Este último verano tuve la dicha de veranear en la ciudad de La Falda, a 70 kilómetros de Córdoba capital. La última vez que visité el lugar tenía 23 años. Mucho ha cambiado desde entonces pero la mole que dio origen a la localidad, el Hotel Edén, no solo se mantiene en pie sino que esta siendo reciclado ( a un costo total de u$s 10.000.000) por la Municipalidad de La Falda que plantea transformarlo en un centro turístico integral. El hotel, cuya fachada exteriorya fue reciclada, esta ubicado al pie del cerro el Cuadrado y rodeado de lujosas casonas que conforman el barrio Villa Edén que rodea parte de la céntrica Avenida Edén, arteria comercial principal de la ciudad.
Una visita guiada al pomposo y semi ruinoso hotel, empìeza a revelar muchos secretos, entre ellos porque en esta localidad serrana se asentaron tantos nazis en los años de pos-guerra ( se habló de Adolf Eichmann, Josef Schwamberger, extraditado a Alemania por el gobierno de Alfonsín en 1987 ) y hay algún historiador que establece que estaba planificado como el refugio de Hitler en la Argentina.
Los que suban las escalinatas de marmol del Edén antes de empezar la visita podrán ver una pequeña recepción de madera que reconstruye la original y en nada acorde con el lujoso hotel. A su lado hay un amplísimo comedor para 250 comensales atendidos por 80 mozos y camareros y en donde se conservan gigantescas arcadas que contuvieron espejos que hoy no estan. Las columnas que sostienen el techo y los dos miradores son originales y el piso que era de robel de Eslavonia fue reciclado. Al otro costado se accede a una moderna confiteria que recrea el bar de aquella época. Luego se puede ver un amplio salón de usos generales en el que antes se bailaba en fiestas con frac y vestidos largos y se hacían espectáculos musicales. Hoy, el salón se alquila para eventos sociales de los faldenses. A su lado, un muy pequeño museo permite ver un video y fotos de época, máquinas de escribir, algún raído escritorio de conserjería, un curioso matafuegos de alumnio, más fotos de ilustres huéspedes y restos de vajilla que conservan la imágen del águila nazi.
Ninguno de los guías dejo de reconocer el ominoso rol que en algún momento ciertos dueños del hotel tuvieron ( entre las dos guerras mundiales) cuando fue comprado por Walter e Idah Eichhorn pero a la vez se le reconoce a este matrimonio, el crédito de haber fundado La Falda y por la proyección internacional que tuvo el hotel.
Es que hay que tener en cuenta que allí se alojaron los presidentes Julio Roca, José Alcorta, Agustín P. Justo y Roberto Ortiz . También se alojaron el poeta Rubén Darío, Arturo Toscanini, el príncipe de Gales y el duque de Saboya.
Erróneamente se dice que Albert Einstein se alojó en el hotel pero no fue así: rumbo a la Cumbre, en 1924, visitó el hotel y se sacó una foto en su escalera principal para luego seguir viaje.
El hotel con su lujo, esplendor y un entorno climático singular atrajo a la clase alta argentina a la que los médicos de la época recomendaban el clima serrano para las enfermedades asmáticas y de tuberculosis.
Desde la recepción se puede subir una otrora lujosa escalera de madera de roble que conoció alfombras rojas que fueron saqueadas al igual que un trozo original de la baranda. Ya en el primer piso se accede a un amplio balcón terraza con una vista espectacular a los jardines del hotel. El piso conserva sus baldosas originales. Un vistazo a algunas de sus 100 habitaciones las muestra casi en ruinas, incluso la suite presidencial pero hay en marcha trabajos de restauración. En los baños se ven los restos de las bañaderas de cuatro patas, lavabos e inodoros. En el techo del hotel ya no esta el águila que caracterizó su frente. En el mismo piso también se puede ver un montacargas de madera por el que se subía la comida a los huespedes y personal de servicio que por su "menor " linaje no podían comer en el salón principal.
Un amplio patio interno permite evocar un viejo escenario por el que desfilaron diversos espectaculos que se ofrecían casi todos los días.
En un lateral del hotel en estado muy ruinoso se observan la lavandería con cinco gigantescos piletones, un viejísimo sistema de planchado a rodillo y secado a vapor ( moderno hace 70 años). También se ven los restos oxidados de fraguas, calderas de calefacción y agua y generadores de energía, uno de ellos, alemán. El tablero de control eléctrico de marmol se mantiene pero las piezas de bronce fueron robadas, una constante. " Si queremos conseguir las sábanas de algodon y el lujoso mobiliario del hotel y su porcelana, nos alcanzaría con buscarlo entre los habitantes de La Falda ",dice con enojo la joven guía.
Un vistazo al otro lateral del hotel permite inferir donde estaban las caballerizas y un tupido bosquecillo reemplaza las hectáreas en que se cultivaba todo lo que se consumía en el Edén. " El hotel lo único que no producía eran vinos y chocolates europeos ",dice la guía.
