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Periódico Judío Independiente
"Una casa sin hijos es una colmena sin abejas". Víctor Hugo
Los hijos en las familias ensambladas

Por Por Susana Grimberg. Psicoanalista y escritora
Collage de familias

Suelo darle el nombre de collage a las familias ensambladas porque, cuando cada miembro de una pareja, al reiniciar su vida de pareja con otra persona, viene con su telón de fondo (background). Si, a los hijos de la primera pareja se suman nuevos hermanos, todos juntos, pueden crear un buen collage. La idea de familias para armar, sugiere no sólo que la nueva familia aún no está armada, sino que depende del movimiento que le van a dar cada uno de los nuevos integrantes de la familia.

En los últimos años, menos del cuarenta por ciento de las familias, responden a las estructuras tradicionales. Es, cada vez es más habitual, que cada miembro de la nueva pareja, haya tenido hijos antes de divorciarse, motivo por el cual, a los nuevos hijos, se agregan los del matrimonio anterior.

Muchos divorciados o, simplemente separados, aspiran a que los hijos del matrimonio anterior, se integren a la familia recién creada. Me refiero a “Los tuyos, los míos y los nuestros” título de la película a la que me referí la vez pasada, pero no en la década del sesenta, cuando las familias ensambladas empiezan a tomar vuelo, sino a comienzos del siglo XXI.

Hay que tener en cuenta que, si bien durante la semana cada pareja puede y elige vivir con los hijos de uno de los integrantes, los fines de semana son un familión. La escena puede parecer simpática, casi idílica y divertida cuando se ven tantos chicos que juegan juntos. Pero, el camino de toda familia donde se integran hijos de distintos matrimonios, empieza por una pérdida: la separación de los padres.

Si una separación no es fácil para nadie, es más difícil, aún, para los hijos. En realidad, a los padres, les resulta muy duro no estar con los hijos propios y a los hijos, no poder estar con los propios padres, también.

Como dije anteriormente, en los finales del siglo XX y los albores del presente, el modelo familiar "tradicional" (papá, mamá e hijos) ha dado paso a múltiples formas de vivir en familia: madres solas que viven con sus hijos; parejas que viven juntas sin casarse; hijos nacidos fuera del matrimonio o cuyo padre es la ciencia porque son fruto de la fertilización asistida. Las familias que se crean, son las familias ensambladas, con “hijos míos y tuyos... y nuestros”.

Aunque se lo hubieran propuesto, los nuevos esquemas familiares, de manera alguna lograron sustituir a la familia por todos aceptada. Lo que sí es cierto, es que se ha perdido el modelo hegemónico de familia nuclear. Pese a ello, según la psicoanalista francesa Elizabeth Roudinesco, la institución familiar no sólo no está en crisis sino que se abre paso a través de las nuevas familias.

¿La familia es un refugio? - Si es una auténtica familia, sí. A veces, no hacen falta lazos sanguíneos para que lo sea. Responde el pedagogo, Jaime Barilko, en una entrevista.


Debemos tener en cuenta una instancia que, a mi parecer, es significativa, y es la de que las reglas que provienen de los hogares anteriores se mantienen. Sostenerlas sobre el mutuo respeto, ha sido esencial.

Muchas veces, los problemas surgen, en primer lugar, por la relación con los hijos de la pareja y, en segundo lugar, por el manejo del dinero. También, vienen los encontronazos, uno de los miembros de la nueva pareja intenta asumir el rol de padre o madre de los hijos del otro. Finalmente, respecto del dinero, tampoco es fácil administrarlo cuando debe compartirse con el otro hogar de los chicos. Se necesita tiempo, poder confiar en el otro y un diálogo constante, para poder alcanzar la estabilidad en ese aspecto.



Sin palabras

La irrupción de las familias ensambladas es tan reciente en la historia de las sociedades que "ni siquiera hay un nombre que indique el grado de relación que tienen dos chicos cuando son hijos de cada miembro de la pareja", ejemplifica Graciela Faiman, psicoanalista especializada en Pareja y Familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina. "Tampoco hay nombres para la nueva pareja del padre o la madre, ya que madrastra y padrastro son palabras connotadas muy negativamente desde los cuentos. Si no hay cómo nombrar a estos vínculos, a pesar de que son muy comunes, es porque la sociedad no termina de aceptarlos", dice Faiman.

Sin embargo, los chicos lo toman con más naturalidad que los adultos. Un nene muy chiquito que vive con la mamá, su nuevo esposo y los hijos de aquél, inventó que los otros chicos son sus primos -cuenta la psicoanalista-. Y otro niño cuyos padres están separados y la pareja de su papá tiene hijos, dice que son sus hermanos.

En una sociedad donde los vínculos se arman y desarman cada vez más velozmente y con menos compromiso, es más frecuente que lleguen a la consulta niños o adolescentes, hijos no sólo de parejas separadas sino que los mismos padres formaron parejas varias veces. Suele ser tan doloroso que, que hay que tener mucho cuidado cuando se les presenta a la persona que, sin ser ni el padre ni la madre, irá al lugar que ocupó uno de ellos. También, debemos tener en cuenta, el surgimiento de una nueva cultura afectiva: la de los vínculos casuales o contingentes. El noviazgo único o serio, es una especie en extinción.

El aumento de relaciones de poca intensidad y la implicación amorosa, la pérdida de peso de algunas palabras como "novio", "marido", "esposo", "familia", en favor de otras como "amigovio", "pareja", "compañero", también son motivo de angustia e incertidumbre. Los mismos chicos viven su sexualidad con mayor libertad y muy frecuentemente en casa de sus padres. Por otra parte, la familia influyen cada vez menos en la vida de los hijos; cuanto más jóvenes, más peso tiene en ellos la opinión de los amigos.


Amarse y estar juntos toda la vida, dice Zigmunt Barman, hace algunas generaciones, no sólo era posible, sino que era la norma. Hoy, en cambio, se ha convertido en una rareza, una opción envidiable o loca, según el punto de vista. “Hoy, estamos expuestos a muchas tentaciones y permanecer fieles ya no es algo que pueda darse por descontado, pero al menos es una forma de preservar los sentimientos de la rápida disipación del consumo”.

La necesidad de amar y de ser amados, en medio de una continua búsqueda de realización, deja al sujeto humano imposibilitado de recibir la suficiente satisfacción.

El amor líquido es precisamente eso: un amor dividido entre el deseo de emociones y el miedo a las ataduras. Podemos elegir entre distintas posibilidades. Algunas opciones son más fáciles y otras más arriesgadas. Las que aparentemente implican menos compromiso son más simples que las que exigen esfuerzo y sacrificio. El amor no es un objeto empaquetado, listo para usar, dijo Bauman. Depende de nuestros cuidados, exige un esfuerzo constante, necesita ser re-generado, re-creado y resucitado cada día. Pero créame, dice el sociólogo con quien coincido, el amor recompensa esta atención maravillosamente.

Quiero concluir con este aforismo del Talmud;

“Tres cosas son para mí extrañas y cuatro las que no sé:

El camino del águila en el cielo;

el camino de la serpiente sobre la roca;

el camino del barco en pleno mar;

y el camino de un hombre con una mujer.” ( XXX, 18-20)

Número 596
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