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Periódico Judío Independiente
Una experiencia singular en Laos
Un seder en el fin del mundo

Por Tzvi Kanrik, Makor Rishón, Israel
" ! Salud !, !Lejaim !. El año que viene reabriremos el Beit Jabad en Laos ", brindó el rabino Nehemia Wilhem, director del Beit Jabad en Bankok, Tailandia, ante un grupo de reducidos seguidores. Esto sucedió en Simjat Torá del pasado 2010. Sin saber esto, el rabino Iosef Gutnik, un acaudalado judío australiano llamó al rabino Nehemia Wilhem y le preguntó : " ¿ Nu ? ¿ Cuándo abren el Beit Jabad en Laos ?. Tengo emprendimientos en Laos y si hacen falta contactos con el gobierno, cuenten conmigo ",dijo .
Ya hace más de seis años que funcionó un Beit Jabad en Laos, un país que nunca tuvo una comunidad judía estable. Solo Jabad abrió una casa en Louang Farbang y perduró allí un año y medio. Es una historia que vale la pena conocer.

Paraíso para turistas

Laos es una dictadura comunista ubicada en el sudeste asiático y limita con Myamar ( Birmania ), China, Vietnam, Camboya y Tailandia. La gente es muj amable y hasta en aldeas remotas la gente se la ve feliz a pesar de su gran pobreza. La sonrisa no se les borra del rostro.
El país crece muy lentamente y es conocido como " El país de 1.000.000 de elefantes " a pesar que el número de paquidermos allí no supera el medio millar.
El tipo de turista que visita Laos es muy parecido al perfil del mochilero israelí que pulula en el extremo oriente. La mayoría viene a Laos por aventuras, para escaparse del materialismo occidental. Es una tierra verde y muy fértil con muchos riachos que fluyen, en medio de poblados bosques, hacia el río Mekong, el más importante de la región.
Debido al flujo de turistas israelíes el rabino Wilhem, que coordina seis Batei Jabad en la región, envio emisarios de Jabad a la ciudad de Viang Vaing ya en el 2004.
Por ley, el país comunista solo permite profesar la religión budista y por ello los enviados de Jabad se vieron con distintas limitaciones. En una oportunidad el gobierno intentó confiscar un Sefer Torá pero finalmente lograron ingresar el libro ocultandolo en la vaina de una guitarra. Así, de a poco, comenzaba a funcionar el Beit Jabad en Shabat y fiestas. Se encendieron velas en Januca y en Purim se leyó la Meguilá y se festejó. Aún así el rabino Wilhem decidió abrir una filial fija en Louang Farbang ya que por motivos logísticos y de distancia era más fácil abastecerlo desde Bankok. A Louang Farbang hay vuelos directos desde Bankok.
Abrir un Beit Jabad implica dotar de comida casher y ayuda médica a un rabino, a su esposa e hijos y garantizar la conexión con Israel. Louang Farbang esta a 500 km. de Veintine, la capital de Laos. Viven allí 20.000 personas y es la ciudad más antigua de Laos. Los viejos santuarios budistas le dan al lugar una atmósfera de misterio que atrae a los turistas. Esta ciudad es uno de los lugares más lindos y populares de lLaos y en 1995 fue declarada de interés mundial por la Unesco.
La ciudad por un lado esta rodeada de altas montañas y por el otro por el caudaloso rio Mekong.
En vísperas de Purim 2004 llegaron a este exótico sitio el rabino Shalom Barzel, su esposa y sus dos hijos. No sabían por donde empezar ya que no hay comunidad judía estable en Laos. El rabino, optimista, vino con una Meguilá escrita en Jerusalem para " la Kehilá de Louang Farbang ".
En pleno ayuno de Esther el rabino caminaba por las calles de la ciudad con su vestimenta tradicional. Un lugareño que se encontaba frente a un restaurante le dijo a su paso : "No pensé que habría judíos en Laos ". El mismo sabía de la existencia de judíos por el tiempo que vivió en Nueva York
El lugareño le ofreció al rabino un salón y lo ayudó a acomodarse en la ciudad. El rabino Marzel, en ayunas ( por el ayuno de Ester ) se dirigió rápido a 40 km de la ciudad, a las cataratas de Kavanasi, uno de los lugares más populares con la intención de buscar israelíes que escuchen la lectura de la Meguila. Tuvo éxito. Esa noche 30 israelíes, por primera vez en Laos, escucharon la Meguilá.
El desafio siguiente fue erigir un Beit Jabad antes de Pesaj. Siempre con la ayuda del dueño del restaurant, lograron alquilar un lugar respetable. Al principio dormía el rabino y su familia solo sobre colchones y no tenía agua corriente.
