Encontrar una pareja estable no es tarea sencilla, y después de varias desilusiones las posibilidades parecen cada vez más remotas. La fantasía de la media naranja se va desdibujando, y llegamos a conformarnos con ¼ de pomelo echado a perder. Los tiempos de la shadjnte, casamentera del pueblo, quedaron atrás, y encontrar la persona adecuada está ahora solamente en nuestras manos. Pero, ¿quién dijo que todo está perdido? . La comunidad nuevamente sale a nuestro auxilio y se nos presenta como una gran oportunidad de dejar de estar solos.
“Es más fácil encontrar una pareja de la cole, porque la comunidad judía une, y nos buscamos unos a otros”, explica la Lic. Silvia Gluck, psicóloga con máster en dinámica de grupos, que coordina encuentros para gente sin pareja en la Comunidad IONA ..
A sus reuniones semanales asiste gente en busca de una pareja estable, y de amistades duraderas, de un escape de la soledad. Y encuentra un grupo que para muchos se convierte en familia, con el que conversar, debatir, festejar los jaguim, salir el fin de semana o vacacionar, en fin, con el que compartir la vida y sentirse acompañado. Silvia afirma que se formaron muchas parejas y también muchos grupos de amigos, y concluye: “lo que me pone contenta es que se evita la asimilación, viene gente que esta totalmente alejada de la comunidad, que por ahí antes hizo parejas antes no judías, y ahora precisan el arraigo a sus raíces”.
Espacios como éste existen muchos y muy variados. Todos somos distintos y tenemos necesidades diferentes, los tiempos cambian rápidamente y los tradicionales lugares de encuentro parecen agotados. Por eso, desde hace ya 20 en nuestra comunidad hay profesionales que se encargan de crear y recrear estos sitios para incentivar la comunicación y sociabilización.
Raquel Canale, psicóloga social que fue pionera en la organización de encuentros de sociabilización, hace ya 18 años, relata: “yo estaba sola y empecé a ver que había algo que no me cerraba, yo no era mujer de boliche y era importante poder hacer algo diferente. Había toda una generación que buscaba afianzar vínculos de otra manera”. Entonces, empezó a organizar reuniones en su casa a las que invitaba a sus amigos. “Asaltos, como cuando éramos chicos”, agrega. “Mis amigos la pasaban bárbaro porque yo me ocupaba de presentarles gente”. Así nacieron sus famosas “cenas de vinculación”. De a poco los eventos empezaron a crecer, Raquel puso avisos en el diario y más gente se fue acercando y es hasta el día de hoy que organiza las reuniones en su casa: “podes venir y vas a dejar tu cartera arriba de mi cama”, agrega. Allí recibe diferentes grupos, uno de chicas desde 28 años y hombres desde 30 hasta 45, y el “grupo de todas las edades”, donde la mayoría es de 40 para arriba. Sin embargo, esporádicamente organiza mega eventos a los que concurren alrededor de 600 personas. Además, Raquel maneja una “consultora para búsqueda de pareja estable”, cualquier similitud con la del personaje de Mercedes Morán en “El hombre de tu vida” es mera coincidencia. Ella tiene entrevistas con los clientes y los ayuda a encontrar a la persona indicada. Este emprendimiento también empezó de entrecasa: “si yo salía con alguien, lo anotaba en mi agenda con su nombre, ocupación y teléfono. Cuando tenía a una amiga para presentar, buscaba en la agenda los datos y listo”, explica.
Desde hace ya más de una década, otro espacio de encuentro y vinculación es la comunidad virtual. Desde los 13 y hasta los 80 años, la web es una herramienta eficaz y cumplidora. Diego Arcusin, director del portal Delacole.com, explica que en su servicio de encuentros vía mensajería instantánea, la gente se arma un perfil, en el que describe sus características personales y qué es lo que está buscando. Así, en un marco de absoluta privacidad, centenares de personas, ya sea en busca de una amistad o de casamiento, encuentran contención, compañía y comparten buenos momentos.
Sin embargo, hay quienes advierten los riesgos de quedarse solamente detrás del monitor. Sonia Malamut, organizadora de multieventos semanales de sociabilización, explica: “Yo no estoy en contra de Internet, me parece que es una herramienta excelente, el tema es que se use como un medio y no como un fin en si mismo”. Con este objetivo organiza desde hace ya seis años realiza reuniones en un salón de eventos , a las que asisten más de 300 personas. “Lo hago para que la gente deje de chatear y se venga a conocer personalmente, y por otro lado para incentivar la inclusión social de las personas que están circunstancialmente solos y solas”, “promuevo los encuentros reales, que es algo que esta faltando actualmente”.
En estos multieventos se arman mesas sociabilizadoras, donde las ubicaciones son aleatorias, lo cual permite conocer gente y que cada uno pueda venir por su cuenta y no tenga que depender de un amigo para acercarse. “Yo hago las fiestas para que la gente venga a sociabilizar y que tenga un lugar de pertenencia”.
En todos estos espacios de encuentro las historias de amor no descansan. Son frecuentes el reencuentro de viejos amores, los enamoramientos a primera vista, las familias ensambladas y las relaciones a larga distancia desde Israel, Estados Unidos y toda Latinoamérica. En este sentido, femenino y masculino no actúan del mismo modo. En el Grupo Beiajad, que Silvia coordina, asisten más mujeres que hombres, pero la psicóloga aclara que no significa que haya más mujeres que hombres, sino que el hombre se atreve a salir menos”. En Delacole.com, a medida que va creciendo el rango de edad, el panorama va cambiando. Entre los más jóvenes, de un promedio de edad de 35 años, hay más hombres que mujeres. Pero va decayendo, hasta que en general en los segmentos de gente más grande la situación se revierte.
Sergio*, de 49 años y con un divorcio en su haber, comenta:” Lo que busco es claro: una pareja y estable. Sucede que en la búsqueda, si bien el objetivo no cambia, se dan otras alternativas. Así es que chateando me hice amigo de algunas chicas y tuve alguna que otra relación ocasional.” “En realidad no es difícil encontrar, lo difícil es elegir”, resume.
Eduardo*, soltero de 57 años, agrega: “encontrar pareja de la cole no es ni fácil ni difícil, es cuestión de tacto, capacidad y paciencia”.
Florencia*, soltera de 35 años, tiene una experiencia diferente: “Tuve varias parejas que no eran de la cole y por una u otra cosa no funcionaron. Tener un lugar de pertenencia es fundamental para sentirse querido y acompañado, pero no es fácil encontrar a la persona ideal”.
Alicia*, separada de 50 años, comenta que “es muy difícil a cierta edad encontrar alguien con quien sentirse cómodo y poder realmente disfrutar. Al fin y al cabo todo depende de uno, no hay soluciones mágicas y sé que con la primera que me tengo que sentir cómoda es conmigo misma”.
A este respecto, Raquel Canale concluye: “primero tenés que estar bien solo con vos mismo, para poder estar en compañía. A pesar del paso del tiempo y los cambios en los códigos y las costumbres, la necesidad de la gente es siempre la misma, de comunicarse y conectarse con el otro”.
La comunidad nos une, nos vincula, nos conecta. Solo hay que acudir a su encuentro y decidirse por dejar atrás la soledad.
* Los nombres son ficticios, para preservar la privacidad de los entrevistados.
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