Luego de leer un email que se publicó en otro medio, veo que la clase política comunitaria judeo-argentina sigue transitando por la senda del error: no solo que no proponen medidas para salir de la crisis, sino que pretenden solucionar los problemas legalizándolos.
Me pregunto: ¿tanta importancia reviste el asunto de la conversión para utilizarlo como caballito de batalla o bandera proselitista?. ¿A cuanta gente le interesa?. Si no es para casarse con un judío, ¿a cuánta gente le interesa convertirse al judaísmo?. ¿Acaso no hay temas (sociales, educativos, etc.) de mayor relevancia para resolver?
He aquí la respuesta: la asimilación en Argentina trepa a un 67 % que es el índice de casamientos exogamicos que se registra en los censos. Esto es un problema grave para la subsistencia de la comunidad judía en la Argentina. Y es, en teoría, hacia lo que todo dirigente de AMIA debería enfocar su atención, aunque sea por el solo instinto de supervivencia. Para evitar el desastre, en este email, proponen derogar una prohibición y avalar las conversiones que no cumplen los mínimos requisitos exigidos por la ley judia ¿Para qué?. Para que se considere a los asimilados parte de la colectividad y lograr así una merma en los números de las estadísticas. (El dueño de un restaurante preocupado por la falta de clientes en lugar de mejorar la calidad del servicio propuso, para lograr una mayor afluencia, ensanchar la puerta de entrada...).
Craso error. En lugar de analizar el problema desde sus raíces para encontrar una solución valedera, se conforman con aceptarlo como “una realidad” y luego pretenden adaptar las leyes comunitarias a esa realidad. Las sociedades modernas se debaten de igual modo entre si legalizar la droga para adaptarse a una “realidad” o seguir luchando contra ese flagelo. De igual modo, en lugar de analizar el origen y las causas del problema, el mundo “moderno” tiende a legalizar el matrimonio gay, adaptándose, nuevamente, a “una realidad”. Se pacta con las dificultades bajo la consigna de “si no puedes con ellos únete a ellos”.
La propuesta de estos “referentes de entidades judias”, en línea con el pensamiento moderno en boga, denota una falta total de responsabilidad en cuanto a conducción comunitaria se refiere. Oficializando la asimilación solo se logra fomentarla. Lo que realmente deberían hacer es recurrir a profesionales, gente idónea (laica y pluralista si se quiere), con capacidad de raciocinio, con responsabilidad y con la suficiente humildad para reconocer las fallas del pasado, para que, analizando las raíces del problema, encuentren las soluciones adecuadas.
Cuando digo analizar el pasado comunitario me refiero a estudiar las causas de la asimilación cuyos estigmas se ven reflejados en la enorme deserción de la red escolar judía, el cierre de tantos colegios como el Peretz, el Hertzl, el Rambam, etc. colegios todos laicos y “pluralistas”. ¿o van a esperar a que cierren instituciones como el Sholem Aleijem o el Tarbut para despertar de su letargo?. Hay que entender el porqué de la asimilación, el por qué de la falta de identificación con el judaísmo y tratar de cambiar el rumbo equivocado que desembocó en esta situación. Pero nunca, y de ningún modo, proponer soluciones que propician y fomentan el problema que se quiere combatir.
Si cada día son más los entierros en cementerios extracomunitarios es porque cada día son más los casamientos extracomunitarios y este último fenómeno no tiene otra raíz sino en la educación extracomunitaria que le brindan los padres a sus hijos en aras de una “apertura cultural”, que no significa más que el abandono y la ignorancia total de nuestra propia cultura. Es entonces, en definitiva, la ignorancia el cáncer que destruye nuestro pueblo. Combatámoslo y salvaremos a la comunidad del desastre.
Me han hecho observar que en el email mencionado, por fortuna, todavía no se animan a legitimizar el casamiento “mixto”. Sólo pretenden convalidar aquellos en los cuales se realizó una conversión. Mañana, sin embargo, reclamarán que ni conversión hace falta. Somos testigos de una tendencia hacia los casamientos extracomunitarios sin ninguna clase de conversión. Al contrario, significa ser “ pluralista” el poder compartir libremente la vida con una pareja de otro credo. Solo una minoría insignificante solicita la conversión. Se equivocan entonces en su propio terreno... deberían reclamar que se convaliden todos los casamientos para que de este modo aumente significativamente el número de “judíos” en nuestra comunidad.Y no faltan hoy día los que abogan por la “judeidad sentimental” de manera tal que, a modo de “Boca es un sentimiento”, cualquiera que se siente judío es parte de nuestra comunidad... Lo que no entienden es que el judaísmo no es un equipo de fútbol. ¿Pretendieron quizás ingresar en los EE.UU. sin visa alegando un fuerte sentimiento pro-americano?. ¿Conocen acaso los requisitos que cualquier país del mundo exige para adoptar la nacionalidad? y si la nacionalidad no se obtiene por un mero sentimiento, ¿por qué la pertenencia al Pueblo Elegido se logra con un sentimiento o una conversión que no se adapta a las leyes básicas de nuestra nación?. Está claro. Todo esto no tiene sentido común. Sólo se explica como producto de una imperiosa necesidad: la de convalidar una realidad imposible de cambiar con los parámetros con que se manejan.
A D’s gracias que una gran cantidad de judíos (religiosos y laicos) reconocen esos errores y saben que solo con la tradición se protege la continuidad del Pueblo Judío. De ellos depende, entonces, que mediante las elecciones de AMIA que se acercan, la balanza se incline hacia las tradiciones milenarias y no hacia soluciones que no hacen más que profundizar la crisis.
Avigdor Eljanan Veloish
Cap. Fed
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