo desahogarán sus corazones en Tisha Beav, leyendo Meguilat Eija y pronunciando los Kinot. Se lamentarán por todas las desgracias que han vivido en su largo exilio. De ninguna manera disminuye con eso el gran milagro que se realizó ante nuestros ojos, del surgimiento de Medinat Israel. No deseamos ni podemos olvidar el largo camino de dolor y sufrimiento, de desgracia e infortunio, que padecimos durante los dos mil años de diáspora.
Tisha Beav nos recuerda también, que por causa de nuestros propios pecados hemos sufrido nuestras destrucciones, y eso nos enseña también que las fuerzas sobrenaturales que nos ayudaron a soportar todos los sufrimientos, todas nuestras desgracias y dolores, esas mismas fuerzas son, para nosotros, a la vez muy estrictas. Cuando hoy en día nosotros volvemos a Eretz Israel, de seguro no es debido a nuestras cualidades, que no poseemos, sino debido a los grandes infortunios que nos persiguen. Eretz Israel nos ha sido devuelta, pero sólo con una condición: si hemos de comportarnos bien, floreceremos allá. Si hemos de comportarnos mal, D-s nos guarde, seremos expulsados otra vez. Tisha Beav nos recuerda al mismo tiempo, que nuestro mayor enemigo se encuentra precisamente dentro de nosotros mismos. En nosotros mismos existen fuerzas que nos empujan hacia el camino ruinoso, y es necesario que siempre nos cuidemos de ellas.
Eretz Israel es una excepción entre los demás países del mundo, y el pueblo judío es una excepción entre los demás pueblos del mundo. Los judíos se distinguen de entre otros pueblos, y no podemos permitirnos los errores y pecados que otros cometen. El mundo nos observa. Cada paso que damos es vigilado con curiosidad, así por nuestros enemigos como por nuestros amigos. Si no podemos ser ejemplo de verdadera justicia y conciencia, no hay razón para nuestra existencia en un país que se encuentra rodeado de enemigos como lobos feroces.
La fecha de Tisha Beav, nos revela mucho hasta hoy en día. Tisha Beav es el día de las mayores destrucciones de nuestro pueblo. En ese día fue arrasado el primer Gran Templo, en el año 3383 de nuestro calendario y 422 años antes de la Era Cristiana. Luego de 490 años después, en el mismo día fue arrasado el segundo Gran Templo, y con ello fue exterminada la independencia nacional judía y comenzó para el pueblo judío el trágico exilio que duró cerca de dos mil años.
Es notable que setenta años después de la destrucción del segundo Gran Templo sucedió un gran levantamiento de la juventud judía contra el Imperio Romano. El levantamiento fue entonces organizado por el famoso héroe judío de nombre Bar-Kojba. El héroe judío logró grandes victorias sobre el ejército romano. La historia sabe relatar maravillas de los episodios heroicos de los rebeldes, pero desgraciadamente en Tisha Beav cayó la fortaleza de Bar-Kojba, la ciudad de Beitar, y cerca de un millón de judíos fueron entonces aniquilados. En el "Talmud Ierushalmi", se cuenta que los caballos romanos trotaban en ríos enteros de sangre judía. Y esa gran tragedia sucedió en Tisha Beav.
Y con eso no ha terminado. Uno de los acontecimientos más trágicos de la historia de la diáspora judía, en la Edad Media, la expulsión de los judíos de España, también tuvo lugar en el mismo día, en Tisha Beav de 1942. 300.000 judíos, entre ellos ancianos encorvados, viejos y mujeres con niños de pecho en sus brazos, descalzos y desnudos, despojados de sus bienes, torturados y martirizados, vagaban sobre caminos desconocidos, buscando encontrar un nuevo hogar, un techo sobre sus cabezas.
Quien sintió en carne propia la última masacre europea, la mayor destrucción de la historia judía, cuando viles bestias y asesinos segaron las vidas de 6 millones de nuestro pueblo, sabe, que los primeros transportes de judíos a las cámaras de gas, tuvieron lugar en el mes de Av del año 1942. De Drohobich y Borislav fueron entonces enviados, en la primera acción nazi, a Belsen, cerca de diez mil judíos.
