El 30-6- 2013 se cumplieron 53 años del fallecimiento de este judío singular, que con su total entrega al trabajo comunitario supo ganarse el mayor de los respetos. Íser nació en Riga el 15 -10- 1881. Llegó a la Argentina junto a sus padres. Los hijos del matrimonio Masel-Rasquin fueron siete. Reb Iákov Íser fue una figura destacada en el panorama de la educación religiosa en nuestro país, de una sensibilidad poco común, de una actitud conmovedora hacia sus semejantes. Masél supo enseñar con la palabra y con el ejemplo. Se preocupó por difundir el estudio de la Torá y sostuvo que era obligación de todo el “ishuv” (comunidad) apoyar esas disciplinas, colocándose él mismo en la primera fila de los contribuyentes. Cuando se fundó la “Ieshivá Jafétz Jaím” (1943), y luego el “Heijal Hatorá” , en buena medida gracias a su esfuerzo, Reb Íser fue considerado por muchos un idealista fantasioso. Se pensó que sus planes eran irrealizables en nuestro país, dadas las condiciones reinantes en ese momento. Sin embargo, el tiempo le dio la razón.
DEL SUEÑO A LA REALIDAD.
Resulta difícil reseñar las experiencias vividas por Reb Íser, los obstáculos que debió sortear. Pero ni los fracasos ni las decepciones lograron abatir su ánimo, y siguió siempre adelante en la senda que se había trazado. Por último, el éxito coronó sus esfuerzos y pudo señalarles el Fue ahorrativo y austero en lo personal; vivía modestamente. Pero cuando se trataba de los dos institutos educativos, la “Ieshivá Jafétz Jaím” y “Heijal Hatorá”, exhibía toda la riqueza de su sentimiento judío. En ellos invertía toda su fortuna, adquirida con el trabajo diario en su Ardía en este hombre la llama de un ilimitado amor a la Torá. Para fortalecer su estudio y apoyar a los jóvenes educandos, llegaba hasta el sacrificio en una medida que resulta difícil imaginar. Sólo los más allegados podían percibir el idealismo que irradiaba. Reb Iákov Íser alcanzó un “Heijal” (Santuario) en vida, y también un “Heijal” para las generaciones que le siguieron, allí donde su espíritu perdura, entre centenares de alumnos que acuden a esas aulas, para ser educados en la tradición de Israel.
RASGOS PERSONALES.
Ese hombre silencioso, modesto y –en apariencia- común, guardaba una inusual reserva de energía, una fuerza que ponía de manifiesto cuando se fijaba un objetivo y no cejaba hasta alcanzarlo. . Una de esas virtudes era su auténtica humildad. Detestaba los primeros planos, se mantenía de costado mientras otros polemizaban en alta voz. Cuando se le solicitaba su punto de vista, nunca daba una respuesta categórica, queriendo imponer su pensamiento, sino que arrancaba con una frase como : “en mi opinión...”, o “me parece que...”. Y todo esto en voz baja, contenida, como disculpándose de antemano...
RECUERDOS PERSONALES.
Suele ocurrir que un episodio intrascendente quede grabado en la memoria de un niño, y luego, con los años, adquiera su verdadera dimensión, al reflejar la grandeza de la persona involucrada, según sus valores ético-morales. Cierto viernes por la tarde, mi madre debía consultar al abogado Dr. Israel Nóvik, que junto con el escribano Manuel Rubinstein eran socios de Masél, y me llevó con ella a la entrevista. Víspera de “Shabat”. En la sala esperaba mucha gente. De pronto entró el escribano Masél y pidió que los presentes lo perdonaran y le hicieran el favor de volver el lunes siguiente, en que serían atendidos como correspondía. En ese momento, cuando se avecinaba el sagrado “shabat”, ellos no podían seguir trabajando... Siendo yo un jovencito, su actitud, en cierto modo, me molestó. Teníamos aún luz de día, y el atardecer no parecía tan cercano...Hoy, sin embargo, valoro su conducta. Se trataba de un profesional, un escribano prestigioso, y dejaba de lado su tarea ante la sola posibilidad de profanar el sábado... Recuerdo siempre cómo Reb Íser alentaba a mi abuelo materno, Reb Tzví Hersch Basis Z”L, dado que los dos habían sido alumnos del gran erudito Rabino Jafétz Jaím, para que sealineara entre los fundadores de la “Sinagoga Polaca”, en la calle Serrano 69; y más tarde, para que hiciera a esa sinagoga la donación de un “Séfer Torá”. El recuerdo de la fiesta con que se celebró la donación, quedó grabado en mi memoria para toda la vida. También recuerdo la felicidad de Reb Íser Masél cuando se inauguró –en 1951- el “Heijal Hatorá” en la calle Ecuador 928. Era para él motivo de satisfacción y de orgullo, que niños y jóvenes de la Argentina fueran allí educados en el espíritu de la Torá y de la fe judía. En el mismo establecimiento, solía organizar, cada mes de Elul, un emotivo acto en memoria de las 93 jóvenes judías que, durante la Segunda Guerra Mundial, eligieron quitarse la vida para evitar su degradación y su oprobio a manos de las bestias nazis.
REFLEXIÓN FINAL.
En estos días de festejos, recordamos a Reb Íser Masél Z”L con respeto y admiración. Su existencia queda para siempre “anudada a los lazos de la vida eterna”. Es también nuestra obligación y no más que justo, manifestar que un ex alumno de la “Yeshiva Jafétz Jaím” , que se formó y se perfeccionó también en la “ Ieshivá de Pónivich” Rav Shmuel Arié Levin “shlita”. Bajo la dirección del “Gaón” e “ilui”(luminaria), del judaísmo del siglo xx, Rav Eliézer Menajem Shaj Z*L, tomó la antorcha que legó Reb. Isér Mazél y la multiplicó y la sigue encendiendo en distintos barrios de Buenos Aires y últimamente también en Santiago de Chile.
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