A comienzos de 1967 el conflicto árabe- israelí, que se venía desarrollando desde conflictos anteriores, estalló en asombrosa violencia y en seis días la nueva guerra se extinguió cuando pero aún nos golpea su onda expansiva.
En ese corto período de tiempo nacería un nuevo Medio Oriente diferente con un estado judío que triplicaría su superficie en una campaña militar defensiva que ingresaría a los anales de la historia de los prodigiosos triunfos militares.
Durante 19 años menos de 3.000.000 de israelíes vivieron rodeados de un muro de odio y hostilidad. Escapando de Polonia y Rusia y luego superviviendo al Holocausto, convirtiron los desiertos en vergeles a pesar de estar rodeados de un mundo árabe dividido en su liderazgo pero unido en su objetivo mill veces declarado de arrojar a los judíos al mar. Para lograr ese objetivo se prepararon para la guerra a pesar de las derrotas anteriores y se lanzaron a una virulenta campaña demagógica para demonizar Israel en el seno de sus poblaciones. Así es como se usaron películas, transmisiones de radio y TV, volantes, panfletos; todo ello para sembrar el odio antiisaelí acompañado de una guerra irregular desde 1956. Bombardeos sirios desde los Altos del Golán, colocación de minas explosivas en caminos y rutas de Israel, comandos terroristas que se infiltraban desde Gaza para matar, violar o secuestrar, eran parte de la receta para una lucha dispar contra Israel.
El 7-04-1967 hubo un pico en el enfrentamiento entre sirios e israelíes y el 15-05 gran cantidad de soldados egipcios cruzaron el canal de Suez para ocupar posiciones de ataque frente a la frontera en común con Israel. El 16-05-1967, en un dramático discurso el entonces presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, pidió a los soldados de la ONU, que desde 1956 separaban a israelíes y egipcios, que se retiren. En pocos días el entonces Secretario General de la ONU, U Thant, ordenó el vergonzoso repliegue de las fuerzas internacionales dejando a Israel frente a la agresividad sirio-egipcia. Esta sorpresiva y súbita salida del contingente de Cascos Azules, sacudio a Israel, al mundo y estremeció al mundo judío en particular. Las funestas nubes de un nuevo Holocausto comenzaron a asomar. El 22-05-1967 Israel convocó a sus reservistas. A las fuerzas sirias y egipcias se le sumó Jordania y contingentes irakíes i grupos irregulares palestinos de la entonces OLP, hoy llamada Autoridad Nacional Palestina.
La guerra fue inevitable cuando Egipto anunció el cierre del estrecho de Tirán y el Golfo de Akaba en abierta violación al derecho internacional.
Al quedar bloqueado el puerto israelí de Eilat se interrumpió la llegada del 90 % del petroleo que Israel consumía proveniente por entonces de un irreconocible Irán.
El gobierno israelí agotó los esfuerzos diplomáticos y se aprestó a una guerra preventiva que salvó su existencia.
Si 80.000.000 de árabes se unían contra Israel alcanzarían el objetivo de la destrucción tal como lo proclamara Nasser nuevamente el 27-05. Al otro día el célebree Moshe Dayan asumió como ministro de Defensa de Israel. Tropas libias y saudíes se sumaron a la coalición antiisraelí ante la pasividad del mundo Occidental.
La batalla diplomática se perdió y el 5-06 los aviones israelíes madrugaron a los pilotos árabes.
En seis días más el Medio Oriente sería muy distinto. Al término de la guerra Judea, Samaria, Gaza, la vieja Jerusalem, los Altos del Golán y el desierto del Sinaí quedaron bajo control israelí. En consecuencia los poblados del norte de Israel dejaron de estar bajo fuego sirio, se liberó el estrecho de Tirán y Jerusalem quedó unificada.
Israel festejaba el milagro moderno. El mundo árabe lamía su catastrófica derrota.
47 años han pasado desde entonces y mucha sangre, guerras, atentados, procesos de paz exitosos y truncos han quedado en el camino. El final aún no esta escrito.
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