En cuanto escuchamos el término ‘Kasher’ ideas diversas acuden a nuestra mente: saludable, ortodoxo, anticuado, costoso. El Kashrut es el conjunto de leyes dietéticas que nos informa qué alimentos son aptos y cuales no podemos comer.
Si bien es cierto que la Torá se interesa por nuestra salud y bienestar físico, el objetivo de las normas del Kashrut es en realidad proteger y cuidar la salud espiritual y la pureza interior del ser humano. Así como los alimentos y nutrientes que ingerimos afectan nuestro cuerpo físico, ocurre lo mismo con la calidad de éstos y el modo en que influyen en nuestra alma. Un alimento en mal estado o simplemente insalubre puede provocar dolencias y complicaciones en la salud. De igual manera un alimento no Kasher, no ‘apto’, afecta nuestro ser más interno, nuestros pensamientos, sentimientos y cualidades. Por lo tanto, de la misma forma en que seguimos los consejos de especialistas con respecto a la nutrición, igualmente debemos hacerlo con el Kashrut. A modo de ejemplo, la Torá nos prohíbe ingerir carne de aquellos animales cuya conducta es salvaje como es el caso de las aves de rapiña; el motivo de esto es para que no asimilemos sus malas cualidades.
Debemos tener en claro que una vez que un alimento entra en nuestro cuerpo comienza a circular por nuestra sangre y pasa a formar parte de cada rincón de él, afectándolo tanto positiva como negativamente. No sólo en los planos físicos, sino también espirituales.
La Torá nos dice que para que un animal sea Kasher debe ser rumiante y tener pezuña partida. Uno de los mensajes que nos quiere transmitir, es que nosotros antes de hacer cualquier acción debemos “masticarla”, “desmenuzarla” y analizar si ésta es correcta, y recién después debieramos llevarla a la practica. Cada cosa y cosa tiene un motivo.
Muchas personas podrían creer que las leyes de Kashrut eran una medida netamente temporaria; que el salado de la carne se utilizaba para su conservación debido a la falta de refrigeradores, y que la carne de cerdo estaba prohibida a causa de la triquinosis. Pero existen en la Torá las 7 leyes universales de Noe, entre ellas: no cometer asesinato, respetar la institución del matrimonio, no robar y respetar toda criatura… Si las normas de Kashrut fuesen estricta y exclusivamente para proteger la salud, éstas deberían formar parte de las leyes universales para que así todos los habitantes del planeta cuiden sus cuerpos. Pero tal es el caso, que el objetivo principal no es físico, sino espiritual.
Tanto en otros tiempo como hasta el día de hoy, el Kashrut nos brinda muchos beneficios. Los espirituales, que ya hemos explicado brevemente, y los físicos. Algunos de estos últimos se encuentran a continuación:
· El nivel de rigurosidad de la Shejitá, faenado ritual, evita que comamos animales enfermos y defectuosos, mejorando la calidad de nuestras carnes y evitando enfermedades.
· La separación entre carne y leche permite que la digestión sea más ordenada.
· La rigurosidad en la supervisión de cada proceso ayuda a evitar múltiples problemas.
Por último, cabe destacar que el Kashrut nos permite trabajar constantemente sobre nuestro autocontrol. No todo alimento se puede comer, e incluso que este permitido, a veces tenemos que esperar para poder ingerirlo. Así, desde pequeños y en el transcurso de nuestras vidas, aprendemos que los logros inmediatos son ilusiones y que debemos tener paciencia y trabajar para lograr nuestros objetivos.
Gracias al esfuerzo de algunas personas el Kashrut es cada día más accesible. Aprovechemos esta oportunidad, ya que cuidar nuestro cuerpo y alma esta a nuestro alcance.
(x) Licenciado en Tecnología Industrial de los Alimentos
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