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Reflexión
La doble moral de la Organización de las Naciones Unidas

Por Lic. Patricio Brodsky
patobro@fullzero.com.ar
La Organización de las Naciones Unidas, nacida el 26 de junio de 1945 con el objetivo de mantener la paz y la seguridad internacionales, podría decirse que, en parte, nace como resultado directo del nazismo y del exterminio judío. Sesenta años después de su creación, la ONU se ha convertido en lo opuesto, en un refugio de terroristas de Estado como Saddam Hu-ssain o de terroristas a secas como Yasser Arafat.
En los últimos treinta y cinco años la ONU se ha transformado en un foro internacional de condena a Israel y de propaganda propalestina. Se ha tornado un espacio nada desdeñable de “condena” a dicho país gracias al voto de las naciones musulmanas y de dictaduras varias como por ejemplo las dictaduras estalinistas que aún perduran.
La ONU hoy se ha tornado en un foro antisemita “más” en el seno del que se condena críticamente a Isra-el, y en el que todo intento por condenar al racismo antisemita o al terrorismo fundamentalista y judeófobo es sistemáticamente bloqueado por la “mayoría automática”. Se condena al cerco de seguridad antiterrorista como “muro del apartheid” pero mantiene un indigno silencio ante la criminalidad de un ré-gimen terrorista como el sudanés que lleva diez años de “musulmanización” de su población contando un mi-llón de sudaneses cristianos asesinados a manos de sus conciudadanos musulmanes.
Hablamos de doble mo-ral porque podemos apreciar que una Organización conformada por representantes de 189 Estados miembro, muchos de ellos gobernados por dictaduras como Sudán, Irán o Libia; el 30% del total de las resoluciones condenatorias de su Consejo de Se-guridad, el 30% de las de su Asamblea General y el 25% de su comisión de Derechos Humanos son emitidas contra una sola nación: Israel.
En el mismo sentido, po-demos hallar un pensamiento profundamente judeófobo de carácter profundamente ar-caico y prejuicioso que tiene su ejemplo más cabal expresado en un concepto vertido, nada menos que por Kofi Annán, el Secretario General de la ONU, quien en su crítica hacia Israel se interroga si el mundo entero puede estar equivocado; esta pregunta puede ser colocada inmediatamente en correspondencia con un razonamiento tautológico del antisemitismo cuasi medieval y que dice que: “si todo el mundo odia a los judíos, algún motivo habrá en los judíos”, desplazando así la responsabilidad subjetiva e individual por el odio irracional hacia una “culpa” colectiva puesta en el otro, la “objetivación” del odio. Por último, cabe aclarar que este tipo de razonamiento es del mismo orden de aquella grosera sentencia que reza: “co-ma mierda... tantos millones de moscas no pueden estar equivocadas”.
Por el contrario, cuando se trata de condenar al terrorismo (fundamentalista o de cualquier otro tipo) o a dictadores terribles (por ejemplo a Saddam Hussain, el “gaseador” de kurdos), se apela a la reunión de la “mayoría automática” del autoritarismo fundamentalista “musulmán” y “tercermundista” para re-vocar los proyectos de resolución, es así como durante el año 2003 se vetó un proyecto de resolución presentado por la República de Ir-landa para calificar y condenar al antisemitismo como una forma particular de racismo. Entretanto, en la conferencia “antirracista” realizada en Durbán, Sudáfrica du-rante el año 2001 (curioso hecho éste de convocar a una conferencia de carácter an-tisemita (racista) contra el racismo), ¡se condenó al Sio-nismo como una forma de racismo!. Pero no era la primera vez, debido a que ya hubo antecedentes de este comportamiento antisionista, la resolución 3379 adoptada durante la sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU, celebrada el 10/11/75 determinó que: “El Sionismo es una forma de racismo y discriminación social”.
Entiendo que los ataques “antisionistas” son ataques antisemitas pues si bien no todos los judíos son sionistas ni defienden el Estado de Israel, sí todo sionista es judío (aunque podría considerarse sionista a todo el que, independientemente de su origen, esté de acuerdo con la existencia del estado de Israel y considere que todos los judíos del mundo deberían ir a vivir allí); y la acusación de racismo enarbolada contra el sionismo es una calumnia. Asimismo cabe aclarar que se puede ser judío sin ser Sionista, pero es im-posible ser “antisionista” sin ser antisemita, esto lo podemos apreciar con una claridad supina en las declaraciones de los líderes “antisionistas” sean estos de “izquierda”, de derecha, árabes o no árabes. La alianza que esta embarcada en esta cruzada antisionista tiene los mismos integrantes prácticamente desde 1947, se conforma e una extraña alianza entre el fundamentalismo musulmán, el nacionalismo islámico, en particular el panarabismo y las dictaduras estalinistas.
