La Voz Judía


La Voz Judía
Antisemitismo 2005
Por Ben Jaim

El pasado 27 de enero se conmemoró en todo el mundo el 60º. Aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz; también en la Argentina diferentes organizaciones judías llevaron a cabo actos recordatorios. La DAIA, por su parte, rindió tributo a las víctimas de la Shoáh y emitió un extenso comunicado en el cual alertó sobre “el resurgimiento del antisemitismo, muchas veces disfrazado de antisionismo” exigiendo a los gobiernos tomar “como verdaderas cuestiones de estado la lucha contra este flagelo”. Y es que hoy, a sesenta años de la liberación de Auschwitz y a poco de cumplirse igual aniversario de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, el flagelo del antisemitismo sigue recorriendo el mundo adquiriendo una forma preocupantemente activa en algunos paises de Europa.
Oculto tras el manto del antisionismo- antiisraelismo, o de las simpatías hacia el pueblo palestino, en España abundan las expresiones antijudías difundidas a través de los medios con una libertad pasmosa: artículos periodísticos, caricaturas y declaraciones de políticos e intelectuales reconocidos, etc.
En ese sentido resultan también exasperantes las opiniones del escritor Premio Nobel Saramago, comparando Auschwitz y el Holocausto con la presunta opresión impuesta por los israelíes al pueblo palestino.
En Francia se ha incrementado a tal punto la violencia racista y antisemita – de 833 casos en 2003 a 1.513 en 2004 – que parece haber despertado la conciencia de las autoridades; es el caso del Ministro del Interior Dominique de Villepin, quien se ha propuesto disolver por decreto ley los grupúsculos de extrema derecha neonazis que reunen en Francia a unos 3000 individuos. A posteriori se tomarían otras medidas tendientes a reprimir cualquier intento de reconstrucción de tales bandas. Cabe recordar que en Francia vive una comunidad judía de 600.000 almas aproximadamente, y que de las cifras expuestas como casos de violencia, el 60% fueron de carácter antisemita. Diversos hechos de vandalismo tales como profanaciones a cementerios judíos, actos de intolerancia religiosa y agresiones físicas contra miembros de la comunidad judeofrancesa fueron noticia durante el año 2004.
En Inglaterra, tras la ofensiva fantochada del príncipe Harry quien a modo de disfraz vistió una remera con una svástica impresa hace algunos meses, otra polémica se suscitó cuando el alcalde de Londres Ken Livingstone se negó a pedir disculpas a un periodista judío al que comparó con “un guardián de un campo de concentración”. Pero, como si esto fuera poco, el pasado 4 de marzo calificó al primer ministro israelí Ariel Sharón de “criminal de guerra que debería estar en prisión y no en el poder” en un artículo publicado en el diario The Guardian. Allí también declara que “la expansión de Israel incluye limpieza étnica”. Como es de suponer, tales manifestaciones han provocado una enorme tensión en la comunidad judía londinense.
No deja de ser vista con preocupación la situación de la comunidad judía de Holanda, pais en el que tras el brutal asesinato del cineasta Theo van Gogh, quien era un crítico de los fundamentalistas islámicos, y dado el gran crecimiento de la inmigración musulmana, se ha producido en la población general de clase media una fuerte tendencia migratoria hacia paises como Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Y llegando a nuestro continente, no menos preocupadas están las comunidades venezolana y nicaragüense. La primera, a raiz de un hecho producido a finales de 2004, cuando a través de una orden emanada de una fiscalía que investigaba la presunta participación de un miembro de la comunidad judía en el reciente intento de golpe contra el gobierno de Hugo Chavez, se allanó la sede del colegio judío en Caracas, en horas de presencia escolar, provocando escenas de verdadero pánico. La segunda, por cierta prédica judeofóbica que estarían llevando a cabo el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y otros líderes del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en una disputa por posiciones políticas con un ex alcalde de origen judío. Los comentarios a los que recurren son del estilo de “los Judas pueden terminar ahorcados” o “el peligro de los levitas”, aludiendo al mencionado político de apellido Lewites.
También en Argentina fueron denunciados nuevos hechos de antisemitismo, algunos con características particularmente destacables por no haberse registrado otros similares al menos en varias décadas.
Hacia fines de enero, un sábado por la mañana aparecieron pintadas antisemitas y svásticas de hasta 2 metros de diámetro, en la fachada del Centro Israelita Ramos Mejía, ubicado en el partido de Morón. También se diseminaron panfletos insultantes hacia las víctimas del Holocausto, en los que se refieren al mismo como el “holocuento”, desmintiendo que hayan existido 6.000.000 de víctimas judías. Al final del panfleto aparecen impresas las siglas del saludo nazi “HH”. La policía logró detener a dos de los sujetos que realizaron el ataque, quienes fueron remitidos a la comisaría 5ª de Morón, pero recuperaron prontamente la libertad puesto que la causa fue caratulada como “DAÑOS”. La DAIA sacó un comunicado expresando su más enérgico repudio al episodio y cuestionando la carátula dada a la causa así como también el procedimiento de dejar en libertad a los detenidos cuando se trataba de una franca violación a la ley antidiscriminatoria.
Casi concomitantemente Mariana Schapiro, una artista plástica domiciliada en el barrio porteño de Colegiales desde hace 15 años, fue víctima de una pintada en el frente de su casa que decía “Aquí vive una judía, no la queremos en el barrio”. La damnificada no encontraba explicación posible a la agresión sufrida.
Por último, días atrás produjo conmoción en Córdoba la noticia de que una tienda de ropa ubicada en la Villa General Belgrano estaría vendiendo remeras con la cruz svástica y otros símbolos nazis. Las pueriles justificaciones del dueño del negocio no merecen siquiera ser reproducidas, sobre todo porque es bien conocida la conformación de la población en esa región: se trata de una colonia formada por inmigrantes alemanes, suizos y austríacos, que en 1939 recibieron a numerosos marinos del acorazado Graf Spee, derribado en las costas uruguayas en plena Segunda Guerra Mundial.
Como se puede observar, existe un abanico bastante amplio de modos de expresión del antisemitismo como así también de las fuentes que lo alimentan.
En Europa el aumento de la población musulmana está trayendo sus consecuencias. En Francia, por ejemplo, la Comisión de Derechos Humanos del propio gobierno, ha emitido un informe en el que destaca el incremento del racismo y el odio entre comunidades que tiene lugar en ese pais, indicando que si la anterior ola antisemita se explicaba por la tensión en Medio Oriente, la reanudación del proceso de paz deja sin argumentos a esa corriente. Destaca en cambio que la marginación sufrida por la comunidad magrebí en el seno de la sociedad francesa hace que algunos de sus jóvenes busquen un chivo expiatorio y descarguen su violencia contra la comunidad judía.
La misma Comisión destaca que uno de los terrenos más fértiles para el abono de la discriminación es Internet , medio que es ampliamente explotado por grupos de extrema derecha, algunos de abierta difusión de la ideología y la simbología nazi.
Resulta altamente preocupante que a sólo 60 años de terminada la mayor tragedia del siglo 20, el mundo haya aprendido tan poco de la lección de Auschwitz. Peor aun, al clásico odio antijudío proveniente de los grupos neonazis de extrema derecha nacionalista que continúan pululando por los paises de Europa, se ha sumado el del islamismo fundamentalista de prédica antijudía, antiisraelí y antinorteamericana, que está ganando adeptos en los sectores de extrema izquierda ya sea por compartir su odio antiyanqui, sus simpatías por el pueblo palestino y, por qué no, sus atávicas raices antisemitas.

 

Nro 365 Adar II del 5765 / Abril de 2005

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