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Desafío a la libertad de expresión
El extremismo islámico amenaza a los holandeses, Los artistas corren peligro frente a militantes ofendidos
PARIS.– ¿Pueden airados musulmanes dictar lo que es aceptable o no en la tradicional amplitud mental de las artes holandesas? En las últimas semanas parecería que la respuesta es afirmativa.

El principal festival cinematográfico de Holanda, que se desarrolla actualmente en Rotterdam, canceló la proyección de una breve película documental que denuncia actos de violencia contra mujeres musulmanas y que fue dirigido por Theo van Gogh, asesinado a principios de noviembre pasado. Un militante islámico ha sido acusado del crimen.

El productor del film afirmó que, después de recibir amenazas de muerte, lo había retirado del certamen por recomendación de la policía.

Más o menos en la misma fecha, un pintor marroquí-holandés optó por ocultarse después de haber inaugurado una exposición el 15 de enero pasado en el museo de arte moderno de Amsterdam. El director del museo expresó que el pintor, Rachid Ben Ali, también había recibido amenazas de muerte en relación con su obra satírica y crítica sobre la violencia perpetrada por militantes islámicos.

Los dos incidentes hicieron cundir más el temor entre muchos holandeses de que la proliferación de la inmigración no occidental está asestando un impacto negativo en las actitudes sociales holandesas.

Varios columnistas de diarios y miembros del Parlamento advirtieron en los últimos días que si la gente capitulaba ante la intimidación no haría más que incentivar a los militantes islámicos. Algunos señalaron que los recientes acontecimientos constituyen señales de que los militantes están tratando de imponer sus criterios y están atentando contra la libertad de expresión en Holanda. Unos pocos han preguntado discretamente si la autocensura podría ser aceptable para preservar la paz social.

"Sería muy lamentable que comenzáramos a aceptar la autocensura y que no podamos exhibir esa especie de arte de protesta", expresó John Frieze, curador de la exposición de Ben Ali en el museo Cobra. "Estamos complacidos -añadió- con la exposición, no sólo porque la obra es buena, sino porque ha generado intensos debates entre jóvenes musulmanes que la condenan o la defienden."

La exposición, parte de una serie de acontecimientos culturales llamada "Marruecos-Holanda 2005", fue inaugurada en Amsterdam por un importante político nacido en Marruecos, el concejal Ahmed Aboutaleb, que pronunció un encendido discurso a favor de la libertad de expresión. Pero en una muestra de los tiempos que corren, Aboutaleb fue custodiado por guardaespaldas y ha recibido protección policial desde que fue amenazado de muerte por militantes islámicos.


Imanes del odio

En Amsterdam, una ciudad famosa por su efervescente vida cultural, la opinión pública local afirma que no se oían amenazas contra pintores desde la ocupación nazi, durante la Segunda Guerra Mundial.

El museo Cobra anunció que no tiene intenciones de retirar ninguna de las obras de Ben Ali, unas 40 entre pinturas y dibujos. El artista, que anteriormente fue criticado por algunos marroquíes-holandeses por incluir temas de homosexualidad en su trabajo, ahora aparentemente enfureció a sus críticos con iracundos bosquejos que incluyen terroristas suicidas y lo que él da en llamar "imanes del odio", predicadores de aspecto siniestro, que vomitan excrementos o escupen bombas.

Desde la inauguración de la exposición, el artista ha permanecido alejado de su casa y de su atelier. "Se ha sentido abrumado por las amenazas y la controversia", comentó Frieze. "Su obra -agregó el curador- es muy temática y controvertida, pero eso es parte de la naturaleza del arte moderno y no debemos renunciar a él."

En Rotterdam, donde se realiza el festival de cine anual dedicado a jóvenes cineastas independientes, persistía la indignación por el retiro del documental dirigido por Theo van Gogh. La película, titulada "Sumisión", usó palabras del Corán escritas en la espalda, el estómago y las piernas de mujeres semidesnudas para denunciar la opresión en nombre del Corán.

Cuando fue televisada en el otoño (boreal) pasado, provocó una generalizada ira musulmana. La autora del documental, Ayaan Hirsi Ali, un miembro del Parlamento que ya se hallaba bajo protección policial, fue trasladada inmediatamente al extranjero por orden del gobierno. Pero Theo van Gogh, el director, rechazó toda protección policial e ignoró las amenazas que pendían sobre él. Fue degollado en una calle de Amsterdam.

Mohammed Bouyeri fue acusado del asesinato. La policía dice que dejó una carta al lado de Van Gogh, en la que figura una lista de posibles víctimas.

