Comunidades


Periódico Judío Independiente
Soledad existencial: ¿Cómo encontrar un sentido a mi vida?
“Como Sísifo condenado a subir eternamente su piedra, así estamos los hombres, condenados a la libertad de construirnos a nosotros mismos a cada instante”. Jean Paul Sartre.

Elegí el pensamiento de Sartre como acápite, por el valioso lugar que supo darle a la libertad: la libertad de elegir construirnos a nosotros mismos, a cada instante. Sin embargo, en los tiempos que corren, la gente no se da cuenta de lo importante que es poder elegir. En esto se funda el libre albedrío. Cuando es sólo una frase, a la que no se le da el valor que merece, puede restar la sensación de que algo está roto, el gusto amargo de un vacío interior al sujeto, una sensación muy difícil de explicar.
Independientemente de la condición socioeconómica el sujeto, al sentirse una víctima de la tristeza y del vacío existencial, se des-vive “pensando” sin poder resolver nada. Como si fuera un rumiante, se empecina en masticar lo que le produjo la angustia y la desazón, para devolver enseguida lo que por sí sólo no puede tragar, menos pensar o hallarle alguna solución. El aplanamiento afectivo puede ser tal que lo conduce a una muerte en vida.
El sujeto, al comenzar este milenio, ha quedado expuesto a nuevos síntomas, que hoy pueden llamarse stress pero que, en realidad, es la neurosis de angustia. El sometimiento del sujeto para lograr una imagen corporal marcada por nuevos cánones de belleza, sumada a la dependencia a medicamentos, incluso drogas, para rendir más y a mayor velocidad, la intangible dependencia a todos aquellos objetos en los que ha quedado capturado, terminan taponando su pregunta por el ser.
El filósofo y sociólogo Baudrillard (1929 – 2007), supo hablarnos del peligro “de una sociedad saturada, sin historia y sin otro mito que el de ella misma”. En una sociedad entregada a un vértigo desenfrenado como la nuestra, y que hace de la vida un zapping permanente, es factible que el sujeto se sienta afectado por ese insondable vacío interior difícil de soportar.

Sigmund Freud, en Etiología de las neurosis, más específicamente las neurosis de angustia, se refiere a lo que él considera como causas concurrentes: emociones fuertes, agotamiento físico, enfermedades agudas, intoxicaciones, accidentes traumáticos, surmenage intelectual. Pero, agrega algo que es para subrayar, que “el trabajo intelectual es un medio protector frente a una eventual afección neurasténica; justamente los trabajadores intelectuales más perseverantes son los que permanecen a salvo”. Yo agregaría que el trabajo con las manos, ya sea el de un obrero o el que arranca la belleza oculta en una roca, como lo hace un escultor, también el que se dedica a las artes plásticas en general o al tejido o cualquier otra manera de expresar con las manos lo que otro hace con la palabra, preservan al sujeto del vacío existencial, muchas veces imposible de soportar. Incluso Freud mismo, dijo: “He sido un hombre afortunado en la vida: nada me fue fácil.”
Coincidentemente con este pensamiento, Woody Allen dijo: “Lo fascinante de cualquier forma de arte, ya sea el resultado bueno, mediocre o terrible, es que nunca será perfecta. Al acabar estás empujado a intentarlo de nuevo”. La vida misma es así: siempre volver a empezar.
El que habló, más en profundidad sobre el vacío interior, fue Viktor Frankl. Este escritor judío, nacido en Viena, víctima del nazismo, fue conducido, sin otro motivo que por su origen judío, a los campos de exterminio de Auschwitz y Dachau. Neurólogo, psiquiatra y psicoanalista, fue el creador de la logoterapia, expuesta en su libro más reconocido "El Hombre en busca del Sentido". En el mismo, habla del vacío existencial y de la cuestión penosa de estar sumergido en el profundo abismo de la soledad y de la angustia que lacera y destruye su existencia. Anteriormente, había publicado “From death camp to existencialism” (“Desde el campo de la muerte al existencialismo”), pero es en “El hombre en busca del sentido”, donde desarrolla su pensamiento y no duda en tomar la frase de F. Dostoievsky: “El hombre es un ser que puede ser utilizado para cualquier cosa”.
En situaciones como las que describe Frankl, la apatía, el adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que a uno ya nunca le importaría nada, es un mecanismo de defensa frente al dolor, la injusticia, la crueldad y la irracionalidad. Pero, si es sólo en ese contexto, ¿por qué se repite hoy, el mismo síntoma, si no se vive la situación extrema a la que alude Frankl, luego de padecerla él mismo y en carne propia? Se repite con otro matiz o disfraz, a causa del furioso rechazo existente entre los mismos hombres que, sumado al desprecio por las instituciones y el incremento de la desocupación, da lugar no sólo al desconcierto colectivo sino al desmembramiento del orden pre-existente.
La ciencia que ha apostado tanto a los medicamentos para disminuir el malestar, ha terminado anulando al hombre como sujeto singular, pues al tapar el malestar, termina impidiendo que el sujeto se interrogue.

