Comunidades


Periódico Judío Independiente
Los judíos en Venezuela
De la brillantez a la incertidumbre

Por Mario Czemerinski, especial para Comunidades
Desde la época de la conquista española hasta la actualidad, el aporte de los judíos fue significativo en el desarrollo de Venezuela. El conquistador sefaradí Pedro M. de Silva al frente de 300 hombres, casi todos ellos criptojudíos que huían de la Inquisición española, llegó a Borburata en el año 1569.
Hebreos originarios de Livorno, Italia, se establecieron en Tucacas en 1693, entonces el puerto más importante. Allí establecieron la primera comunidad judía registrada en Venezuela. Como consecuencia de haber sido hostilizados por los españoles, se vieron forzados a regresar a Curazao pero retornaron tiempo después. La primera sinagoga en tierra venezolana fue erigida por ellos. Esta colonización llegó a su fin en 1720, cuando las autoridades españolas arrasaron el poblado y le prenden fuego.

Un documento hallado en archivos instruye, en 1743, que los españoles pidieron vigilar la presencia de judíos que en gran cantidad se trasladaban entre las orillas del Amazonas y del Orinoco.

La causa independentista, firmemente apoyada por los judíos de Curazao que querían romper el monopolio comercial de la Corona española, capituló en el año 1812. Uno de los más importantes financistas de la Guerra de la Independencia fue David Castillo Montefiore, judío de Curazao. Simón Bolívar que tenía a su cargo el Puerto Cabello, debió huir a Curazao. Le dio refugio el judío Abraham de Meza. Luego pasó a vivir en la residencia del abogado sefaradita Mordechay Ricardo (1771/1842), originario de Holanda y probable primo de David Ricardo (1772/1823) hijo de un banquero que emigró de Holanda a Inglaterra, autor de los “Principios de la Economía Política y Tributación” en 1817 y miembro del Parlamento Británico durante los cuatro últimos años de su vida. En la rica biblioteca de Mordechay Ricardo, Bolívar abrevó de libros y documentos y escribió el Manifiesto de Cartagena. Además se albergaron en la casa de Mordechay Ricardo las hermanas de Bolívar, María Antonia y Juana, que huyeron del terror desatado por José Tomás Boves, en el año 1814.

Simón Bolívar envió al judío Benjamín Henríquez a Curazao en 1816, en pleno desarrollo de la guerra de la independencia, para reclutar hombres para el ejército patriota. Benjamín Henríquez fue ascendido a teniente coronel, participó en la Campaña Admirable y en la Expedición de los Cayos. Otro judío, Samuel Henríquez alcanzó el grado de capitán, y Juan Bartolomé de Sola, de igual procedencia, general de brigada.

En aquellos años Joseph Curiel le ofreció a Bolívar el apoyo de los judíos del Caribe, con hombres, pertrechos, armas y dinero. En dos décadas se dictaron una serie de normas que progresivamente equipararon los derechos de los judíos con el resto de los ciudadanos. El gobierno de Nueva Granada decretó, en 1819, que los miembros del pueblo hebreo tuvieran el derecho de establecerse en su territorio con garantías de libertad religiosa. Dos años después, estas medidas igualitarias determinaron la abolición del Tribunal de la Inquisición, lo que determinó que muchas familias procedentes de Curazao se trasladan al Continente, estableciendo estructuras comunitarias en Colombia y Venezuela. Estas liberalidades condujeron a la firma un tratado, en 1829, entre Holanda y la Gran Colombia (incluida Venezuela) que garantizaba a los súbditos holandeses la libertad de practicar su religión libremente. Finalmente, al año siguiente se modifica el artículo 22 de la Constitución garantizando la libertad religiosa.

Es curiosa la afirmación de Isidoro Aizemberg en su obra “La comunidad judía de Coro. 1824 – 1900”: “Los hebreos nunca construyeron una sinagoga, sino que los rezos se hacían en las casas de las familias más prominentes. Tampoco crearon alguna escuela que les permitiera educarse en su tradición. Con el paso del tiempo fueron perdiendo sus nexos con la fe de sus antepasados y entraron en un proceso asimilatorio hasta desaparecer como comunidad judía. De ella apenas quedan unos pocos que se mantienen como judíos, pero sus apellidos de trascendencia no sólo local sino nacional son testimonio perenne de la influencia dominante que tuvo esa comunidad”. Por su parte, la historiadora Paulina Gamus Gallegos escribió que, en 1831, vivían en la comunidad hebrea de Coro, David Maduro, Samuel Maduro y también Capriles, entre otros. Isaac José Pardo Abendana, judío sefaradí proveniente de la ciudad alemana de Altona, llega a Venezuela en 1841. Fue el fundador del Banco de Venezuela, el primero del país. Además, por su participación en la redacción del Código de Comercio, fue condecorado por el presidente Guzmán Blanco.

Contemporáneamente varias corrientes inmigratorias incrementaron y enriquecieron la judidad venezolana, aunque siguiendo conservando sus peculiaridades y conversando sus características originales. A fines del siglo IXI, mediante contratos que el gobierno otorgaba a agentes consulares, llegaron inmigrantes de Marruecos. Con la descomposición del Imperio Otomano, arribaron judíos procedentes de países del Medio Oriente y de los Balcanes, al finalizar la primera guerra mundial. Los primeros judíos ashkenazíes llegaron a Venezuela en las vísperas de la segunda guerra mundial , aunque en cantidades mínimas, porque una circular girada por la Cancillería venezolana a todos sus consulados prohibió expresamente otorgar visas a los judíos. Después de ese conflicto, sobrevivientes judíos europeos llegan en cantidades significativas, muchos con documentos apócrifos por la vigencia de la prohibición de 1930. Entre ellos los ancestros maternos de Henrique Capriles, el candidato opositor al régimen chavista. La creación del Estado de Israel originó hostilidad en países árabes, de donde en 1948 arribaron inmigrantes judíos. La independencia de Marruecos en 1956 origina otra ola inmigratoria de Tetuán, Tánger, Melilla, Ceuta y otras ciudades del norte de África donde el español era el idioma predominante.

La revolución “bolivariana” de Hugo Chávez con hostilidad manifiesta contra Israell y los judíos en general y su acercamiento estratégico con la República Islámica de Irán, determinó un giro dramático en la comunidad judía. Comenzó un proceso de emigración, principalmente a los EEUU y en especial en el Estado de Florida.

El deceso del demagogo dictador Hugo Chávez, que a luz de lo reseñado tiene poco de los ideales bolivarianos, abre una perspectiva incierta que, paradójicamente, está liderada por líderes de prosapia hebrea .

Si las contingencias políticas que polarizan a Venezuela entre los seguidores de Maduro y Capriles, con peleas en el Parlamento (que serían más propias del Coliseo Romano) hubiesen tenido lugar hace algo más de dos siglos, seguramente el Rabino Jefe de la comunidad de Coro o la de Curazao hubiese mediado para hacer “suljah”, es decir, lograr la conformidad de las partes con el propósito de lograr armonía. No sería improbable que ambos rivales sean primos, pues www.sologenealogía.com refiere que en el lapso que media entre 1890 y 1920, hubo cuatro matrimonios judíos que unieron a esas familias: Francisco Maduro con Cecilia Sarah Capriles, Eduardo Capriles con Betsi Maduro, David Maduro con Gladys Capriles y Milton Maduro con Delia Capriles.

Número 544
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