La Voz Judía


La Voz Judía
La furia del Islam
Por Ban Jaim

La difusión en una publicación danesa de unas caricaturas del profeta Mahoma provocaron una tormenta de furia en los adeptos al Islam en toda Europa, quienes ganaron las calles de a millares, provocaron desmanes de todo tipo, portaron pancartas repudiando a todo el mundo no islámico, sin olvidar hacerle lugar también a su eterno odio antijudío y antiisraelí. El vendaval duró varias semanas y se extendió como reguero de pólvora. Apenas producido el “ofensivo” hecho –sobre el cual vale la pena aclarar que aún sin tener ninguna responsabilidad, Dinamarca pidió disculpas de mil formas diferentes- el mundo entero “se conmovió” por lo que consideró un acto intolerable de ofensa a la sensibilidad del mundo musulmán, repudió la publicación de las caricaturas y se solidarizó con las víctimas de la denigración.
Casi simultáneamente con el episodio de las caricaturas de Mahoma –todo ello ocurrió en medio del invierno europeo y el verano porteño- llegó la noticia del brutal asesinato del joven judío Ilan Halimi, ocurrido en Paris. El joven Halimi de 23 años de edad, había sido capturado por una banda denominada “la banda de los bárbaros”, formada por jóvenes provenientes de Africa, en su mayoría musulmanes, que pretendía cobrar un rescate por devolverlo con vida, pero al no lograrlo lo torturaron vilmente y terminaron provocándole la muerte. En sus comienzos las autoridades francesas desmintieron que el hecho tuviera un carácter de antisemitismo, y lo mismo declaró el jefe de la banda, Sin embargo, el tío de Ilan declaró que cuando los secuestradores lo llamaban por teléfono para pedirle el dinero del rescate, escuchaba los gritos de su sobrino al que los torturadores le infligían quemaduras mientras recitaban en voz alta los versos del Corán. Y también trascendió que en el lugar donde estuvo encerrado el jóven se encontró documentación de una organización de apoyo a la causa palestina.
Para que no queden dudas, los autores de semejante horror, fueron jóvenes musulmanes que decían creer que la familia de Ilán les desembolsaría todo el dinero –o que en su defecto, lo harían los demás miembros de su comunidad- puesto que se guiaban por el prejuicio que dice que “judíos es igual a dinero”, es decir que ellos tendrían toda la plata del mundo.
El deplorable episodio vino a coronar una interminable y constante serie de agresiones de carácter antisemita que la comunidad judía de Francia no cesa de repudiar, sin encontrar hasta el momento el eco necesario. Incluso poco tiempo antes del hecho que tuvo como víctima a Ilan Halimi, una mujer judía también parisina fue brutalmente asesinada en presencia de su hija por otro musulmán, pero la noticia no salió en ningún diario importante de Francia. Y dos años atrás, un discjockey parisino de 23 años de edad, llamado Sebastien Selam, que se dirigía al trabajo desde el departamento de sus padres, fue asaltado por su vecino musulmán Adel, quien le dio varias cuchilladas en la garganta hasta prácticamente decapitarlo, y le sacó los ojos, subiendo después las escaleras del edificio saltando y gritando, empapado en sangre: “¡He matado a mi judío. Iré al cielo!”
Pero da la sensación de que en esta oportunidad Francia no pudo menos que acusar el impacto del flagrante delito cometido contra Halimi, luego de que llovieran expresiones de repudio de todas partes del mundo y que la comunidad judía de Francia organizara, junto a personalidades políticas y religiosas, una multitudinaria manifestación a la que acudieron varias decenas de miles de personas de todos los credos –inluyendo algunos representantes de organizaciones musulmanas, como la Asociación de Amistad Judío Musulmana y los Musulmanes de Francia-. En la misma estuvieron presentes el ministro del Interior Nicolás Sarkozy (quien al principio sostenía que el episodio carecía de carácter antisemita), el escritor Marek Halter, el cardenal Jean Marie Lustiger, el ex primer ministro Lionel Jospin, el alcalde de París Bertrand Delanoe, el canciller Phillipe Blazy, e incluso integrantes del Frente Nacional, el partido del líder xenófobo Jean Marie Le Pen (aunque sin su presencia) y del Movimiento Nacional por Francia de Phillipe de Villiers, quien fue corrido por los organizadores de la marcha al grito de “racista”.
El líder de la banda que secuestró y mató a Halimi fue detenido en Costa de Marfil, y hay otros 13 detenidos.
Cabe la pregunta acerca de si Francia reaccionará de ahora en más ante el flagelo que la invade o si seguirá cerrando los ojos y bajando los brazos – como ya lo hizo tantas veces en el pasado con la comunidad judía de allí y con los judíos de Israel - temerosa de que cualquier tipo de medida pueda volver a desatar una tormenta similar a la que sucedió no hace mucho tiempo con los jóvenes musulmanes de los barrios bajos de París, que salieron a provocar incendios de autos, escuelas, etc., como forma de “protesta” ante su situación social de desplazamiento.
Cuando algo despierta la ira del Islam, como fue el caso de las caricaturas de Mahoma, la respuesta puede ser totalmente desmedida, masiva y desfocalizada, como fue lo que ocurrió en este verano. Por eso sus “razones” dejan de ser “razonables” cuando se desatan su hostilidad y su hostigamiento contra quienes no tienen más responsabilidad, en los hechos que los ofendieron, que ser parte del mundo que no quiere posternarse ante la ley del Islam.

 

Nro 385 Adar 5766 - Marzo de 2006

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