Comunidades


Periódico Judío Independiente
La polémica por los casamientos entre homosexuales
Con el paso cambiado

Por Susana Grimberg. Psicoanalista y escritora.
En contra de la tradición religiosa judía, cinco rabinos liberales argentinos salieron a apoyar las uniones homosexuales.

¿ Por qué estan equivocados ?. Lea lo que nadie se atreve a decir en una sociedad en la que algunos de sus referentes sacrifican sus valores fundacionales en haras del oportunismo mediático y la supuesta lucha contra la discriminación .

La palabra matrimonio (diccionario UTEHA) es la unión de un hombre y una mujer con arreglo al derecho. Unión legal de un varón y una mujer para la reproducción de la especie, el cuidado y educación de los hijos, el mutuo auxilio y la más perfecta realización de los fines de la vida humana. En esta definición están comprendidas: la diversidad de sexos, el principio monogámico, el cumplimiento de los requisitos legales y/o el propósito de reproducción y el bienestar humano.

Una cuestión es el derecho de personas del mismo sexo a convivir, unirse como pareja de hecho (1) y otra es llamar matrimonio a una relación que no es un matrimonio, porque, semánticamente, la unión de dos personas de un mismo sexo no es un matrimonio. Las palabras se crean para definir algo de manera tal que otro comprenda el significado de lo que se dice. Para hablar de la relación entre dos personas del mismo sexo, habría que inventar una palabra nueva, con los beneficios legales que esto conlleva en caso de que la unión tenga el tiempo de convivencia estipulado por la ley.

En una nota mía, publicada por Comunidades en el año 2006, dije que el pasaje de la endogamia a la exoga­mia es el elemento inaugural de la civilización y que es por la prohibi­ción del incesto, enunciada por el pueblo judío en la Torá, que se funda la histo­ria de los hombres.

En el Génesis 2, 24, se enuncia desde la creación misma de Adán: "Dejará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne". (2)

El famoso exégeta bíblico Rashi, explica que "serán una sola carne", a través del hijo que les nacerá, el cual estará conformado de la carne de ambos que se ha unificado en él.

Adán (que quiere decir Hombre) y Eva (madre de todos los vivientes) fueron expulsados del Paraíso por haber probado del fruto del árbol prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Ellos habían cumplido con la orden divina “creced y multiplicaos” y gozaban de una sexualidad en libertad, por lo tanto, no fueron expulsados por haber disfrutado de las relaciones sexuales sino por haber transgredido la ley que con la interdicción de probar del árbol del saber. Sin embargo, al haber probado el fruto del árbol del conocimiento, supieron que eran diferentes y que con esa diferencia, gozaban.

En la revista Debate (14-01-05), al referirme a la cuestión de la libertad, esencial al discurso de estos tiempos, mencioné al psicoanalista francés J. Lacan. Él dijo que, en relación a ese discurso, se habla del derecho del individuo a la autonomía pero, ¿es posible esa autonomía cuando el sujeto, desde los primeros años de vida, se estructura de una manera absolutamente dependiente de los padres creándose una ligazón que perdura a lo largo de la vida?
En cada pregunta que el niño dirige a los padres exige una respuesta clara. Si un hijo interroga sobre qué será cuando sea grande, lo cual incluye su futuro sexual, la respuesta “hay tiempo para elegir”, olvida que no hay “ese” tiempo para el niño porque al preguntar sobre el futuro, pregunta por un futuro que empieza hoy.
El cuerpo que está en juego en el ser humano es un cuerpo parlante y lo que posibilita la sexuación de ese cuerpo, es el lenguaje. Para acceder al sexo anatómico, es necesaria la identificación con el ideal sexual del propio sexo para que sea viable el cumplimiento de determinadas funciones en un orden social simbólico.
La cría humana es la más indefensa en la escala animal. Los animales, apenas nacen, instintivamente encuentran la manera de proveerse el alimento; en cambio, la necesidad en la cría humana es interpretada, decodificada por el Otro, la madre. Con respecto a su sexuación, es por la vía de la palabra y por la de las identificaciones, que el pequeño accede o no a su sexo anatómico. En las parejas del mismo sexo, el camino de las identificaciones es más incierto.

En nuestros tiempos, hay una tendencia a sustituir el sexo por el género. En pos de la no discriminación se obtiene un nuevo modo de segregación: hay cosas que ya no se pueden decir.

