La organización criminal islamista conocida por su sigla ISIS, que opera en Siria, Irak, Libia, amenaza con perforar la relativa tranquilidad de la sociedad libanesa y representa hoy uno de los elementos más peligrosos del extremismo islámico a excepción de Irán.
El discurso religioso de sus líderes esta lleno de deseos de venganza y odio y representa un retroceso del Islam hacia tiempos que parecían ya superados. Esta organización dice representar al islam "puro " y lo hacen bajo un prisma muy estrecho y justamente usando conductas y falsificando valores del islam en su lectura fundamentalista de la realidad.
Los países árabes viven hace décadas bajo las amenazas del islam radical y si bien son ellas la que lo sufren también son responsables de este engendro. Las raíces del islam radical se encuentran en el wahabismo saudí exportado hace dos décadas a los talibanes afganos y pakistaníes; en los radicales argelinos, en la Hermandad Musulmana egipcia, en Al Qaeda y que nutren al Boko Haram en Nigeria y a otros grupos en Libia, Yemen, Sudan del Norte y Somalía.
Todos los grupos aspiran llegar a un espacio político en la creencia de que solo de esta forma podrá imponerse la Sharia, ley religiosa como ley civil. El camino para conseguir esto justificaría la violencia como forma de expresión de su crueldad. La entronización de la violencia y el terror es esencial para hacer progresar los objetivos de estos movimientos radicales. Ya no la guerra porque hace falta la guerra sino la guerra en nombre de la guerra.
Los países árabes "moderados " como Kuwait, Bahreim, Jordania, Arabia Saudita y otros se acostumbraron a que Occidente acuda en su ayuda cada vez que se sienten amenazados.
Los bombardeos aéreos occidentales sobre el Isis no parecen haber hecho mucha mella en el poder de esta organización tal como lo ha demostrado la caída de bastiones kurdo-sirios ante la pasividad de Turquía, la Otán y el mundo en general, algo ya conocido en la Shoa.
De repente el mundo descubre que cada vez que pasa el tiempo estos movimientos islamistas se hacen más fuertes y más impiadosos con aquellos que no comulgan con su visión.
El ascenso del radicalismo islámico es fruto de la debilidad e ingenuidad de la politica occidental en especial de los EE.UU. Para que los países árabes puedan enfrentar al islam radical deben hacer una intensa autocrítica. No deberán esforzarse mucho ya que abundan los testimonios sobre la situación general del mundo árabe y su fracaso en todo lo que tiene que ver con el respeto a los derechos humanos, educación,dispersión de los recursos, corrupción política,falta de oposición democrática, opresión de las minorías, falta de desarrollo y una larga lista que podría continuar.
El estado islamo-facista que el Isis erigió no reparara las injusticias sociales del mundo árabe sino que las agravará .La conquista de tierras y el sueño del retorno a un islam radical es solo una pantalla de títulos amenazantes. En los hechos ese estado se autodestruirá por las mismas causas que lo han llevado a la lucha.
Todo el Medio Oriente necesita los cambios democráticos acelerados y eso sucederá cuando los países árabes abandonen la política del avestruz y observen la realidad en que viven sus sociedades.
La mal llamada Primavera Árabe se ha transformado en un invierno islámista. Los países árabes deben cambiar sus estructuras fosilizadas y poner fin a las injusticias sociales.
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