Estos hechos nos marcan hasta que grado llegan los manejos políticos y el uso de la “fuerza del número” para distorsionar los acontecimientos reales. Veamos que relación existe entre los significados de los conceptos de Sionismo y de racismo:
“Sionismo, movimiento y doctrina política cuyas premisas fundacionales fueron la lucha para conseguir la reunión de los judíos de la diáspora y su establecimiento en Palestina.”(1)
“Racismo, teoría fundamentada en el prejuicio se-gún el cual hay razas humanas que presentan diferencias biológicas que justifican relaciones de dominio entre ellas, así como comportamientos de rechazo o agresión. El término ‘racismo’ se aplica tanto a esta doctrina como al comportamiento inspirado en ella y se relaciona frecuentemente con la xenofobia y la segregación social, que son sus manifestaciones más evidentes.”(2)
Se torna evidente, aun a un ojo poco entrenado, que los conceptos que se equipararon en la resolución 3379/75 de la ONU, son a todas vistas, de orden sustancialmente distinto, una tiende a lo positivo, la reivindicación histórica de un pueblo sobre la tierra de sus ancestros y la otra a la exclusión del alter. La ideología subyacente a estas dos posiciones se puede ejemplificar claramente con la comparación entre la Declaración de la Independencia de Israel y la Carta Nacional Palestina que realiza Julián Schvindlerman en su libro “Tierras por paz, tierras por guerra”:
Sobre la primera Schvin-dlerman dice que:
“...en ningún lugar en la Declaración de la Indepen-dencia israelí puede uno encontrar una intención anunciada de eliminar a otra nación. El documento fundante de Israel cita las bases morales, religiosas, históricas y legales para la creación del hogar nacional del pueblo judío en su tierra ancestral. Además, extiende su “...mano a todos los estados vecinos y a sus pueblos en una oferta de paz y buena vecindad...”. (recordemos que la respuesta de sus vecinos no tardó en llegar en forma de una guerra permanente desde la creación del Estado en 1948, planteada por los propios líderes árabes como una “guerra de exterminio”, recordemos la consigna acerca de “echar a los judíos al mar”).
Y el autor sigue:
“...En otras palabras, la Declaración de la Independencia israelí no propone crear un hogar nacional judío a expensas de otras naciones. Al contrario de esto, la carta fundacional de la OLP está repleta de referencias para la destrucción de Israel y del sionismo. La Carta Nacional Palestina define al nacionalismo pales-tino como una negación del nacionalismo judío en general, y la existencia de Israel en particular. El artículo 19 afirma que “...la partición de Palestina en 1947 y el establecimiento del Estado de Israel son fundamentalmente nulos e inválidas, cualquiera sea el tiempo transcurrido...””
Entonces, vemos que, a pesar de que no solo los acontecimientos son distorsionados, sino que la documentación histórica avala los hechos es sistemáticamente ignorada ya que lo que prima no es la razón sino la fuerza. La correlación de fuerzas de este bloque “autoritario” im-pone independientemente de la justeza o no de las condenas a Israel.
El Estado de Israel sufre en la ONU la misma segregación que los judíos sufrieron (y siguen sufriendo) en los últimos tres mil años. Israel es el único país de Naciones Unidas que no puede integrar ningún cargo de importancia en la misma, el único estado “segregado” ya que la forma de elegir a los Estados designados para formar parte de las distintas comisiones no es directa sino regional, a Israel le hubiera correspondido junto a las naciones árabes, las que se oponen a su existencia, entonces este Estado se ve “sancionado” por el solo hecho de existir.
Cuando uno analiza la conformación de las distintas Comisiones de la ONU des-de las cuales emanan mayoritariamente resoluciones de condena a Israel, como asimismo en las votaciones en las sesiones plenarias de la Asamblea General de Nacio-nes Unidas, podemos apreciar una alianza de dictaduras religiosas y fundamentalistas con tiranías stalinistas; inclusive, muchos de estos regímenes son enormes y sistemáticos violadores de los Derechos Humanos los que no han sido condenados ni siquiera en forma remotamente análoga a las condenas, en la mayor parte de los casos injustificadas, contra Israel.
“El Grupo Armado Islá-mico en Argelia ha asesinado más de 100,000 Musulmanes en la última década. En Chechenia, otras 100,000 personas, el diez por ciento de la población, ha sido muerto y cerca de la mitad de la población se ha convertido en refugiada. En Afga-nistán, el Taliban y sus aliados de Al Qaeda mataron a miles. En Mauritania, decenas de miles de Musulmanes han sido convertidos en esclavos. Decenas de miles más murieron en el conflicto de Kachemira y en las guerras civiles de Liberia, Costa de Marfil, y Sierra Leona. Miles más han muerto en Nigeria e Indonesia. La jun-ta militar de Birmania asesinó a más de un cuarto de millón de personas de sus musulmanes de Rohingya a comienzos de la década de 1990. En la India, el último año, unos 2,000 Musulmanes fueron brutalmente masacrados en Gujarat, algunos destripados o quemados vivos con la policía parada sin in-tervenir o, peor aún, tomando parte en las masacres.
