Un empresario porteño, don Boris Furman, visitó Bariloche y ascendió a la cima del Cerro Otto, situado a cinco kilómetros del pueblo. No era sencillo llegar: un camino empinado sin asfalto y con muchos pozos. Al llegar al tope, don Boris se encontró con un pequeño kiosco sin clientes y una maravillosa vista de Bariloche y del lago Nahuel Huapi.
Así nació una idea: Construir un medio de transporte rápido, seguro y original que trepase hasta los 1405 mts. del cerro y crear un centro de turismo de montaña.
Hace algunas semanas Comunidades converso en Bariloche con los Sres. Edgardo H Veliz y Oscar Borrelli, Presidente y Vicepresidente, respectivamente, de la Fundación Sara María Furman, propietaria del Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto, para actualizar la entrevista que hiciéramos a don Boris hace ya una década.
El Teleférico Cerro Otto, construido con equipos enviados especialmente desde Austria, comenzó a funcionar en 1974 y revolucionó el turismo de la región.40 años después, las instalaciones transportan a unos 250.000 pasajeros por año, con picos de hasta 2000 personas diarias que en 12 minutos llegan al tope del cerro, con su confitería giratoria y una exposición de réplicas exactas en tamaño natural, realizadas en Florencia, de famosas esculturas de Miguel Angel Buonarroti: El David, La Piedad y El Moisés . Y al pie, todo el paisaje del Parque Nacional Nahuel Huapi. Pero la historia no quedó en un buen negocio. Años después, cuando aun no se hablaba de la gestión social empresarial, Don Boris decidió convertir el Teleférico en una institución de bien público que no dependería de donaciones sino de una actividad comercial en uno de los centros turísticos más importantes de Sudamérica.
En 1980 Boris constituyó la Fundación Sara María Furman, a la que transfirió todos los bienes de la empresa. Desde entonces, año a año, la Fundación dona el 50% de sus beneficios a la Cooperadora del Hospital Zonal Ramón Carillo de Bariloche y el resto a instituciones judías en Buenos Aires. Al comienzo fue el Hospital Israelita, luego el Hogar de Ancianos de Burzaco. Hoy se coopera con el Hogar de Ancianos LeDor VaDor y la Asociación Ory, que atiende a personas con discapacidad.
Don Boris siempre quiso ayudar a hospitales porque, como nos dijo hace una década, “cuando no tenía un peso y necesitaba un médico, siempre me atendieron en el Hospital Israelita”.
“Este año hicimos la mayor donación de nuestra historia: un total de $ 4.000.000. Desde que existe la Fundación se ha donado un total de alrededor de 10 millones de dólares.”, comentan los entrevistados.
No fue este el único emprendimiento social que generó don Boris. En Santa Fe funciona la Panificadora Sara Maria Furman, reinaugurada en 2009 luego que las inundaciones históricas de esa provincia destruyeran todas sus instalaciones, tras la firma de un convenio entre la Fundación y el Gobierno de Santa Fe con el propósito de proveer pan a instituciones de bien público y venderlo a precios populares a sectores carenciados, promoviendo además las reinserción social de personas privadas de su libertad.
“La Fundación nunca dejó de ayudar a las instituciones beneficiarias, aun en años en que – por motivos propios de los vaivenes del turismo y la economía mundial – no hubo utilidades. En esas ocasiones, don Boris destinó su propio dinero para no detener las donaciones”, mencionaron.
Hubo momentos difíciles. Cuando en 2011 hizo erupción en Chile el cordón volcánico Puyehue-Caulle, Bariloche se cubrió de ceniza. De pronto se detuvo el turismo y el teleférico estuvo sin poder operar 15 días para limpiar y reacondicionar los equipos. Y luego prácticamente no hubo movimiento turístico durante muchos meses pues el aeropuerto – la principal puerta de ingreso de turistas a Bariloche – estuvo cerrado.
Don Boris Furman (Z”L) falleció en el 2007, pero quienes dirigen el teleférico mantienen vivas sus enseñanzas de ayuda al prójimo. Don Boris contaba que su madre le había inculcado que “siempre había alguien más necesitado que uno a quien tenderle una mano..”. Y no sólo lo comprendió, sino que fue ejemplo más que suficiente de solidaridad!!
“Seguimos trabajando con nuevos proyectos para ofrecer nuevos servicios, algo imprescindible para reducir los riesgos económicos de una actividad vulnerable como el turismo”, comentaron tanto Veliz como Borrelli, directivos del emprendimiento del que surgen las utilidades para las donaciones anuales. En este complejo, actualmente trabajan unas 100 personas entre empleados directos y empresas proveedoras de servicios e insumos, cifra que se incrementa en las denominadas temporadas altas, para brindar la atención que se merecen quienes eligen la excursión por excelencia de Bariloche.
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