Años atrás, Eduard A. Murphy Jr. (un matemático y economista especializado en temas de ingeniería de desarrollo), trabajando en un proyecto de la Fuerza Aérea de los EE.UU. dijo: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.
Hoy, esa frase resulta relacionable con hechos como los ocurridos durante la noche del 9/11/2010 en la rionegrina ciudad de Gral. Roca.
En éste caso, un grupo de descerebrados decidieron conmemorar el 72º aniversario de ese monstruoso pogrom al cual el nazismo bautizó como Kristallnacht.
Con tal intención -y aparentemente sin mayores obstáculos- éstos patéticos homínidos pintaron esvásticas y agravios antijudíos en los frentes de la Asociación Israelita local y del comercio de la Sra. Mabel Szerman, su actual presidente (debe destacarse que se conocen otros antecedentes de actos insultantes hacia los judíos, en esa y otras localidades patagónicas).
Teniendo en cuenta que durante los últimos años, en no pocas entidades comunitarias ha sido acción usual de sus dirigentes una creciente desinversión en temas de seguridad (aprovechando una peligrosa miopía de aquellos a quienes debieran proteger); entonces, no sorprenden las más de 500 denuncias anuales que -año tras año- se presentan ante la DAIA y el INADI con motivo de actos agraviantes como los antes citados en Gral. Roca. Y no olvidemos los luctuosos atentados de 1992 y 1994.
Atento esto, corresponde hacerle -a la Sra. Szerman y a sus predecesores en su cargo- algunas lógicas preguntas:
1) ¿Se tenían allí instaladas: cámaras de CCTV, equipos para el registro de imágenes y para la transmisión satelital en tiempo real de las mismas (y así monitorearlas a distancia)? y ¿Funcionaban?
2) ¿Se contaba allí con un equipo de Seguridad debidamente capacitado y entrenado? . ¿Estaba alguno de dichos efectivos en servicio a esas horas?
Si para responder a todo o parte de este muy mínimo cuestionario es necesario decir NO, es fácil asumir que lo allí acaecido fue algo que antes o después habría de ocurrir (por mera insuficiencia de medios de prevención e intimidación ante posibles agresores);o sea, una lamentable radiografía de lo seguirá ocurriendo en esa y otras entidades si no se lo corrige en forma rápida, adecuada y eficaz.
Es importante que todos dejemos de mirar hacia otro lado; que les exijamos a nuestros dirigentes que allí donde concurrimos y lo hacen nuestros hijos, familiares, amigos y/o simples conocidos, todos podamos contar con una seguridad bien provista y afiatada.
Si no, estemos dispuestos a aceptar displicentemente la ya demostrada eficacia de la LEY DE MURPHY, y sus imprevisibles consecuencias.
ALBERTO JORGE SILBERSZTEIN
Ciudad de Buenos Aires
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