El inenarrable vacío existencial
Muchas personas, afectadas por la violencia y la indiferencia social, sienten que vivir no tiene sentido y que un profundo “vacío” les resta vitalidad.
Las ciudades, más peligrosas y asfixiantes que nunca, suelen despertar este sentimiento trágico y, por momentos, incontrolable. A diferencia de los años sesenta, en que la gente era emocionalmente más fuerte y creía que el mundo podría ser cambiado, los jóvenes desde los ochenta hasta la fecha, parecen vivir una depresión generalizada. En verdad, el desencanto hacia la vida, es propio del fenómeno de despersonalización que genera la sociedad industrial. La técnica ha arrollado a las manifestaciones culturales, referentes importantes de identidad y pertenencia a un grupo, en tanto que las calles, los centros de trabajo y medios de transporte como el colectivo y el subte, ofrecen un ambiente en el que las personas viven rodeadas de gente, aparentemente acompañadas, pero solitarias en lo emocional.
Según Jean Paul Sartre, Gabriel García Márquez y Octavio Paz, después de la caída del bloque socialista que representaba una alternativa de cambio, se originó la gran desesperanza e incertidumbre que, también a mi parecer, muchos viven hasta el día de hoy.
Sin embargo, Albert Camus, al referirse al absurdo de la vida, considera que cada uno es responsable de dotarla de sentido. Tal como diría Sartre: "la vida, a priori, no tiene sentido. Antes que ustedes vivan, la vida no es nada; les corresponde a ustedes darle un sentido".
Por otra parte, la escritora Marguerite Duras, le da a la soledad un lugar privilegiado: “La soledad no se encuentra, se hace (…). Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros”.
En otro orden de cosas, la película El muro (The wall), de Pink Floyd, el personaje reclama por su madre, tan posesiva como imposibilitada de responder. También por el padre que, como tantos niños, casi no alcanzó a tener porque la guerra se lo arrebató.
Mucho ha mostrado el cine de cómo la ausencia de un padre puede conducir a la pérdida de la identidad y a la falta de confianza en sí mismo y, cómo gracias a su presencia, el padre puede transmitir los valores y el entusiasmo necesario para disfrutar de la vida.
Un lugar aparte ocupan las relaciones sexuales ocasionales. Las mismas, suelen dar la impresión de que algo ocurre de verdad pero, conforme pasa el tiempo, la liviandad en los vínculos aumenta la depresión, pues el sujeto infiere que no es importante para nadie y nadie es importante para él.
El desencanto por la vida, puede estar presente en muchas personas, pero el amor, el trabajo, el salir al encuentro de uno mismo por la vía del arte o del trabajo, son los que impulsan a sentir que la vida merece ser vivida.
Quiero concluir con esta reflexión de Víctor Frankl:
“A un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino."


Susana Grimberg. Psicoanalista y escritora.


Número 568
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708