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Qué pasará después de la desconexión
La desconexión de Gaza, por parte de Israel es uno de los proyectos más controvertidos de la política israelí en los últimos tiempos, el cual genera expectativas e incertidumbres tanto hacia adentro de la sociedad israelí como también en los palestinos. Lo que sucederá “después” de esta esperada y conflictiva desconexión es difícil de afirmar. Aquí, Revista Horizonte presenta la opinión de diferentes periodistas y especialistas en temáticas de política internacional, los cuales respondieron a las siguientes dos preguntas: 1-¿Cómo imagina que será, tanto del lado palestino como del israelí, el día después de la "desconexión"? 2-¿Es este un camino directo hacia la conformación del Estado Palestino?


Rosendo Fraga
Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría


1-La historia muestra que hay hechos simbólicos que modifican actitudes humanas férreamente asentadas durante mucho tiempo. Por ejemplo la caída del Muro de Berlín, permitió que la reunificación alemana, que se preveía como un proceso largo y conflictivo, se realizara en forma mucho más rápida y fácil de lo previsto. Es lo que puede suceder ahora con la retirada israelí de la Franja de Gaza. El hecho puede demostrar que lo que se pensaba imposible o por lo menos muy difícil ahora puede lograrse y ello modificar la actitud de ambas sociedades, haciendo posible lo que antes no lo era. De acuerdo a ello, creo que al concretarse la desconexión, habrá un cambio de actitud favorable tanto en palestinos como israelíes y ello seguramente será en paralelo. Los palestinos moderados, podrán demostrar que Israel ha cumplido su palabra y en consecuencia ganar apoyo para quienes en Palestina apoyan el diálogo y buscan la paz. En el campo israelí, puede demostrar que es posible la convivencia y que dando pasos en ese sentido, se pueden obtener respuesta positiva de los palestinos que pueden tener mayor éxito y firmeza en combatir el terrorismo dentro de sus propias filas.
2- La desconexión contribuirá a que la actual Autoridad Palestina evolucione hacia un Estado Palestino. Pienso que esta evolución tendrá directa relación con la capacidad que muestre el pueblo palestino de vivir en democracia,- no sólo de elegir sus autoridades sino de vivir en democracia, respetando otras opiniones y haciendo cumplir la ley, sobre todo en lo que hace a impedir las acciones terroristas. Lógicamente, esta evolución no estará ajena a otros hechos en la región, como la situación del Líbano y Siria, la que puede contribuir o perturbar la evolución de la situación palestina.


Claudio Uriarte
Analista y jefe de Política Internacional de Página/12.


