Hace tiempo y a lo lejos, como decía mi abuelo, la Estudiantina que hizo furor entre los jóvenes de aquel entonces, aplaudía en la SHA a dos jóvenes talentosos cantantes que formaron el dúo Ruth y Santiago Bal.
Quedamos en encontrarnos con Santiago en el hall del Hotel Hermitage de Mar del Plata horas antes de “Bravísima”, espectáculo que escribió, dirige y actúa junto a su mujer Carmen Barbieri.
Me cuenta, café mediante, que ya pasaron 55 años de aquel debut en la SHA, y que fue el puntapié inicial de su carrera. Telonero, escenográfo, utilero y cuanta cosa más requería las puestas en escena, lo convirtió con el correr de los años en un avezado
“Maestro de pistas"
Los nombres de Dringue Farías, Carlos A. Petit, Adolfo Strai, entre otros, al nombrarlos dibujan en su rosto el recuerdo de ese ayer que jamás olvida. “Fueron mis maestros” me dice una y otra vez. “Y hoy soy maestro de quienes quieren aprender esta profesión donde hay que saber hacer reír y también llorar…”
Dejó la carrera de Ingeniería faltándole tan solo seis materias para recibirse en el viejo edificio de Av. Las Heras y Azcuénaga de aquella nostálgica Buenos Aires. “Recuerdo el examen escrito de Elasticidad III”, el profesor nos repartió las hojas para resolver un trabajo sobre pórticos”, me dice y sigue…“El ventanal del aula estaba abierto y daba sobre Las Heras, en la pared de enfrente habían pegado afiches con mi rostro y nombre anunciando un espectáculo. “Lo leyó atentamente, se acerco a mi pupitre, me cambio la hoja con un tema que hoy pienso que ni él tenia la menor idea de cómo resolverlo, y tampoco vaciló en decirme… “Si quiere ser Ingeniero no puede trabajar de noche…”
“Me fui a mi casa, guarde todos mis libros en un canasto y no pise mas la facultad, y cuando me mude a otro edificio, ese canasto lo deje ahí”
Nunca se arrepintió en dejar trunca su carrera. Comprendió que su vida pasaba por el andanivel que aun hoy sigue transitando. No ve televisión porque no le gusta su contenido.. “Es chabacana y demasiado grosera para mi gusto ” me comenta…
“Me falta humildad porque digo que desde un escenario soy muy bueno en lo que hago” … Escribo los guiones, canciones, armo los skechs, controlo la ropa que diseña Carmen y siento el respeto de quienes me tratan, porque me dicen maestro, como yo llamaba a los míos, a esos grandes de la Escena Nacional ( Dringue –Carlos -Adolfo ). Siento que realmente soy maestro de pista…”. Sin darse cuenta, cuando habla, sus ojos comienzan a tener ese brillo que solo tienen quienes sienten lo que hacen con profundo amor.
“Nunca renegué del judaísmo, muy por el contrario ”, en mis monólogos siempre digo algunas palabras en idish ”…“Para mi, ser judío es ser un virtuoso, un elegido, y estoy orgullosos de serlo”.
Antes de despedirnos, camino al teatro donde a sala llena noche a noche lo aclaman con un sostenido aplauso, y yo a ver el espectáculo por invitación de Bal, cerró nuestra entrevista diciéndome …“ SOL MIR ALE SAIN GUESINT ” (que todos estemos bien).
No estoy de acuerdo en cuanto a lo que me dijo sobre su falta de humildad. Únicamente los grandes como él, que sienten un profundo respeto por su trabajo, por sus alumnos y el público, fuera y dentro de un teatro, son realmente humildes.
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