Obama ya se encuentra en campaña para un próximo período electoral. A simple vista , la posibilidad que el voto judío en la presidenciales se corra del apoyo a los democratas a los republicanos, es casi nula. La vinculación de los judíos de EE.UU. con los democratas esta enraizada y es profunda y esta anclada en procesos políticos y sociales que se desarrollaron desde hace por lo menos 8 décadas. Fue el entonces presidente Franklyn Delano Roosvelt el que en la época de la Gran Depresión formó la " gran coalición ", de la cual la comunidad judeo-americana fue parte.
Desde 1932, salvo una rara excepción, no pudieron los republicanos tener más que el 35 % de apoyo de la comunidad judía. Nixon en 1972 y Bush padre en 1988, lograron un 34 % de su apoyo. La excepción fue Ronald Reagan que logró el 39% en 1980. El democrata Jimmy Carter fue el menos de los apoyados por los judíos.
Antes estos antecedentes surge la pregunta si el paso de estos 32 años implicaría que otro presidente democrata, en este caso Obama, pueda perder el apoyo de la influyente comunidad judía.
Hace tres años, cuando fue elegido, Obama recibió el apoyo del 78 % de los judíos americanos a pesar de las dudas que generaba su origen islámico y el apoyo incondicional a Israel de su rival republicano, John Mcain.
A pesar que Obama ha nombrado entre sus principales asistentes a un importante e influyente líder judío ortodoxo como Jack Lew, hay encuestas que a mi criterio tempranamente indican que solo el 51 % de los judíos americanos apoyarían nuevamente a Obama en su carrera hacia la Casa Blanca.
Las causas del debilitamiento de Obama son amplias y complejas. En el centro se encuentra su comportamiento a nivel internacional para con Israel que llegó a la cima de la presión con la insistencia en que Israel congele asentamientos y el pedido de que Israel vuelva a los límites de 1967. Ambos puntos le generaron duras críticas de parte de la comunidad judeo-americana. La imagen que se presentaba ante ellos era la de un presidente alienado de los fenómenos de la política internacional desconectandose de las relaciones especiales entre Washington y Jerusalem cuyas bases se encuentran fundadas en la percepción de compartir valores comunes, culturales y una historia singular entre dos países siempre democraticos con fuertes tradiciones religiosas. No lo ayudaron a Obama las declaraciones de su embajador en Bélgica, antes de ir a Europa, cuando dijo que el antisemitismo entre los musulmanes europeos surge del conflicto palestino- israelí.
A excepción de los últimos meses, en que se agravó la tensión entre EE.UU e Irán, la relación de Obama hacia Israel fue fría aunque se reivindicó cuando rechazó la propuesta unilateral palestina de proclamar un inexistente estado palestino en la ONU. Por el contrario, el alineamiento republicano con Israel se fortaleció. Su apoyo es sólido, declarado, incondicional y en especial en el área de seguridad.
También el hecho que la posición pública de Obama en el marco de la grave crisis económica que sufre el país, influye en los judíos de clase media que le dieron su apoyo en el 2008.
No hay dudas que en los meses que faltan el gobierno de Obama hará un esfuerzo singular para acercar posiciones con Israel para sostener el voto judío. La pregunta es si no se trata de un esfuerzo tardío en especial porque el voto judío tiene su presencia en los principales distritos electorales.Los siguientes meses nos ayudarán a entender si el rival republicano Mit Roomey, supo aprovechar estas ventajas o el carisma de Obama alcanza para retener el voto judío.
¿ y ud. que opina ?. Escribanos a periodicocomunidades@gmail.com
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