El festival cinematográfico de Rotterdam tenía previsto proyectar "Sumisión" como parte de un posterior debate denominado "La cinematografía en una época de turbulencia", entre cineastas que habían sufrido censura en Rusia, Indonesia y Serbia.

Pero el productor, Gijs van de Westelaken, del estudio Column Films, afirmó en una entrevista que había retirado la película porque no quería que ningún miembro de su equipo corriera el menor riesgo. "¿Significa esto que estoy capitulando frente al terrorismo?", preguntó. "Sí, pero yo no soy un político ni un agente antiterrorista. Soy productor cinematográfico", añadió. Además, advirtió que quienes estuvieron detrás del asesinato de Van Gogh ya habían logrado lo que querían, es decir, "atemorizar al país".

El retiro de la película documental desencadenó muchas reacciones, entre ellas una carta que varios miembros del Parlamento le enviaron al alcalde de Rotterdam solicitándole que interviniera. El productor reveló que el alcalde se había comunicado con él, pero que se aferraba a su decisión.

"Aquí no se trata de libertad de expresión", dijo. "La película -prosiguió- fue proyectada por televisión, varios fragmentos fueron repetidos y el guión ha sido publicado. Sólo que éste no es el momento oportuno."

Hirsi Ali, que pasó tres meses en los Estados Unidos después de que Theo van Gogh fue asesinado y ahora está de vuelta en el Parlamento, anunció que no abandonará su posición crítica sobre la violencia contra las mujeres en nombre del islam. Además, comentó que estaba escribiendo el guión de un nuevo documental, "Sumisión: Parte II", y acaso escriba el de un tercero y un cuarto.

Por Marlise Simons
De The New York Times



Boxeo / Adiós a un campeón
Schmeling: Emblema del boxeo


A los 99 años, se apagó la vida de un hombre que no renunció a sus ideas, pese a las presiones, en plena época del nazismo; ídolo en Alemania, sus duelos con Joe Louis trascendieron las fronteras del deporte

BERLIN.- Idolatrado en Alemania y respetado en todo el mundo, el célebre boxeador alemán Max Schmeling, cuyos enfrentamientos con el norteamericano Joe Louis comenzaron una guerra de propaganda entre el régimen nazi y el de los Estados Unidos en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, falleció a los 99 años, en la ciudad de Hollenstedt, donde residía.

Su sencillez, caballerosidad deportiva y compromiso social eran motivo de admiración, como lo prueban los muchos pedidos de entrevistas que seguían llegando a su casa al sur de Hamburgo, décadas después de sus logros pugilísticos.

"Maxe", como lo llamaban los amigos, había nacido el 28 de septiembre de 1905 en la pequeña localidad de Klein-Luckow (Brandemburgo), hijo de un timonel de la compañía naviera Hamburg-Amerika y de una hija de campesinos.

En mayo de 1928, con la corona de campeón de Europa en su poder, cruzó el océano, rebosante de ilusiones, para probar fortuna en los Estados Unidos. En junio de 1930, un golpe bajo que le propinó en el cuarto asalto el norteamericano Jack Sharkey lo convirtió en campeón mundial de los pesados. Muchas voces se alzaron en Alemania para exigir que devolviera el título ganado, tumbado en la lona. Pero Max, con buen acierto, se negó a ello. En julio de 1931, revalidó el título, y batió por KO en el 15° round a otro norteamericano: Young Stribling.

Pero poco le duró la alegría al alemán: el 22 de julio de 1931 perdió el título al ser derrotado por puntos por Jack Sharkey, en Nueva York.

En 1933, contrajo matrimonio con la actriz checa Anny Ondra, con quien vivió 54 años, hasta su muerte, en 1987. Tuvieron un hijo, que murió a los siete meses.

Tras perder la corona de los pesados, comenzaron tiempos duros para Schmeling, con sólo un par de combates, hasta que en junio de 1936, contra todo pronóstico, superó por nocaut al gran favorito y mucho más joven Joe Louis, el famoso "Bombardero de Detroit".

La espectacular victoria en el Yankee Stadium lo catapultó a la categoría de ídolo. Fervorosos admiradores en Estados Unidos bautizaron a sus hijos con los nombres de Max y Anny. "Nunca pensé que pudiera acaparar tanto la atención con mis peleas tras tantos años", se admiraba Schmeling, conocido por su simpatía y franqueza.