Hasta ahora esto eventos han ocurrido en silencio, aún dentro de gran parte del mundo musulmán. Mientras tanto, los perpetradores de muchas de aquellas atrocidades se sientan en la ONU a condenar acontecimientos en Gaza y Cisjordania.”
Del artículo World silence over slain Muslims. Por Paul Marshall, The Boston Globe, 13 de octubre de 2003 (Paul Marshall es socio activo de la Freedom House’s Center for Religious Freedom)
“…¿por qué las Nacio-nes Unidas no se han movilizado por la masacre de un millón de negros cristianos Sudaneses a manos de sus dirigentes Musulmanes? Y acerca de los asesinatos de incalculables números de Musulmanes por los Rusos en Chechenia? ¿Y qué hicieron respecto a los constantes ataques de Hindues en la In-dia por parte de los Musul-manes — incluyendo un es-pantoso con bombas incendiarias contra un tren repleto de personas (los terroristas bloquearon las puertas antes de incendiar el tren) como uno de los más recientes ejemplos?
¿Por qué las Naciones Unidas nunca investigó Chi-na por los disparos contra cientos de personas en la Plaza Tiananmen y el asesinato de miles de otras personas en forma menos espectacular? ¿Por qué Naciones Unidas nunca investigó a Saddam Hussein por el gaseamiento de su población Kurda o al gobierno de Siria por la masacre de Hama, en la que más de 20,000 personas fueron asesinadas en un solo día? ¿Y por qué tanto las Naciones Unidas, como Europa y el resto del mundo (con la destacable excepción de Esta-dos Unidos de América), no pueden ver, mientras durante 18 meses los inocentes israelíes han sido bombardeados y mutilados cotidianamente, el evidente placer que sienten los Estados árabes moderados. ¿Y por qué, con estos terribles antecedentes, los liberales deben continuar soportando una “comunidad mundial” basada en el miedo?”
Del artículo Algunas preguntas Por Mona Charen, TownHall.com, 26 de Abril de 2002 (Mona Charen es una columnista y analista política que vive en el área de Washington, D.C.).
Asimismo, existe todo un grupo de países con una política exterior que podríamos definir de esquizofrénica, son países como por ejemplo México y España, ambos países condenan a la valla de seguridad que separa Israel de la Autoridad Nacional Palestina (en relación con los asentamientos y el concepto de “ocupación” hay que aclarar que son territorios en “disputa”, ya que nunca existió ningún Estado palestino ni nada parecido, con la excepción de Jordania en donde el 60% de la población es de origen palestino) y que se construye con el objeto de proteger las vidas de los ciudadanos israelíes de los ataques terroristas dentro de Israel; estos países, paladines de la lucha palestina guardan un ominoso silencio ante los “mu-ros” que en su propia frontera han construido EE.UU. y el Reino Unido respectivamente.
¿Cuál es la autoridad moral que tiene la ONU para condenar las formas de lucha antiterrorista que asu-me Israel, cuando durante la segunda guerra mundial muchos de los Estados que la conforman, en el mejor de los casos, no hicieron nada para salvar a los judíos europeos que quedaron a-bandonados a su suerte en manos de los nazis?.
En suma, la ONU en 60 años trocó de ámbito de lucha por la democracia y contra el autoritarismo a fi-nes de la década de 1940, en una suerte de foro pro autoritario, racista y antisionista en el cual son hegemónicas fuerzas ‘tercermundistas’ que integran y protegen dictadores de todo tipo desde Saddam Hussain, pasando por Yasser Arafat hasta Mu-hammar El-Khaddafi, dictadores que se entronizan du-rante décadas en el poder en-riqueciéndose en forma pro-porcional a la pauperización que sufren sus pueblos; instaurando Estados terroristas que persiguen, encarcelan y torturan a los opositores; que gobiernan a través del terror. Estos son Estados ‘amorales’ que tienen el tupé de insultar a los israelíes al acusar de genocida al único país democrático de Medio Oriente, el cual, al mismo tiempo, es el único Estado judío del mundo; sin olvidar que muchos de quienes lo construyeron con sus propias manos, en muchos casos, perdieron a toda su familia y amigos y ellos mismos son y fueron sobrevivientes de la experiencia genocida más atroz de la historia de la humanidad, la Shoá.
Por todo esto es que considero que existe en la ONU una especie de “doble moral” según la cual se ‘condena’ al racismo, mientras que se ‘alienta’ al antisemitismo al condenar al Sionismo como si fuera una forma de racismo. Por primera vez en la historia, los representantes de algunos Estados de la tierra, muchos de ellos manchados con sangre judía, insultan a gran parte del pueblo judío con la falaz acusación de ser lo que siempre combatió y sufrió en carne propia.•

1) “Sionismo”, Enciclo-pedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados to-dos los derechos.
2) “Racismo”, Enciclope-dia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados to-dos los derechos.

Lic. Patricio Brodsky es Sociólogo
Docente-Investigador
Universidad de Bs. As.

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Abril 2004 - Nisan 5764
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