1- Hamas y Yihad Islámica festejarán con disparos al aire (esperemos) lo que calificarán como su triunfo (no lo es, sino el de la demografía, que impide a Israel absorber democráticamente una población en explosivo crecimiento como la palestina) mientras en Israel la ultraderecha pondrá el grito en el cielo y Benjamin Netanyahu, a quien Ariel Sharon confió el deber de bailar con la más fea como ministro de Finanzas y administrador del ajuste, nos obsequiará con otro más de sus intentos fallidos y ya monótonos para capitalizar el descontento por derecha. Desde el punto de vista de la política israelí más amplia, Ariel Sharon seguirá su consolidación como el nuevo centro y el gran arquitecto de unidad nacional, en la medida que la desconexión, aunque hoy un poco menos popular que antes, removerá 21 focos de conflicto (las colonias) que eran un imán natural para los ataques terroristas; en otras palabras, aunque continúen los ataques de Hamas con misiles caseros Qassam contra ciudades israelíes fronterizas como Sderot, el nivel de violencia sobre ciudadanos israelíes bajará en términos netos, lo que permitirá al primer ministro vindicar un éxito en que el Partido Laborista, por su decaída fuerza electoral, no podrá seguir siendo más que furgón de cola. Desde el lado palestino, Mahmud Abbas puede vindicar el retiro como un triunfo de su estrategia negociadora y diplomática (contraria a las tácticas tramposas y resbaladizas de su predecedor Yasser Arafat), aunque deberá aplicar un sutil equilibrio de represión, limpieza de funcionarios corruptos e implementación juiciosa de la ayuda económica internacional (como los 50 millones de dólares recientemente otorgados por George W. Bush) para afianzar aún más su autoridad (especialmente en las grandes ciudades, donde Hamas le lleva ventaja) y empezar a remontar lo que ha sido una intifada política, económica y militarmente catastrófica para su propio pueblo.
2- No, es un camino indirecto; es condición necesaria pero no suficiente. La próxima gran tarea para Sharon es la evacuación de las colonias más lejanas de Cisjordania, paralela a la anexión de los bloques de colonias más pegados a las indefendibles fronteras de 1967 y la concesión de alguna parte de territorio israelí despoblado a los palestinos a cambio, lo que sólo puede resolverse en la mesa de negociaciones. En este sentido, la construcción de la valla de seguridad israelí con Cisjordania, tan irreflexivamente criticada por los que no entienden nada del asunto, es un tremendo paso positivo hacia la "pacificación fría" del asunto, en la medida en que impone un divorcio (como quería el asesinado primer ministro laborista Yitzhak Rabin) y no un forzado romance (como todavía parece insistir e ilusionarse el veterano Shimon Peres, también líder laborista y uno de los dos viceprimeros ministros) entre dos poblaciones que se detestan mutuamente y no pueden coexistir sin sacarse chispas. El camino (necesariamente tortuoso) hacia la creación de un Estado Palestino pasa paradójicamente por el plan de Ehud Olmert, el otro vicepremier y número 2 efectivo de Sharon, que consiste en concentrar dentro de fronteras defendibles el máximo de población judía posible y abandonar el resto a lo que será el futuro Estado Palestino (en Cisjordania y Gaza, tal vez conectadas por un puente). Pero el principal obstáculo que debe destrabarse es la insistencia de los palestinos en el "derecho de retorno" de sus refugiados (alrededor de cinco millones) a lo que hoy es Israel, lo que claramente, en términos demográficos, convertiría al Estado judío en un apartheid o en un Estado árabe. Esta insistencia, vocalizada en su momento por Yasser Arafat, fue lo que hizo fracasar las negociaciones de Camp David en 2000, en que había empezado a emerger la solución realista de un Estado Palestino en Gaza, el 95 por ciento de Cisjordania, un 5 por ciento compensatorio en el desierto de Négev y su capital en Jerusalén Oriental.


Jorge Paulo Botta
Director del Centro de Estudios del Medio Oriente Contemporáneo (CEMOC)


