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Periódico Judío Independiente
Maradona, Chavez y otros personajes
Perfil de los líderes toxicos

Por Pablo Nachtigall / Comunidades (x)
El día jueves 22 de Julio, un exultante Chavez anunciaba en tono jocoso la ruptura de los vínculos entre Venezuela y Colombia. A su lado sonriente se encontraba uno de los ídolos populares más importantes de la Argentina, Diego Armando Maradona, en una muestra de apoyo incondicional al cuestionado líder bolivariano de quién se sospecha de albergar a las FARC, uno de los grupos guerrilleros más sangrientos del mundo. Lo que iba a ser una simple visita a los efectos de promover el deporte en Venezuela, terminó convirtiéndose en un triste ejemplo de liderazgo con efectos destructivos. Tanto Maradona como Chavez ejercen un rol de liderazgo que afecta, para bien o para mal, el ánimo y actitud de millones de personas.


¿A que denominamos liderazgo toxico?

Llamamos líder a aquella persona con cierta capacidad para guiarse a si misma y a otros hacia un determinado espacio o estado de conciencia. La Torá nos trae numerosos ejemplos de diversos líderes positivos tales como Moisés, el rey David o Rabi Hakiva, entre otros. Cada uno de ellos a su manera y en un contexto histórico determinado, asumieron un liderazgo potente que contribuyó a promover cambios importantísimos en la vida del pueblo judío.


Así como existen ejemplos de liderazgos beneficiosos, también están aquellos nocivos y perjudiciales para las personas. Un liderazgo toxico es aquel ejercido por una persona, grupo o institución cuyos estilo de conducir y detentar el mando permanece rígido, inalterable e impermeable a criticas constructivas. Desde este punto de vista el líder toxico puede cambiar a veces de opinión, pero sus actitudes generan efectos y consecuencias negativas en una porción importante de personas bajo su ala. Nuevamente la Torá nos trae algunos ejemplos como el de Koraj, el levita que intentó sublevar a parte del pueblo judío contra Moisés durante la travesía hacia la tierra prometida. Al respecto, el jasidísmo explica que Koraj poseía un nivel muy alto de arrogancia ya que creía estar completo y sin necesidad de nadie lo cual lo convertía en una persona que no escuchaba a los demás. Fue desde esta actitud que asumió poseer la verdad indiscutible que lo llevó a alzarse en contra del liderazgo que detentaba Moisés. Y por ello fue castigado.


¿Cuáles son los rasgos que caracterizan a un líder toxico?

A grandes rasgos existen ciertas características que parecen repetirse en aquellas personas que detentan un liderazgo toxico. En el siguiente listado describiremos y analizaremos psicológicamente alguna de ellas:


