"Ustedes son judíos y nosotros no.
Ustedes estan circuncidados y nosotros no.
Nosotros somo arios y ustedes no.
Nosotros somos de una raza superior y ustedes no.
Nosotros somos los elegidos y ustedes no.
Ustedes son la verguenza y nosotros no ".
( Parte de una canción de un grupo de rock neo-nazi )
Solo muy pocos en la región conocen a la aldea por su nombre : Yamel.
"¿ La aldea nazi ? ", pregunto. "¿ sabe donde queda ? "
La pequeña aldea con algo más de 100 habitantes se encuentra en las cercanías de una ruta que conduce a Berlín. Esta en una popular zona turística en la que se engarzan la naturaleza con la historia alemana.
En Yamel las cosas suceden muy de a poco. En los últimos años activistas neonazis y sus familias compraron una granja tras otra.
La conquista aún no terminó. En la aldea viven algunas pocas familias no nazis y la mayoría se acostumbró a su presencia.
Otras familias abandonaron el lugar intimidados por los activistas de ultraderecha que los obligaron bajo amenazas a vender sus granjas.
Los neonazis proclaman a Yamel como " una ejemplar aldea nazi " o " zona liberada ". Si uno pregunta liberada de que le responden " liberada del poder de la república judía "
Al principio aparece el típico cartel de madera. Unos metros por delante, junto a las primeras casas y siguiendo el camino que cruza la aldea, hay una piedra grande y sobre ella una plancha de alumnio dorada en la que esta grabada : "comunidad de la aldea de Yamel, liberal, social y nacional ". El nombre esconde su prosapia neo- nazi. Es un juego de palabras muy difundido en la Alemania de hoy y de esta forma buscan birlar la ley que prohibe el uso de simbología nazi en el país.
Un cartel de madera señala las distancias a Berlín ( 257 km), Paris ( 1547 km) y Viena ( 908 km ). Al lado de Viena aparece el adjetivo " la vecina sureña " que es el nombre que los nazis le pusieron a Austria luego de la anexión de 1938.
Bajo el cartel de Viena aparece otro destino simbólico : Braunau a Inn ( 855 km ), cuna de nacimiento de Adolph Hitler.
La aldea no tiene visible símbolos nazis porque la ley lo prohibe pero todos saben de que se habla.
La única estación de colectivos esta orlada con viejas letras góticas, esas que los nazis tanto amaban usar. A su lado el dibujo con un sol naciente en un fondo azul, símbolo de la esperanza hitleriana de construir un imperio milenario. En la cercanía, sobre la tierra, hay un modelo hecho de madera de un patrullero alemán para que jueguen los chicos de la aldea. Las patentes del auto policial de madera llevan el número 88, un clásico del nazismo que hace referencia a Heil Hitler ( la h es la octava letra del alfabeto ).
Aquí o allá se ven algunas gallinas. Perros adiestrados estallan en furibundos ladridos si algún extraño se acerca al cerco de las casas. Casi no se ve la gente; un poco por el frio del intenso invierno alemán y otro poco por el caracter huraño y su desinterés en conectarse con el exterior.
Luego del almuerzo hay actividades " educativas " para los jóvenes pero es en las horas de la noche donde Yamel deja ver su rostro. Es el momento en el que los neonazis organizan reuniones en sus granjas a la que asisten activistas de ultraderecha de toda Alemania y parte de Europa. Por las noches, por los excesos del alcohol, brotan las antiguas canciones hitlerianas y los gritos de Heil Hitler se escuchan en cada lugar. Cada tanto organizan algún evento para recordar el natalicio de Hitler ( 20-04-1889). No lo hacen en fecha fija para no dar excusas a la intervención policial. A veces se escuchan disparos que provienen del bosque. Nadie en la aldea se asusta. Todos saben que los neonazis se entrenan en el uso de armas. Alguna vez la policía requisó algunas casas y encontraron posters agujereados por balas No solo eran las imágenes o fotos de los líderes políticos locales sino que estaban las fotos de Ariel Sharón y Simón Wiesenthal.
Swan Kruger es un gigante alemán de 35 años. Sus ojos destellan la mirada profunda de los neonazis. El logró realizar en Yamel una de las últimas revueltas. El último verano festejó el casamiento frente a unos 300 invitados en su mayor parte neonazis llegados de toda Alemania.
Kruger prometió construir en la ciudad un futuro panteón del IV Reich. Hubo bailes populares, música rock neo-nazi y mucha cerveza con salchichas.
Swan Kruger nació en Yamel y creció bajo un regimen comunista y a pesar de la oposición soviética al nacionalismo su familia se apoyó en la utraderecha. Con la caída del muro de Berlín las convicciones neonazis se reforzaron.
