Inquisición, pogroms, Holocausto, Guerra de la Independencia, Guerra de los 6 Días, Líbano y Jordania son algunos de los ejemplos a los que tuvo que sobreponerse el pueblo judío a lo largo de la historia, pero particularmente estos temas no son los que más me preocupan ya que, esta bien, nuestro pueblo se “acostumbró” a levantarse luego de los duros vientos de la historia; pero a su vez en lo que a mi respecta se levantó cuando el “enemigo” fue de carácter externo, ahora, ¿qué pasa cuando peligra nuestra integridad pero lo que nos está matando vive dentro nuestro?.
Provenimos de los mismos lugares, de la misma historia, de los mismos preceptos, entonces me pregunto: ¿Qué importa si soy sefaradí o si soy asquenazí?. ¿Qué importa si mis abuelos nacieron en Rusia o nacieron en Marruecos?; lo que realmente importa, es lo que siento, lo que soy, ¿Qué soy?. Soy judío, simplemente judío, satisfactoriamente judío. No entiendo cual es el problema actual que hay entre sefaradim y ashkenazim, el por qué de nuestra propia discriminación; ¿no es suficiente la discriminación y el racismo sufridas por mis abuelos en Polonia perpetrada por los Nazis?. ¿No sufrieron tus antepasados en la España inquisidora?.
Hemos sufrido lo mismo; no importa nuestra procedencia; somos un pueblo y tenemos que estar unidos, ahora más que nunca, cuando también ciertos grupos de la comunidad se dan el lujo de ponerse del lado de los antisemitas y negar el Holocausto. No podemos estar separados; tenemos que tirar para el mismo lado.
El otro tema que me preocupa son las diferencias entre Diáspora e Israel. Yo nací en la diáspora pero llevo la bandera de Israel en el corazón; también es cierto que no estoy allá y que no estoy luchando en la guerra y viendo a mis amigos y hermanos morir; pero te puedo prometer, a vos hermano israelí, que cada que ves que veo un israelí morir, perdón, un Judío morir, se me desgarra el alma y también te puedo prometer que estoy allá con vos, que rezo por vos, que pienso en vos constantemente y que los judíos, más haya que no estemos viviendo en Israel, nuestro corazón esta ahí; Israel es la cuna de nuestra vida, de nuestras tradiciones, de nuestro mundo.
En este mundo vertiginoso, conflictivo y violento, no podemos estar divididos, ya que citando a José Hernández “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.
Darío Balan
Cap. Fed.
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