La Voz Judía


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La parasha semana a semana
Parashat Matot - El Judío Errante

Por el Rav Iehuda Appel



Cualquier botánico te dirá que el "cordobán" - llamado en inglés "judío errante" es una especie de planta única que - aunque se le dé un sustento mínimo - crecerá y se esparcirá. Similarmente, si cortas sus raíces y las plantas en otra tierra, se regenerará y comenzará de nuevo.

Este seudónimo para esta planta, por supuesto, se debe a la habilidad del pueblo judío de adaptarse a ambientes y condiciones variadas. "El deambular" es de lo que se ha tratado la historia judía. Los patriarcas y matriarcas eran nómades. La nación judía fue moldeada en Egipto y también mientras deambulaba por el desierto del Sinai (y fue la única nación que ha establecido su identidad mientras deambulaba fuera de su tierra madre), y durante los últimos 2000 años ha deambulado por el mundo.

La doble parashá de esta semana, Matot - Masé, detalla el viaje del pueblo judío por el desierto del Sinai. No menos de 42 localidades son nombradas como estaciones en el viaje del pueblo a través de los 40 años en el desierto.

Sin embargo, los viajes han sido tema de algunos malos entendidos. De hecho, los comentaristas explican algunos temas fascinantes sobre estos viajes. Primeramente, ¿por qué la Torá se toma el trabajo de mencionar los nombres de las 42 estaciones? Más aún, ¿por qué la Torá dice: "Escribió Moshé sus salidas para sus viajes de boca de D'os; y estos son sus viajes de acuerdo con sus salidas" (33:2)?

Los comentaristas explican que el número 42 alude a las 42 letras místicas del nombre de D'os. Esto indica que el pueblo judío adquirió una conciencia espiritual más grandiosa a medida que iba viajando por el desierto. El Jatam Sofer, un gran sabio del siglo XIX, ofrece algunas explicaciones: en Kivrot Hataavá (literalmente "tumbas del deseo"), ellos aprendieron a enfrentarse con sus deseos. En Jatzerot (literalmente "patios"), ellos entendieron el concepto de que este mundo es un patio que antecede al mundo venidero. Y así, toda la experiencia del desierto fue un viaje de crecimiento, en el cual incorporaron nuevas visiones en la conciencia colectiva judía.

Rabí Shimshón Rafael Hirsch sugiere que la diferencia lingüística entre "sus salidas para sus viajes…" y "sus viajes de acuerdo con sus salidas", refleja diferentes actitudes entre los judíos de ese tiempo. Para algunos, el propósito de "salir" era "para viajar" - a una meta de nuevo crecimiento. Para otros, el propósito del "viaje" era simplemente "salir" - para aliviar el desafío de la condición en la que estaban.

El Sefat Emet, un gran sabio jasídico del siglo XIX, explica que cada una de esos 42 lugares ofrecieron un desafío único para el pueblo judío. En cada lugar, los judíos tenían que lograr un tikún específico, una reparación espiritual. Así como el acontecimiento de salir de Egipto tuvo un significado eterno, así también el pueblo judío pasó desafíos en cada una de las 42 estaciones!

El Sefat Emet, explica que todos nosotros tenemos varias estaciones - buenas y malas - a lo largo de nuestro viaje por la vida. Cada uno tiene su único propósito y desafío. Y cada una de esas estaciones puede ayudarnos a lograr reparar lo que debemos arreglar en nuestras almas.

Mientras nos embarcamos en las distintas travesías que conforman el tapiz de nuestras vidas, es importante mantenernos enfocados en las excitantes metas hacia donde nos estamos encaminando. De esa manera, con la ayuda de D'os, encontraremos la fuerza y el coraje de enfrentarnos a la miríada de desafíos que la vida nos puede presentar.

 

La Voz Judía nro. 435

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