La venta de sofisticados misiles a Damasco por parte de Moscú, en plena acción genocida del regimen sirio, tiene un objetivo claro : hacerle entender a Israel y EE.UU. que Moscú no esta dispùesta a perder su influencia en el Medio Oriente y que aspira a sostener al regimen de Assad, lo más posible .
El temor principal de Israel es que esos misiles vayan a manos del Hizbollah.
La Rusia del último decenio es una de las nueces más dificiles de digerir. La política exterior rusa tiene sus objetivos rectores, su lógica pero el problema es que en Jerusalem no siempre lo entienden.
A primera vista las relaciones entre Rusia e Israel son cálidas : visitas mutuas de ministros, cooperación en áreas de seguridad y contraterrorismo hasta que Israel se encontró con la sorpresa de una importante venta de sofisticados misiles.
Es que la decisión rusa tomada ya hace meses de vender los sofisticados misiles tierra-agua modelo P-800, capaces de hundir una barco, no hace más que confirmar el trabajo de 18 años de investigación científica. La venta, ya aprobada en 2007, no se hace para ganar unos cuantos miles de rublos más. La idea es dar señales concretas de la nueva política rusa en tal sensible región. Los rusos estan disgustados con Israel y EE.UU. por no darles lugar en las negociaciones con los palestinos. Ellos se consideran una potencia influyente en el Medio Oriente y quieren hacerse valer. Cuando por los caminos tradicionales no funciona, hay otras formas de manifestarlo . Quien busca otros indicios, los puede encontrar.
A 37 años de la guerra de Iom Kipur, el presidente de Irán visitó Damasco. Mientras se producía la sugestiva visita, los rusos aprobaban la venta. Durante la guerra de Iom Kipur, en la que la URSS apoyó a Siria, se produjo un golpe muy duro en al prestigio ruso : Israel hundió 5 patrulleras sirias de origen ruso frente a las costas de Siria con misiles de origen americano.
Hacia fines del 2010 el ejército sirio es muy dependiente del apoyo iraní. La marina siria no puede enfrentarse a su par israelí sin ser superada y por ello la búsqueda de misiles lanzados desde tierra. Pero el problema principal es Hizbollah.
En los últimos meses fuentes de inteligencia de EE.UU. e Israel obtuvieron datos concretos de la transferencia de Damasco a Hizbollah de armas que alterarían el equilibrio militar en la región. A los pocos días supieron que se trataba de los misiles Scud, un misil de uso regular en el ejército sirio. Assad decidió cambiar las reglas de juego y apoyarse en Hizbollah para que le cuide sus armas estratégicas. Israel evaluó un ataque directo a las caravanas de camiones que llevaban los misiles sirios a Hizbollah pero Obama rechazó la iniciativa. Toda arma siria que llega al Hizbollah es una amenaza directa a Israel. La diferencia entre Siria e Israel es tan solo quien tiene más para perder. Assad no quiere perder su gobierno, algo viable si estalla una guerra. En Hizbollah en el peor de los casos se generaría una confrontación interna, agravaría los conflictos civiles en el país, tal cual como sucedió en la guerra del 2006.
Siria tuvo gran parte de su existencia apoyado por el hoy inexistente bloque comunista solo que con la caída de la URSS las relaciones se enfriaron y Siria perdió base de sustentación en el poder ruso. Las relaciones entre ambos países se renovaron hace cinco años cuando Assad viajó por primera vez a Moscú. En ese entonces Putin condonó a los sirios una deuda de u$s 10.000 millones. Putín, que creció como comunista pero que entendió muy bien como se hace plata en esta nueva era, entendió que ese dinero estaba perdido. En su lugar propuso nuevos negocios. Los sirios pagarían por adelantado y los rusos a cambio les proveerian moderno armamento con apoyo financiero iraní. Los sirios lograron firmar acuerdos sobre compras de aviones Mig 29 y sistemas defensivos más modernos. Así es como los sirios solicitaron los sofisticados aviones Mig E-31, misiles tierra-aire S-300 ( muy preocupantes para Israel ) pero si bien Rusia aprobó el pedido, aún no fueron entregados. Siria pidió también un reactor nuclear civil ( Israel le destruyó uno incipiente en el 2007) pero los rusos se negaron para no enojar a Israel y EE.UU.
La cancillería israelí tiene un ala muy prorusa encabezada por el propio canciller Avigdor Lieberman. Sin embargo no se ve con buenos ojos que Rusia suministre misiles a Siria y por ello se amenazó a Rusia con venderle misiles israelíes a Georgia, algo que hizo recular a los rusos. Antes de la breve pero sangrienta guerra entre Rusia y Georgia ( 2008) estaban en Tibilsi ( capital de Georgia ) decenas de ex miembros de la inteligencia israelí. Georgia compraba todo a Israel incluso aviones no tripulados ( drones ). El resultado de la guerra fue negativo para Georgia pero los rusos pidieron a Israel cortar los suministros y entrenamiento al país disidente.
Rusia no acepta la militarización de ningún país vecino sin importarle si el que vende es un estado o una empresa privada. Israel cerró el grifo y Georgia no recibió más armas. Ahora que los rusos venden misiles a los sirios resurge la posibilidad de rearmar a Georgia como una sutil respuesta. La idea desapareció tan pronto como surgió. La causa de ello no se encuentra ni en Damasco ni en Hizbollah. La venta de armas rusas a Siria molesta; los mensajes agresivos despiertan preocupación pero lo que le preocupa hoy a Israel es el proyecto nuclear iraní y para frenarlo Israel necesita a Rusia ( que le construyó una central a Irán ). A pesar de la firme colaboración rusa con Irán, los rusos se han negado a suministrarle el misil antiaéreo S-300 algo que Israel valora. Los rusos tampoco quieren un Israel con armas nucleares.
Así las cosas, Israel debe resignarse a un rearme sirio a cambio de un freno a la ambición nuclear iraní.
El tiempo dirá si la decisión es acertada.
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