El hombre está íntimamente relacionado con las luchas y/o las guerras que éste ha protagonizado a los largo de los miles de años en los que ha tratado de desarrollarse como sociedad. De hecho, es improbable el encontrar una región del planeta en la cual ésta regla no se haya confirmado…, y el Medio Oriente no ha sido -ni es- una excepción. Demás está decir que los procesos y sucesos de la historia son una cosa, pero el como resultan contados depende de la óptica de cada relator. Concurrentemente, en la República Argentina, el relato acerca del conflicto Mesoriental está teñido de extremos, y éstos -por distintos motivos- se tocan en un punto en común, la acerba crítica hacia el Estado de Israel y el omitir-difuminar las acciones del “otro” en el mismo terreno. En la punta progresista más reactiva del antisionismo y/o antiisraelismo local se ubican los idiotas útiles del grupo “Quebracho”, sus similares, y personajes de dudosa talla como el todoterreno pago Luis D’Elía... En la otra punta de la madeja se ubica el nacionalismo ultraclerical, que criticando a Israel desde otro ángulo disimula su acendrada judeofobia. Entre unos y otros hay quienes se han mostrado no mucho más moderados, pero sí al menos más racionales..., un ejemplo de ello ha sido el “Premio Nobel de la Paz 1980”, el Sr. Adolfo Pérez Esquivel. He dicho “ha sido”, pues ello cambió dramáticamente hoy, 25/11/2012, al ser publicado en el periódico Perfil un bochornoso comentario suyo, titulado “Basta al terrorismo de Estado”, y en el cual el líder del “Servicio de Paz y Justicia” se quitó su antifaz destilando una absurda miopía que en nada podrá ayudar a la paz, ni a la justicia, en una región tan conflictiva como la del Cercano Oriente…, algo que no se comprende, procediendo de alguien dotado de su inteligencia y preparación, y de la capacidad de influir para bien (o en éste caso, para mal). Es de lamentar que para Adolfo Pérez Esquivel no merezcan ser mencionados el “otro”, y sus permanentes y sistemáticas actitudes y acciones terroristas…, ni sus efectos directos en muertos o heridos en Israel (tal parece que éstos no cuentan). Tampoco menciona cómo -en su cobardía- ese “otro” utiliza su propia población como escudos humanos…, ni el cómo confisca toda ayuda humanitaria llegada (para ser utilizada por su pueblo) y la destina como abastos de su esfuerzo guerrillero…, ni la sistemática confiscación de todo subsidio y/o donativo recibido, (previsto para dotar a su población de aquellas redes y servicios públicos que cualquier ciudadano se merece) y los utiliza para la compra de armamentos de ataque. Ese “otro” -al cual Adolfo Pérez Esquivel intencionadamente omite- es el HAMÁS, es la JIHAD ISLÁMICA, y los demás “grupos terroristas” que operan en GAZA financiados y armados por Irán (un país que niega el derecho de Israel a existir como estado y judío; que niega no solo la veracidad, sino la ocurrencia misma del holocausto; y que se niega a extraditar hacia la Argentina a aquellos de sus ciudadanos sospechados de participar en los luctuosos atentados dinamiteros ocurridos aquí en Buenos Aires, en los años 1992 y 1994), como así también por Rusia, China y Corea del Norte…, a cual más joyita. No es mi función el ensalzar a las autoridades israelíes…, pero la actitud de Adolfo Pérez Esquivel de no nombrar a todos éstos asesinos organizados y sus acciones, o de teñirlos con una pátina heroica (cual si fueran Gandhi, ó la Madre Teresa de Calcuta) es un acto teñido de un cinismo absoluto, una burla a la inteligencia de quienes conocemos la verdad del día a día Mesoriental…, y una clara acción desinformativa dirigida hacia aquellos que no estén tan avispados acerca de la realidad de dicho conflicto. ALBERTO JORGE SILBERSZTEIN DNI. Nº: 11.171.949
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