El rabino solo quería tener sus sedarim de Pesaj. Rápidamente el rabino se dio cuenta que la aduana laosiana no revisaba a fondo las valijas de los viajeros y de esa forma se pudo traer de Bankok matza, vino, pescado, carne. Asi se fue armando el seder con la presencia de israelíes brotados casi de la jungla. En el momento que el rabino pronunciaba el Kidush, se cortó la luz ( algo normal en Laos ) pero el ambiente era electrizante. Las 100 personas que participaron esa noche del seder no podrían olvidar jamás que significa narrar la salida de Egipto en una tierra tan lejana. Luego de Pesaj despejaron el lugar y habilitaron una pequeña sinagoga en un altillo de un hotel céntrico. Entretanto comenzaron a adaptar el lugar, armaron la vivienda del rabino, una cocina casher, un comedor y una sinagoga. Incluso se hizo un baño ritual.
Dos semanas antes de Rosh Hashana del año 2004 ya funcionaba " a pleno " un Beit Jabad a orillas del Mekong.
Funcionarios de migraciones visitaban por lo menos una vez por mes el Beit Jabad ya que no lograban digerir el fenómeno para ellos extraño de ver a personas vestidas con mantos rituales y filacterias. El que conoce al gobierno laosiano y su política respecto a temas religiosos le debe costar entender como una sinagoga podría funcionar bajo un regimen comunista tan solo un día.
Cuando el rabino se animó a traer Majzorim para Rosh Hashana, la mayoría de ellos fueron incautados en el aeropuerto.
Era una sensación muy particular vivir el judaísmo en un lugar en donde este nunca presencia. Durante casi un año hubo en la ciudad un minian ( 10 fieles rezantes ) todos los Shabatot y fiestas. Si faltaba alguna vez alguno el rabino salía a la calle, buscaba mochileros israelíes y les decía : " Vení, hace historia participando leyendo el Genesis en Laos ".
En una oportunidad llegó un turista judío de Texas que por primera vez en su vida se ponía los tefilim y hacia su Bar Mitzva no a los 13 años sino a los 63.
Una de las dificultades principales del Beit Jabad fue el tema de la seguridad ya que siempre estaba abierto a los visitantes. En una oportunidad alguién le robo al rabino los pasaportes de toda la familia. Luego le robaron los Tefilim. A los pocos días los encontró, pero sin las cintas de cuero, en un árbol que estaba cerca de un templo budista. El resto de los tefilim logró rescatarlos de la oficina de la policía. Quedaba claro que la policía comunista buscó algo dentro de las filacterias y no terminaban de entender que eran esos estuches negros.
Luego de varios meses los funcionarios de migraciones dejaron de venir. El Beit Jabad crecía. Los viernes por la noche había más de 100 personas y el Shabat por la mañana unos 20.
Durante la fiesta de Shavuot dos funcionarios de migraciones volvieron a acercarse a la sinagoga. Esperaron pacientemente la finalización de las plegarias y luego le pidieron al rabino que los acompañara. El les explicó que la fiesta le impedía viajar y ellos aceptaron esperar que se presente al otro día de Shavuot. Asi lo hizo y los funcionarios le dijeron que si no quería ir a la cárcel tendría que abandonar el país con su familia. Se le explicó que su función era vista como "subversiva " . Esa época coincidia con el comienzo de las lluvias monozónicas y con las lluvias la virtual ausencia de los turistas, entre ellos los israelíes. Además, su esposa estaba embarazada. Todo ello lo llevó a cerrar el Beit Jabad.
Sin embargo, una semana antes de Rosh Hashana llegaron dos nuevos emisarios de Jabad. Así es como en Rosh Hashana hubo servicios religiosos para 200 judíos. El regimen los autorizó a oficiar en Iom Kipur e incluso el rabino y su familia pudieron volver a Laos para Iom Kipur. Sin embargo, al llegar al aeropuerto, un día antes, la policía volvió a retenerle los pasaportes. Se le permitió quedarse para Iom Kipur pero se le conminó a abandonar el país al otro día.
En dicha fecha el rabino, su familia y los dos emisarios cerraron el Beit Jabad para siempre.
Por estos días el rabino Menajem Wilhem que ha fundado Batei Jabad en Pukat ( Indonesia ), Bankok ( Tailandia ), Saigon ( Vietnam ), Katmandu ( Nepal ), busca ahora reabrir la sede en Laos. No pierde la esperanza de volver a sembrar vida judía continuando el enorme esfuerzo de su emisario en una tierra hermosa pero con poco arraigo judío




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