Un matrimonio judío de edad avanzada concreta su sueño de viajar a Israel. El avión parte de Ezeiza, pero, unas ocho horas después de partir, el piloto se dirige al pasaje: Lamento informarles que tenemos una grave falla en los motores, y deberemos hacer un aterrizaje de emergencia. Los instrumentos me indican que a media hora de aquí hay una isla en la que podríamos hacer el intento. Pasa la media hora con la lógica nerviosidad y el pánico de los pasajeros. El piloto, sin embargo, logra un aterrizaje casi perfecto. Salen los viajeros de la máquina, el piloto los reúne y les da más malas noticias: Desgraciadamente, esta isla no figura en ningún mapa, por lo que debemos hacernos a la idea de que no nos encuentren tan facilmente, que estaremos aquí mucho, mucho tiempo. Quizás para siempre... El hombre mira a su esposa y le dice: - Rebeca , ¿te acordaste de pagar las cuotas de AMIA? La mujer titubea y responde: -Uy, ¿sabés que no? El cobrador no pasó..  -Y la cuota de Campaña Unida, ¿la pagaste?  -Ay, no, tampoco! me olvidé de ir al cajero automático.  -Y la colaboración para la Wizo y la del Keren Kayémet, ¿las mandaste? -Eh...  No, tampoco; no mandé el cheque.  El hombre estalla en una carcajada de alivio.  Su esposa le pregunta: Abraham, ¿por qué te reís?  -Nos van a encontrar, Rebeca , NOS VAN A ENCONTRAR!!!
  
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