Es claro que también la última destrucción fue un resultado directo de aquellos choques que los judíos sufrieron por ser judíos, por ser el eterno pueblo de Israel, y debemos preguntarnos: ¿Por qué casi todas las desgracias sucedieron precisamente en los días de Av, en las así llamadas "tres semanas", desde el 17° día del mes de Tamuz, hasta el 9° día de Av?
Nuestros sabios explican: que todas esas desgracias son consecuencia de propios pecados judíos. Los primeros pecados que los judíos cometieron como pueblo, fueron en el desierto, cuando crearon un becerro de oro y se hincaban ante él. Ora el pueblo se elevó muy alto hasta el Monte Sinaí y la Torá, y repentinamente descendió hasta el abismo más hondo, hasta la idolatría. Ora habían todos a la vez exclamado "Naasé Venishmá", todo lo que D-s ordena obedeceremos, y ya bailan alrededor de un becerro de oro, exclamando que ese es el D-s que los liberó de Egipto.
La terrible historia nos enseña una gran teoría en la psicología humana. Los hombres son aptos para elevarse y llegar a ser mejores y más nobles. Pero también son capaces de descender a ser peores y más rudos. Pueden avanzar y pueden también retroceder. Pueden ir cuesta arriba por el camino de buenas costumbres, moral y nobleza, o bien pueden repentinamente rodar hacia abajo, hasta el peldaño más bajo del pecado. Aquí esta un pueblo recibiendo la Torá, y aquí baila ante el becerro.
A causa del becerro de oro, ante el cual los judíos entonces se hincaban, fueron quebrantadas las Tablas de Moisés, dadas en el Monte Sinaí, y sucedió esto a fines del mes de Tamuz, en los días de las tres semanas.
Cada vez que los judíos abandonan su camino de los mandamientos, cada vez que los judíos se desobligan de la carga de la Torá, con castigados con destrucción. Pero lo notable es que ningún pecado puede desviar al judío de su camino, únicamente el pecado del becerro de oro, y de servirlo. Tan pronto como el judío adquiere parte de ese oro, comienza a desligarse poco a poco del judaísmo. Tisha Beav le recuerda por esto al judío su primer pecado del becerro, y todas las desgracias que sucedieron en esos días, como castigo por su propio pecado.
Cuando los judíos se reúnan en los templos y sinagogas en Tisha Beav para decir Eija y los Kinot, deberán recordar dos cosas: Destrucción y Redención. Los judíos deberán llevar en su mente el largo y amargo exilio que llegó como consecuencia de la destrucción. Los judíos deberán recordar también el recién surgido Estado de Israel y los peligros que amenazan hoy en día el joven estado. No debemos olvidar ni un solo instante las causas que motivaron la antigua destrucción. Las pugnas y discordias entre los grupos y partidos que con dos mil años atrás llevaron al aniquilamiento de nuestra independencia nacional. Llorando por las destrucciones de antaño deben los judíos tomar la firme resolución de no permitir la envidia ni la enemistad, ni la división, que llevan en sí la semilla de desgracias y destrucción. Igual como, al gemir por la destrucción en Tisha Beav, solíamos llegar a pensar en la redención y solíamos cubrirnos de una coraza de valor y esperanza para trabajar por la redención nacional, así debemos en nuestro duelo, llegar a la idea de evitar las causas que llevan a la destrucción y aniquilación. Entonces el lamentarse por la destrucción tendrá el verdadero significado de aprender del pasado para el futuro.

 

Nro 414 Elul 5767 - Julio de 2007

Redacción y Administración: Lavalle 2168 Of. 37 ( C.P. 1051) de 15.30 a 18.00 Hs.
Tel.: 4953-7132 / Telefax.: 4961-0954

Tribuna Judía
Una voz que ahonda en las raices judías

Aparece quincenalmente
Director: Prof. Pedro E. Berim
Diseño y Diagramación: Luminaria Design

Propietario
Unión de Israel en la argentina (U.D.I.)

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual #187.257