En su época de gloria el hotel poseía una flotilla de taxis que transportaban a los pasajeros que llegaban a la estación de tren ( única forma de acceder). Una parte de los restos de la estación se pueden ver reciclados frente a la estación del ACA. Los taxis llevaban a las distinguidas visitas por lo que hoy es la avenida Edén y que antes era la entrada arbolada al hotel.
El hotel Edén fue fundado en 1897. 500 trabajadores los terminaron en tiempo record de un año . Sus dos plantas contaban no solo con 100 habitaciones sino con 38 baños, comedor auxiliar para niños y personal doméstico, sala de lectura, jardín de invierno, bar, una galería para damas y otra para caballeros. El hotel tuvo un campo de golf de 18 hoyos, una cancha de Tennis ( hoy de la un club local ), una pileta de natación con aguas que se renovaban de un arroyo serrano y hasta un banco. Su mobiliario, vajilla, platería, cristalería, pianos, pinturas y alfombras, eran europeas .
El hotel nació de un proyecto osado de tres jóvenes alemanes que compraron lotes de la estancia La Falda de la Higuera.
Las 5.000 toneladas de material de construcción se trajeron en tren. Ya en 1898 llegaban los primeros pasajeros. Sin embargo el proyecto turístico naufragaba por falta de difusión en Europa. El 15-04-1912 el hotel es adquirido por los hermanos Walter t Bruno Eichhorn. Dado lo elevado de los gastos lotearon parte de las 900 hectáreas y en 450 de ellas se fundó la actual La Falda.
La inocultable simpatía y cercanía de los Eichhorn e Ida Bonfert con el nazismo, generó que en 1945 el hotel les fuera incautado y utilizado como prisión de lujo para diplomáticos japoneses. En 1947 Perón devuelve el hotel a los desanimados dueños que lo venden. Uno de los compradores sería Juan Duarte, cuñado de Perón
En 1953 el hotel entra en convocatoria y luego va a remate. Su última temporada fue en 1965 cuando cerró sus puertas. Su último dueño fue Armando Balbín, hermano del histórico líder radical. Desde entonces el abandono, la desidia y el descuido llevaron al progresivo y sistemático saqueo del hotel. Este, tenía una hermosa habitación que hacía las veces de una sala de correo y en donde la gente en una mesa circular de madera escribía las cartas. Lo único que quedó de dicha sala es la mesa de madera que no pudo ser robada por estar empotrada.
En 1970 se intentó reabrirlo como casino pero el proyecto se malogró y deterioró aún más la construcción. En 1988 fue dclarado monumento histórico y en 1998 lo adquirió el municipio de La Falda que se va encargando de su restauración.
El lugar, en el que llegaron a trabajar 80 mozos, hoy subsiste en parte por las visitas guiadas de los turistas que abonan $ 23 por persona por una recorrida de dos horas. Vale la pena.
El pasado nazi de los Eichhorn fue develado por documentación desclasificada en 1995 por el FBI. Los documentos develan que los Eichhorn eran fervientes contribuyentes de Hitler ( se habla de cifras totales de $ 300.000 de aquella época). Hitler no olvidaba estos gestos, los agradeció por carta ( se puede ver uno de los amarillentos documentos durante la visita ) y los Eichhorn se reunieron con Hitler en Alemania en varias oportunidades.
El historiador Carlos Panozzo expresó que las arengas y discursos de Hitler se transmitían por los altavoces del hotel al ser captados por una antena de onda corta erigida en el techo del hotel ( hoy no se la ve ).
El intercambio epistolar con Hitler fue fluído. El 13-02-1933 Hitler les escribió : " gracias por sus felicitaciones por mi elección como canciller. Los viejos amigos son los responsables como yo de la victoria ". Tiempo después escribiría : " Me permito otra vez agradecerles por la ayuda financiera que otorgan y que alivia una parte de mis preocupaciones ".
Los Eichhorn murieron en 1961 y 1964 y sus restos reposan a siete kilómetros del hotel en el pequeño cementerio de Valle Hermoso.
En La Falda se los cita o recuerda con una mezcla de admiración por su visión y desazón por su apoyo al nazismo.
Los Eichhorn legaron su fortuna a sus descendientes, sus sobrinos, que aún viven en una importante estancia a espaldas del hotel. Sistemáticamente han negado todo contacto con la prensa.
Ernesto Guevara, padre del Che, recuerda en su libro Mi Hijo el Che, que en los años 40 integraba una agrupación antifacista y se enteró que desde el hotel se cifraban mensajes a Berlín. " Cuando llegamos ",dijo, " tuvimos que aceptar que el hotel tenía protección policial ".
Una hermosa calle de La Falda, donde esta el cuartel de bomberos, lleva el nombre de ambos y una plaqueta de marmol bajo un ombú los recuerda como pioneros de la ciudad pero no como amigos de Hitler.
La mole del hotel guarda aún muchos secretos. Los duendes del Edén se niegan a desaparecer .
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