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Periódico Judío Independiente
La Shoa
Aprender de los sobrevivientes

Por Regina Steiner
Tal como lo reclamaba Theodor Adorno en una conferencia emitida por la radio alemana en 1996, sigue válida la idea de que "la exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas en la educación". Hasta tal punto es autoevidente la vital importancia de enseñar este tema que casi no sería necesario fundamentarla.

Los hijos de los sobrevivientes de la Shoá han vivido la profundamente inquietante experiencia de que mientras en los hogares paternos, en muchos casos, se relataban las terribles experiencias vividas por los padres, en la sociedad, en la escuela, en la facultad, en la calle, no se hablaba del tema. Mientras que las conversaciones hogareñas comenzaban, generalmente, con frases tales como "far di Krig" (antes de la guerra) o "nuj de Krig" (después de la guerra) o "in di Krig" (en la guerra) , en el mundo se hablaba de otra cosa. Porque la Segunda Guerra Mundial, así enunciada en los manuales de estudio, era muy otra cosa. Para la segunda generación de sobrevivientes esto era difícil de sobrellevar, ya que en realidad sentíamos que poseíamos un conocimiento secreto que otros no conocían y era muy evidente que no sabían lo que nosotros sabíamos ya que nunca se hablaba de eso.

Hace recién un par de décadas que se comprendió que era necesario educar en contra del odio y del racismo y comenzó a darse importancia a los testimonios de los sobrevivientes. Instituciones como Yad Vashem, la Universidad de Yale, y más recientemente Spielberg , entre otras, dedicaron grandes esfuerzos a recoger, filmar, grabar testimonios de aquellos que atravesaron el horror que produjeron los nazis.

Es muy reciente la comprensión de que si bien las víctimas del exterminio de los judíos no tienen nombres ni rostros claros, los sobrevivientes sí tienen un nombre, tienen un rostro y tienen memoria de aquellos que fueron asesinados.

Un sobreviviente es una persona común que ha vivido situaciones tan sobrecogedoramente extraordinarias que por ese solo hecho ha dejado de ser una persona común. Y es su deber relatar abiertamente lo que vió y sufrió. Una vida no es vivida en vano si queda de ella una señal, un relato que se añade a las inumerables historias que forman nuestra identidad y ayudan a crear un mundo mejor. Esta es la paradoja del sobreviviente: "cuenta relatos del mal que producen el bien" como dice Todorov.

Ya no hay campos de concentración nazis, pero el combate aun no ha terminado. Se produce en otro lugar, en la memoria, en el juicio que hacemos sobre el pasado, en las lecciones que sacamos de él. Y es un combate porque todavía hay negadores de la Shoá, todavía hay asesinos de la memoria.

Al término de la guerra muchos no hablaron, tuvieron miedo de contar lo ocurrido, de decírselo a sus hijos, pero muchos otros sí hablaron, y sin embargo, el mundo no escuchaba, ni quería escuchar.

Rápidamente la memoria, o mejor dicho la capacidad de olvido comenzó a hacer su trabajo de zapa. El recuerdo de cómo un estado moderno había intentado exterminar a una minoría indefensa, lentamente iba escapando de las mentes de las personas. De no haber sido por el juicio a Eichmann en Jerusalén, es probable que todo el hecho hubiese caído en la oscuridad del olvido.

El sociólogo Norbert Elías explica muy bien que las víctimas de la historia muy pocas veces tienen la posibilidad de que se los recuerde. Son los estados los que se ocupan de escribir los libros de historia y no las minorías. El mejor ejemplo de esto es precisamente que fue el Estado de Israel el que levantó el velo que ocultaba los aspectos más oscuros de nuestro occidente tan civilizado y culto y fue durante el juicio a Eichmann que por primera vez se otorgó un reconocimiento oficial a los testimonios de los sobrevivientes.

El testimonio ha jugado un papel crucial, ya que desde el comienzo, el plan de los nazis de exterminar a todo el pueblo judío previó la necesidad de eliminar a todos los testigos que pudieran testificar sobre el crimen que estaban cometiendo.

Pero el testimonio en sí mismo es problemático. Como bien lo dijo Primo Levi:

"Nosotros, los sobrevivientes no somos los verdaderos testigos,... son ellos, los muselman, los hundidos, los que son el testigo absoluto cuyo testimonio tendría un significado total. La destrucción total, nadie la ha relatado, al igual que nadie nunca ha vuelto para contar su propia muerte"

Tambien Paul Celan ha dicho: "Nadie testifica por el testigo". Es que en verdad, el sobreviviente está solo, nadie puede testificar por él y él testifica por los que ya no están.

Un nuevo testimonio en forma de libro, escrito por Salomón Rotenberg será de gran interés y utilidad para todos. Más aun, creemos que debería ser de lectura obligatoria, al igual que otros libros testimoniales, desde los primeros años escolares. A pesar de la dureza de los hechos, es necesario educarse en el conocimiento de que cualquier mínimo gesto de racismo puede llevar a un genocidio monstruoso. De todo esto debemos aprender y enseñar. La Shoá debe ser enseñada para vencer dos resistencias: la de sus negadores y también otra resistencia más difícil de vencer y que proviene de las personas que se sienten lejanas a estos hechos y creen que son tan extraordinarios que nada podemos aprender de ellos, porque nunca volverán a ocurrir. En un sentido más amplio, la Shoá no fue un acontecimiento único, puede repetirse y es por eso que no debemos hacer de esto solamente un monumento, sino que debe convertirse en un instrumento para juzgar y analizar nuestro presente.

Por ese motivo debe enseñarselo a los niños, a los jóvenes, a los adultos, para que puedan detectar en su presente, si existen preanuncios de la posibilidad de caer nuevamente en la locura y el salvajismo de totalitarismos mesiánicos siempre al acecho. Es cierto que esto haría que nuestra vida sea menos cómoda y tranquila, pero aprender de lo ocurrido, estar atento, es lo único que puede volvermos más humanos.

Salomón Rotenberg dice en su libro:

"El holocausto fue un crimen ignorado"

Que aprendamos a escuchar los testimonios ayudará a que esta frase vaya atenuando su triste rigor.


Regina Steiner es Vice-decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad Maimónides - Ex directora de la Fundación Memoria del Holocausto


A propósito de la presentación en la sede de la Amia del libro, ABI WAITER : Sigamos adelante, de Salomón Rotenberg


19 de Noviembre de 2003 - 24 de Jeshvan de 5764
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