1. Soberbia: Un líder toxico detenta una importante cuota de soberbia que le impide aprender de su entorno de manera humilde y respetuosa. Como explican los sabios de la Cabala, estas personas permanecen aferradas a su EMET (verdad) sin dar muestras de validar a otros. Cuando creemos que nuestra verdad es única, tendemos a descalificar las verdades de los demás, lo cual nos sitúa en una actitud arrogante y despectiva.
2. Falta de inteligencia emocional: Los líderes tóxicos se muestran incapaces de ejercer una sana auto crítica. Ello los lleva a tener enormes dificultades para reconocer sus errores y enmendarlos. Pareciera ser que para ellos el acto de reconocer sus errores los condujese a una derrota frente a los demás, razón por la cual buscan evitar examinarse profundamente a si mismos. Es curioso notar que desde que asumió la presidencia de la nación, jamás se ha escuchado a Cristina Kirchner reconocer algún error cometido. En tanto que al término del mundial, todavía no se ha oído una auto critica del ex DT de la selección, Maradona, en relación a la estrepitosa caída frente a Alemania… ¿Casualidad o escasa inteligencia emocional?
3. Autoritarismo: Es lo contrario a la capacidad de generar consensos en pro del bienestar de una nación o personas. Un estilo de liderazgo autoritario tiende a tomar decisiones basadas en los puntos de vista del líder, sin consultar ni chequear si ello es adecuado y conveniente para las personas a quienes lidera. El líder autoritario se comporta de manera intolerante con cualquier disidencia que amenace su poder. Ello lo lleva a temer y atacar a las personas que no concuerden con su forma de percibir la realidad. A su vez suelen sustituir el acto de gobernar por el intento de dominar. Y ello provoca consecuencias muy negativas.
4. Marcada dificultad para comunicarse adultamente: Un líder depende de su capacidad de comunicarse eficazmente para lograr sus objetivos. Sin embargo también necesita desarrollar una comunicación adulta y responsable que le permita expresarse adecuadamente y a la vez escuchar opiniones variadas que enriquezcan su gestión. En el caso del líder toxico, este proceso se ve alterado por una actitud con matices infantiles que lo lleva a actuar en forma poco madura y responsable. Solo observar a Chavez fustigar e insultar infantilmente a los líderes de países con los que mantiene conflicto, es más que ilustrativo al respecto.
5. Poca capacidad para escuchar: No es lo mismo oír que escuchar. Ambos actos se realizan con nuestro oído, pero difieren en la calidad y compromiso emocional. El acto de oír es simplemente permanecer pasivo a los estímulos sonoros sin procesarlos. En tanto que el escuchar implica observar, calificar y dejar entrar las opiniones del otro para elaborarlas y actuar en consecuencia. Un líder toxico evidencia enormes dificultades para escuchar aquellas opiniones contrarias a su verdad. Por ende puede mostrarse excesivamente susceptible e iracundo con aquellas personas que no concuerdan con su forma de ver la realidad.
6. Apelan a la polarización: El mecanismo cognitivo de la polarización implica la tendencia a percibir los acontecimientos de manera extrema sin tener en cuenta los grados intermedios. Desde este enfoque solo existen personas “buenas” o “malas”, “blanco” o “negro”. Un líder toxico acostumbra a procesar la realidad a través de la polarización, la cual lo lleva a agrupar a las personas en dos categorías: aquellos que le son funcionales y aquellos que no. El problema se suscita cuando el líder toxico, bajo los efectos de esta óptica, percibe la realidad en función de “amigos” o “enemigos” y actúa en consecuencia causando serios problemas.
7. Generan efectos dañinos: Dado que esta clase de liderazgo es poco afecto a conciliar y aprender de otros, suelen generar conflictos y peleas teñidas de violencia física y verbal. Los líderes tóxicos se muestran incapaces de aprender de otros, sobretodo de quienes piensan en forma diferente, lo cual puede llevarlos a emprender acciones dañinas hacia ellos. En los países en los cuales se ejerce un liderazgo toxico, es frecuente observar acciones expresas y encubiertas cuyo objetivo es desprestigiar y perjudicar a aquellos contrarios al poder reinante. Ello contribuye a minar significativamente las instituciones democráticas. Casos como Venezuela, Irán o Ecuador, son algunos de los tantos y tristes ejemplos donde sus líderes no dudan en atacar en forma destructiva a quienes se pronuncian contrarios a ellos.
8. La emoción prevalece sobre el raciocinio: Conectarnos emocionalmente con los demás es importante para establecer vínculos gratificantes de amistad. Pero cuando se debe liderar un equipo deportivo, un país o una empresa, si la emoción prevaleciese a costa del raciocinio, estaríamos frente a un líder que puede ser carismático pero manipulador, atractivo pero demagogo, amistoso pero inadecuado, voluntarioso pero irresponsable. Un líder tóxico suele dejarse gobernar por sus emociones y su forma distorsionada de concebir al mundo. Primero actúa, luego piensa. Por ende sus actitudes y conductas responden a esa falta de control de sus impulsos. Y ello genera un mal ejemplo y modelo en quienes lo siguen, pudiendo ser imitado por otras personas con funestas consecuencias.
Un factor significativo y esencial para que un liderazgo toxico prevalezca en el tiempo, es la pasividad y falta de conciencia por parte de las personas que aceptan ese liderazgo. Un líder toxico puede desarrollar su juego nocivo debido a que de alguna manera cuenta con la falta de participación y escasa asertividad por parte de las personas. El no hacerse responsables de lo que elegimos, conduce a la elección y el sostenimiento de esta clase de líderes tóxicos, tanto en la familia, la sociedad como las naciones.

Una última observación acerca del liderazgo toxico. Cualquier coincidencia de lo expuesto que se asemeje a lo que ocurre en la realidad actual político – deportiva de la Argentina, es una mera “sensación de coincidencia”.



(x) Psicólogo clínico – Autor de 2 libros de reciente publicación.

www.descubriendo-elsecreto.blogspot.com



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