Apelando al género, en vez de sexo, se recurre a una cuestión gramatical como diferencia. El uso de la categoría de género en psicoanálisis es un eufemismo y entraña consecuencias. Como S. Freud lo ha escrito y lo hemos comprobado (por eso es que vale) se comienza, siempre, por ceder en las palabras.

En “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905), Sigmund Freud dice que, en el caso del varón, su recuerdo infantil de la ternura de la madre y de otras personas del sexo femenino de quienes ha dependido, contribuye enérgicamente a dirigir su elección hacía la mujer. Este hecho, unido a la temprana intimidación sexual que experimentó de parte de su padre, y su actitud de competencia hacia él, lo desvían del propio sexo. Los mismos factores se ponen en juego, para la muchacha, cuya práctica sexual estuvo bajo la tutela de la madre. El resultado es un vínculo hostil con el mismo sexo, decisivo para una elección heterosexual.

Freud destaca el hecho de que en su tiempo los varones homosexuales han emprendido una enérgica acción contra la limitación legal de sus prácticas, como sucede en la actualidad, y gustan de presentarse, por boca de sus portavoces teóricos, como una variedad sexual distinta desde el comienzo, como un «tercer sexo». Sin embargo, biológicamente, hay dos sexos: todos los individuos de la especie, mujer u hombre, estamos en relación con este orden sexual. La homosexualidad es una conducta sexual, una posición diferente respecto del goce y que, si en psicoanálisis se habla de elección sexual, no se trata de una elección de la conciencia sino de algo que se le impone al sujeto, que lo vive como una tendencia, como algo incoercible, efecto de su historia personal (3).

Para concluir, es la presencia de un padre fuerte (que no es lo mismo que autoritario), lo que asegura al hijo/a, la inclinación por alguien del sexo opuesto.

Notas
(1) Según el filósofo y escritor Fernando Savater, que se reconoce como homosexual, sería improcedente o innecesario llamar matrimonio a la unión gay, además de calificar la adopción homosexual como una inmoralidad.

(2) La reproducción sexual a través de las células germinativas, introduce la muerte del individuo (cada sujeto que nace, va a morir) pero, al mismo tiempo, tiende a la inmortalidad de la especie. La heterosexualidad aspira de continuo a la renovación de la vida. Las pulsiones sexuales (Eros) tienden a que la vida sea siempre susceptible de ser continuada.
(3) Algunos homosexuales han hablado con sinceridad y sin sobrevalorar su condición sexual, subrayando cómo estuvo determinada por los lazos afectivos desde la infancia. La homosexualidad ha existido desde siempre, porque siempre ha habido situaciones en que la supremacía de la madre y la debilidad y falta de autoridad del padre han sido notorias.

La palabra matrimonio (diccionario UTEHA) es la unión de un hombre y una mujer con arreglo al derecho. Unión legal de un varón y una mujer para la reproducción de la especie, el cuidado y educación de los hijos, el mutuo auxilio y la más perfecta realización de los fines de la vida humana. En esta definición están comprendidas: la diversidad de sexos, el principio monogámico, el cumplimiento de los requisitos legales y/o el propósito de reproducción y el bienestar humano.

Una cuestión es el derecho de personas del mismo sexo a convivir, unirse como pareja de hecho (1) y otra es llamar matrimonio a una relación que no es un matrimonio, porque, semánticamente, la unión de dos personas de un mismo sexo no es un matrimonio. Las palabras se crean para definir algo de manera tal que otro comprenda el significado de lo que se dice. Para hablar de la relación entre dos personas del mismo sexo, habría que inventar una palabra nueva, con los beneficios legales que esto conlleva en caso de que la unión tenga el tiempo de convivencia estipulado por la ley.

En una nota mía, publicada por Comunidades en el año 2006, dije que el pasaje de la endogamia a la exoga­mia es el elemento inaugural de la civilización y que es por la prohibi­ción del incesto, enunciada por el pueblo judío en la Torá, que se funda la histo­ria de los hombres.

En el Génesis 2, 24, se enuncia desde la creación misma de Adán: "Dejará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne". (2)

El famoso exégeta bíblico Rashi, explica que "serán una sola carne", a través del hijo que les nacerá, el cual estará conformado de la carne de ambos que se ha unificado en él.