La revancha, dos años después, no duró ni un asalto. El boxeador negro envió a Schmeling a la lona a los 2m4s de comenzado el combate, con un gancho a los riñones, golpe prohibido en Europa.

En 1939, el año en el que comenzó la Segunda Guerra Mundial, Schmeling regresó a Alemania y adquirió una gran casa-quinta en Ponicke (Pomerania), que le fue arrebatada por los rusos al final de la contienda.

El campeón fue cortejado por Adolf Hitler y por Joseph Goebbels. Pero cuando ambos políticos advirtieron que Schmeling no se dejaba utilizar como el "ario ideal", sino que se mostraba fiel a sus amigos judíos, lo enviaron al frente con 35 años. La suerte le fue también adversa allí. Al saltar sobre Creta como paracaidista, tuvo la mala fortuna de romperse los meniscos y sufrió una lesión en la espalda.

En 1947, a los dos años de terminada la guerra, Schmeling volvió al ring con el fin de ganar dinero. Pero los años pesaban ya. El 31 de octubre de 1948, con 43 años, disputó su último combate en Berlín; se despidió con una derrota por puntos contra su compatriota Richard Vogt.

Schmeling se destacó por su obra humana y por la connotación política y social que tuvieron sus principales combates. En los tiempos infames del nazismo y también en los eufóricos y pasionales de un Estados Unidos inestable, que fue testigo del surgimiento de un líder deportivo negro llamado Joe Louis.

Schmeling fue utilizado por la propaganda política del imperio alemán de Hitler y su moderada negativa hacia ella lo llevó a presiones permanentes de la Gestapo (policía secreta alemana) durante y después de la posesión del campeonato mundial de los pesados. La lealtad hacia su manager Joe Jacob, de origen judío y perseguido por el régimen imperante, lo condicionó a un par de apariciones públicas en actos oficiales pero jamás lograron confundir ni al público ni a la prensa, y menos aún, a los historiadores con el paso de los años.

Durante la Noche de los Cristales Rotos, en 1938, cuando fueron atacadas las sinagogas, Schmeling escondió a un hermano de su amigo judío Henry Levin y luego lo ayudó a escapar a los Estados Unidos.

Si bien sus duelos con Jack Sharkey determinaron su vinculación a la corona mundial de los pesados, ganando y perdiendo respectivamente, sus peleas más populares y trascendentes fueron las que sostuvo ante el notable Louis.

Luego cambió de rubro para convertirse en empresario y concesionario de la empresa Coca-Cola, en la región de Hamburgo, lo que le permitió vivir muy holgadamente y dejar una fortuna millonaria a su fundación. Durante años contribuyó con sumas generosas a fomentar el deporte alemán.

Aparecía rara vez en público y tenía su "centro de gravedad" en su casa de Hollenstedt, unos 50 kilómetros al sur de Hamburgo. Mimado por sus dos amas de llaves, disfrutaba de la naturaleza en su predio de diez hectáreas y se dedicaba a una de sus grandes pasiones: la caza. Los miércoles los reservaba para jugar al skat, un popular juego de cartas, con los amigos.

Schmeling solía bromear sobre su edad. "Llegar a los cien años no es ningún mérito, es una gracia". Pero no le temía a la muerte. "Cuando un día tenga que irme, quiero ser enterrado con toda modestia, rodeado de un pequeño círculo, junto a mi mujer Anny, en el cementerio de Hollenstedt".

Desde el miércoles último, este astro de los cuadriláteros también cumple su sueño póstumo.

DPA, AP y AFP

MAXIMILIAN ADOLF OTTO SIEGFRIED SCHMELING


Nació el 28 de septiembre de 1905 en Klein Luckow, en el norte de Berlín.

Boxeó como profesional entre 1924 y 1948. Obtuvo el título mundial pesado el 12 de junio de 1930, al vencer por descalificación en cuatro rounds a Jack Sharkey, en Nueva York. Tras retenerlo ante Young Stribling, lo perdió por puntos ante Jack Sharkey, el 21 de junio de 1932 en Long Island, Nueva York.

El 19 de junio de 1936, venció por Knock-out técnico en doce rounds a Joe Louis, en Nueva York, quitándole el invicto. En el desquite, el 22 de junio de 1938, Louis lo venció por knock-out técnico en el primer round.

Mejores victorias: ante Mickey Walker, Paulino Uzcudun y Johnny Risko.

Su récord: 70 peleas. Ganó 56 (39 KO), perdió 10 y empató 4.

No peleó ante pugilistas argentinos.

marzo 2005 - Adar I / Adar II 5765
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