Kruger participó de un grupo violento que llegó a atacar una colonia de verano de un partido de izquierda y se transformó en una figura muy conocida por la policía alemana. Kruger tiene hoy una empresa de demoliciones y el logo de su empresa muestra a un hombre con un pico golpeando lo que parece ser una estrella de David rota.
El frente de las casas de Yamel luce abandonado. También los patios y jardines estan desordenados. La gente que viene a vivir a Yamel lo hace solo por un motivo : se transformó en un modelo de sociedad nazi.
Brigitte y Horst Luenheimer son de los pocos habitantes que no pertenecen a los neonazis y se oponen férreamente a ellos. Hace seis años dejaron Hamburgo y buscaron vivir en una aldea pastoril. " Ya sabíamos de antemano que Kruger y su madre vivían aquí pero la aldea es suficientemente grande como para que Kruger viva en una punta y nosotros en la otra. Otras parejas que vivían en la aldea fueron echados por Kruger y los suyos ", dice Horst. " Hay mucha presión. En uno de los festejos del cumpleaños de Hitler llegaron 150 neonazis a festejar y a provocar con total impunidad. Ellos gritaban que se liberaban de la república judía ".
¿Ustedes fueron agredidos ?
No con la violencia que sufrieron otros habitantes. Hubo pequeños aprietes . Nos ponían animales muertos en el jardín o nos tiraban basura en la puerta de calle. Hoy Kruguer quiere simular ser un buen ciudadano porque quiere incursionar en la política. Por eso hay menos agresiones.
Casi nadie en la aldea habla con la pareja opositora y muy pocos vienen a visitarlos a una aldea pro-nazi.
" Nosotros no podemos cambiar las ideas de los nazis pero podemos influenciar sobre otros aldeanos que vacilan ", dijo Horst.
Así se dio la paradojica situación que en un sector de la aldea vivían neonazis y en el otro quienes se les oponían.
Brigitte y Horst fueron agredidos por los neonazis pero la justicia exoneró a los responsables pero entretanto ambos se transformaron en figuras en los medios de comunicación que fueron en su apoyo para denunciar el crecimiento de la aldea nazi.
No es casualidad que la primera zona nazi "liberada " en la región de Maclenburgo. La zona se transformó en los últimos años en el centro del activismo neonazi más radicalizado de Alemania. Estos grupos son más agresivos y organizados que otros. A veces su accionar levanta olas. Ya en 1992 un grupo neonazi atacaba un centro de refugiados vietnamitas en Rostock causando la destrucción del complejo. Una multitud contempló los hechos sin intervenir ni oponerse. Solo que la acción del gobierno llevo a los neonazis a modificar la estrategia. Fue entonces cuando al igual que Hitler decidieron volcarse a la política. Los representantes de los partidos neonazis lograron incorporar a diputados en los parlamentos locales y crecieron en influencia en aldeas y concejos regionales.
Los neonazis de Mackenburg actuan en todos los frentes inclusive tratando de defender a los ciudadanos que se sienten avasallados en sus derechos por el gobierno y así logran ganar popularidad. Por ello es que realizan manifestaciones de corte cada vez más social : en favor del trabajo para los alemanes, en contra la dominación y la globalización del capitalismo liberal, en favor del freno a los inmigrantes, por la pena de muerte a los pedofílicos y en contra de los EE.UU. e Israel, llamadas " las potencias del mal " y del imperialismo. En especial contra Israel se ven manifestaciones con slogans pro-palestinos. En Maclenburg penetran en los servicios sociales, bomberos, jardines de infantes y participan en jornadas deportivas y tienen sus websites en Internet.
En enero de este año los dos partidos neonazis conformaron un frente cívico en vista a las elecciones de este año. Los neonazis se afirman en el condado y la aldea de Yamel no es ya una excepción. En pequeñas aldeas cercanas a la frontera polaca compran casas de gente quebrada por la crisis y las ofrecen a la venta a miembros del partido. Y todo legítimamente al igual que lo hicieran en Yamel.
Es dificil combatir el fenómeno y Brigitte y Horst lo saben . " Decidimos quedarnos en Yamel y el tiempo hará lo suyo. Para nosotros son terroristas. A veces sentimos que todo se derrumba alrededor. ¿ qué pasará ?. No lo sabemos. Los neonazis tienen una dinámica basada en la violencia. Hay en Yamel otras familias como la nuestra pero tenemos poca conexión con ellos . Yamel es una linda aldea. En verano hay un campo muy verde. No abandonaremos el lugar mientras no nos ataquen fisicamente y la policía nos defienda ", dicen.
En algún lugar de Alemania, cerca de Berlín, la serpiente del nazismo vuelve a crecer. La sociedad dirá hasta cuando.
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