La dramática situación social , económica y política que se vive en Venezuela desde la desaparición de Hugo Chavez, ha tenido proyecciones en casi todos los países del denominado frente bolivariano, sea por pertenecer a él o simpatizar con el mismo.
La base común de todos estos cambios tiene que ver con la caída internacional del precio del petróleo y otros productos de producción primaria en un mundo altamente competitivo y globalizado. Hoy es evidente que economías desideologizadas o de centro-derecha y centro- izquierda como podrían se las de Chile, Perú, Colombia y Uruguay han sido más exitosas que los modelos supuestamente progresistas( Ecuador, Cuba, Nicaragua, Venezuela y la Argentina del kirchnerismo) que con tal de imponer modelos socialistas terminaron de sumergir a sus países en ámbitos totalitarios donde hubo y hay intentos groseros de perpetuación en el poder, corrupción desenfrenada, persecución a la prensa independiente o / y opositora, modelos de gobierno autoritarios e intentos de establecer un pensamiento único y cambiar la historia. Todo ello homologado bajo ciertas medidas económicas, más populistas que populares, y que han terminado de sofocar a los pueblos que exigen cambios .
Siendo Latinoamerica una región pacifica en la que no hay movimientos secesionistas ni minorías nacionales que cuestionen la unidad de un país, violencia extremista islámica, ni importantes diferendos territoriales, ni complejos fenómenos migratorios, el continente tiene todo para desarrollarse.
En el caso argentino el visible acercamiento a los países que integran la Alianza del Pacífico, a EE.UU., al centrismo de Tabare en Uruguay, no hace más que indicar la necesidad de girar hacia Occidente en detrimento de " aliados " complicados como Siria, Irán , Venezuela y Bielorusia.
Aún Bolivia, donde el carismo de Evo Morales y una mejor justicia distributiva blindan al regimen, se advirtió el pasado fin de año de los cuidados a la hora de gobernar: ergo, la soberbia del poder.
Sin duda que los casos más notables de los cambios regionales han sido Cuba y Argentina. En el caso de Cuba el deshielo en las relaciones con EE.UU., su mayor apertura económica y el corte parcial de la dependencia petrolera venezolana, indicarían un escenario prometedor si esto viniera acompañado de una mejora en materia de derechos humanos dado que la politica restrictiva hacia los opositores continua en forma implacable.
La Argentina es más compleja por lo abrupto de los cambios. El Kirchnerismo derrotado con legitimidad en las urnas cerró un período especialmente decadente en los últimos cuatro años, algo que llevo a opacar algunos logros en la era de Nestor Kirchner.
El actual gobierno argentino, que dista de ser perfecto, tiene desafíos inmensos heredados de la corruptela populista ( no confundir con popular). Más allá de controvertidas medidas económicas, que benefician y perjudican intereses de clase, las medidas en política exterior tomadas para reinsertar a la Argentina en Occidente, son buenas. La derogación del infame Memorandum con Irán, una bajeza acuñada por Timermann y los iraníes y la clara mejoría en las relaciones con Israel, son parte del camino que se quiere transitar.
El gobierno argentino tiene por delante grandes desafíos para encarar. No se trata de solo de saber como se contendra la inflación o como se recompondra el salario de los trabajadores o las reservas del saqueado Banco Central sino principalmente prepararse para establecer un modelo equitativo y respetuoso.
La Argentina debe volver a ser un país líder en la región y aprovechar todas las posibilidades para generar imprescindibles cambios regionales que alejen los fantasmas del retorno a un pasado reciente y ominoso.
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