1- Luego de la retirada del último colono israelí comenzará un trabajo muy serio para la estructura política palestina: gobernar en medio de una muy complicada situación económica y social.
Hamas, al frente de siete municipios, deberá comenzar a brindar lo que los ciudadanos de cualquier país del mundo quieren: trabajo, salud, orden, educación. Ya no habrá lugar para discursos encendidos culpando a Israel. Habrá que trabajar para establecer una infraestructura social que haga sustentable a la Franja de Gaza.
En este aspecto es esperable que la comunidad internacional fije su atención y comprenda que la pobreza y la frustración son poderosas fuentes de conductas y actitudes violentas y extremistas.
La ANP deberá demostrar que puede controlar a los ciudadanos que dice representar, esto significa que deberá avanzar hacia una difícil centralización del poder en términos weberianos: el monopolio de la fuerza pública.
El gobierno de Ariel Sharon enfrentará también un problema similar en caso de que algunos colonos resistan al plan del gobierno israelí por la fuerza como han sugerido en diversas ocasiones. El fallo de la Corte Suprema de Justicia de Israel declarando legal la evacuación de Gaza ha significado un duro revés para los colonos y el fin del último recurso legal a su disposición.
La opción para los colonos es clara: aceptar el plan de evacuación que es lo deseable y esperable, o bien, resistir, con las terribles implicancias que tendría eso para la sociedad israelí que se vería dividida y fragmentada tal vez como nunca en su historia.
Gobernabilidad y responsabilidad política son las palabras clave, tanto del lado palestino como del lado israelí.
Si ambas dirigencias no pueden asegurar esto, significará que hay que realizar otra ingeniería institucional, determinar nuevas alianzas políticas o avanzar hacia una mayor legitimidad de las respectivas elites políticas.
Es el momento de demostrar el grado de maduración alcanzado. Sin excusas. Sin maquiavelismos a corto plazo.
En definitiva, si no hay cambios sustanciales y se vuelve al circulo vicioso y perverso de acción y reacción, al uso de la violencia como justificación y derecho, nada habrá cambiado y recordaremos en el futuro al "Plan de desconexión" como una más de las oportunidades perdidas para la paz.
Por el contrario, si se puede avanzar hacia una institucionalización de la sociedad palestina en Gaza podría ser este el comienzo de un nuevo capítulo en la historia, no solo una "retirada táctica".
2- La conformación del Estado Palestino, como de cualquier otra unidad estatal implica mucho más que un territorio donde establecer una estructura de poder. Implica un proyecto que debe ser compartido por amplios sectores de la sociedad.
Para lograr este consenso social es necesario algo más que la retirada de Israel de los territorios ocupados. Es necesario plantearse que tipo de Estado Palestino habrá de plasmarse.
Los municipios de Gaza en poder de Hamas desde las últimas elecciones municipales de enero podrían significar la incorporación de Hamas al juego político (al estilo del Hezbollah libanés). Esto sería considerado un hecho auspicioso siempre y cuando se vea acompañado por un abandono de la opción armada.
La próximas elecciones de la Asamblea Palestina en el mes de julio serán seguramente el hecho más trascendente del año político palestino. Será un escenario ideal para ver cuales son los debates y cual es la agenda de la clase política palestina a pocas semanas de la retirada israelí de Gaza.
No creo que se trate de un "camino directo", sino de un importante punto de partida. El hecho de que este Plan de desconexión haya "sobrevivido" desde la iniciativa de Sharon en Herzliya en Diciembre de 2003 aunque pocos se aventuraban a apoyarlo, demuestra que una parte importante de la sociedad israelí está dispuesta a apoyar una opción por la paz.
Ahora bien, si la estrategia de Ariel Sharon es "Gaza por Cisjordania + Muro de Defensa" resulta claro que los palestinos no la aceptarán. Es por eso que para determinar si esta retirada puede ser considerada o no el comienzo de la conformación definitiva del Estado Palestino restan considerar muchos elementos.
El más importante de ellos sería saber cuál es el plan político de Sharon para después de la retirada. ¿Gaza es el principio y el fin o es un nuevo inicio del Proceso de Paz tendiente a encontrar una solución definitiva al conflicto, incluidos los temas más problemáticos tratados en las negociaciones de diciembre de 2000?.
Para hacerlo Sharon debe sobrevivir políticamente. Debe convencer a israelíes y palestino que el unilateralismo de la retirada no es el "pecado original" de esta nueva etapa.


Ricardo López Dusil
Periodista. Director del site El Corresponsal de Medio Oriente y África


1-La evacuación de Gaza, aunque debe apoyarse, es absolutamente insuficiente y puede resultar un factor de nuevos conflictos si no está planteada como un primer paso hacia la evacuación de todo el territorio palestino ocupado, es decir, si la desconexión es acompañada por el reforzamiento de los asentamientos en Cisjordania y la continuación de las obras del Muro de Separación, lo que supondría el anexamiento de nuevas tierras y la condena al aislamiento de los palestinos en guetos inconexos, o, como dijo Dov Weisglass, asesor de Sharón, una dosis de formol. Hay que recordar que la ocupación fue planteada en los años iniciales como una prenda de negociación, pero ese paradigma cambió a medida que se construían nuevos asentamientos y se reforzaba el sionismo religioso y mesiánico. Es imposible encontrar una solución al conflicto en el terreno militar y en el de la teología; la solución es política y para que sea permanente, debe ser justa. No creo que la desconexión conduzca a un incremento de la violencia del lado palestino en tanto se trate de una etapa, pero no descartaría tiempos cruciales en la definición del futuro de Israel y cómo la propia sociedad sintetiza y concilia intereses contrapuestos de sus integrantes. Creo que Israel tiene por delante una agenda política interna muy complicada que espero que pueda resolver con el menor padecimiento posible.
2- Espero que sí, pero me temo que no. No creo que el actual gobierno tenga la voluntad política ni el respaldo necesario para avanzar hacia propuestas aceptables, pero dolorosas, para ambas partes. El conflicto entre ambos pueblos tiene ya instrumentos útiles para su resolución: uno, muy importante pero al que no se le ha dado la valoración que merecía, es el plan del príncipe saudita Abdullah, propuesto hace unos años en una reunión de la Liga Árabe, y el otro, la Iniciativa de Ginebra que impulsan Yossi Beilin y Yasser Abed Rabo.

Agosto - Septiembre 2005 / Av - Elul 5765
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