Últimamente el diario Clarín, diario de masivo alcance y que por lo general no tiene una postura proisraelí ni projudía (y también otros diarios), ha llamativamente dedicado una serie de notas relacionadas con un tema judaico bastante complicado de resolver en la actualidad: el Guet, divorcio judío. Para resumir brevemente de que se trata la cuestión, es sabido que para formar un hogar judío, marido y mujer sellan su unión bajo el palio nupcial (Jupá) involucrando a Di-s como socio en esta nueva familia en gestación. Si por algún motivo, alguno o ambos de los conyugues deciden divorciarse, además del divorcio civil deben obtener el Guet, divorcio religioso, para poder terminar con aquella unión espiritual. Ambas partes deben estar de acuerdo, de lo contrario, no se puede disolver aquella unión. En esta situación, la más perjudicada es la mujer, ya que queda encadenada a ese vínculo y no puede rehacer su vida, porque ninguna comunidad ortodoxa la casará y sus futuros hijos se considerarán bastardos. En el caso del hombre, es más fácil buscarle la vuelta al ser que la monogamia es por decreto rabínico.
En los últimos años se está viendo que muchos hombres aprovechan esta cuestión halájica (de la Torá) para extorsionar, vengarse y hacer sufrir a su ex esposa, lo cual se contradice completamente con los valores sagrados de la Torá y con el derecho universal a la libertad.
Volviendo al tema puntual expuesto por el diario Clarín, que es uno de los miles de casos que ocurren a diario y permanecen debajo de la alfombra, cabe aclarar algunos puntos. En primer lugar, estamos en presencia de un conflicto internacional, ya que compromete a la cancillería argentina y al tribunal rabínico de Israel y por otro lado, un conflicto intercomunitario, ya que aparecen sugerencias de corrientes reformistas, que buscan salidas fáciles al tema, sin profundizar en la halajá, que si bien podrían evaluarse, deben chequearse y analizarse con un conocimiento halájico cabal.
No se entiende porque el muchacho no puede salir de Israel ya que si simplemente diera el Guet, que es lo que le corresponde como buen judío, podría retornar a la Argentina sin problemas. La cuestión es que seguramente, debe querer sacar algún provecho del asunto y acorralar a la jovencita en un país como Argentina, en donde lamentablemente no se ha logrado aún contener a las mujeres ni brindarles una solución no extorsiva.
Este caso, lleva a reflexionar que el asunto del Guet no es un tema menor e irrelevante. Estamos hablando, de que un caso aislado provocó un conflicto entre dos países y el destape, una vergüenza realmente para la comunidad judía entera.
¿Cuándo será que los rabinos de todos los confines de la tierra, decidan reunirse y buscar una solución a este tema tan trascendental? ¿Hay que esperar que la sangre llegue al río?
Es momento de actuar, de terminar con la extorsión. De no ser cómplices de esta calamidad. De no ser indiferentes a la realidad. Porque tarde o temprano, todo sale a la luz, y nos compete como judíos ser ejemplo de las demás naciones, pregonar valores tan sublimes como la libertad, la justicia, la paz y el respeto.
Asociación Argentina de Agunot
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