Adán (que quiere decir Hombre) y Eva (madre de todos los vivientes) fueron expulsados del Paraíso por haber probado del fruto del árbol prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Ellos habían cumplido con la orden divina “creced y multiplicaos” y gozaban de una sexualidad en libertad, por lo tanto, no fueron expulsados por haber disfrutado de las relaciones sexuales sino por haber transgredido la ley que con la interdicción de probar del árbol del saber. Sin embargo, al haber probado el fruto del árbol del conocimiento, supieron que eran diferentes y que con esa diferencia, gozaban.

En la revista Debate (14-01-05), al referirme a la cuestión de la libertad, esencial al discurso de estos tiempos, mencioné al psicoanalista francés J. Lacan. Él dijo que, en relación a ese discurso, se habla del derecho del individuo a la autonomía pero, ¿es posible esa autonomía cuando el sujeto, desde los primeros años de vida, se estructura de una manera absolutamente dependiente de los padres creándose una ligazón que perdura a lo largo de la vida?
En cada pregunta que el niño dirige a los padres exige una respuesta clara. Si un hijo interroga sobre qué será cuando sea grande, lo cual incluye su futuro sexual, la respuesta “hay tiempo para elegir”, olvida que no hay “ese” tiempo para el niño porque al preguntar sobre el futuro, pregunta por un futuro que empieza hoy.
El cuerpo que está en juego en el ser humano es un cuerpo parlante y lo que posibilita la sexuación de ese cuerpo, es el lenguaje. Para acceder al sexo anatómico, es necesaria la identificación con el ideal sexual del propio sexo para que sea viable el cumplimiento de determinadas funciones en un orden social simbólico.
La cría humana es la más indefensa en la escala animal. Los animales, apenas nacen, instintivamente encuentran la manera de proveerse el alimento; en cambio, la necesidad en la cría humana es interpretada, decodificada por el Otro, la madre. Con respecto a su sexuación, es por la vía de la palabra y por la de las identificaciones, que el pequeño accede o no a su sexo anatómico. En las parejas del mismo sexo, el camino de las identificaciones es más incierto.

En nuestros tiempos, hay una tendencia a sustituir el sexo por el género. En pos de la no discriminación se obtiene un nuevo modo de segregación: hay cosas que ya no se pueden decir.

Apelando al género, en vez de sexo, se recurre a una cuestión gramatical como diferencia. El uso de la categoría de género en psicoanálisis es un eufemismo y entraña consecuencias. Como S. Freud lo ha escrito y lo hemos comprobado (por eso es que vale) se comienza, siempre, por ceder en las palabras.

En “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905), Sigmund Freud dice que, en el caso del varón, su recuerdo infantil de la ternura de la madre y de otras personas del sexo femenino de quienes ha dependido, contribuye enérgicamente a dirigir su elección hacía la mujer. Este hecho, unido a la temprana intimidación sexual que experimentó de parte de su padre, y su actitud de competencia hacia él, lo desvían del propio sexo. Los mismos factores se ponen en juego, para la muchacha, cuya práctica sexual estuvo bajo la tutela de la madre. El resultado es un vínculo hostil con el mismo sexo, decisivo para una elección heterosexual.

Freud destaca el hecho de que en su tiempo los varones homosexuales han emprendido una enérgica acción contra la limitación legal de sus prácticas, como sucede en la actualidad, y gustan de presentarse, por boca de sus portavoces teóricos, como una variedad sexual distinta desde el comienzo, como un «tercer sexo». Sin embargo, biológicamente, hay dos sexos: todos los individuos de la especie, mujer u hombre, estamos en relación con este orden sexual. La homosexualidad es una conducta sexual, una posición diferente respecto del goce y que, si en psicoanálisis se habla de elección sexual, no se trata de una elección de la conciencia sino de algo que se le impone al sujeto, que lo vive como una tendencia, como algo incoercible, efecto de su historia personal (3).

Para concluir, es la presencia de un padre fuerte (que no es lo mismo que autoritario), lo que asegura al hijo/a, la inclinación por alguien del sexo opuesto.

Notas
(1) Según el filósofo y escritor Fernando Savater, que se reconoce como homosexual, sería improcedente o innecesario llamar matrimonio a la unión gay, además de calificar la adopción homosexual como una inmoralidad.

(2) La reproducción sexual a través de las células germinativas, introduce la muerte del individuo (cada sujeto que nace, va a morir) pero, al mismo tiempo, tiende a la inmortalidad de la especie. La heterosexualidad aspira de continuo a la renovación de la vida. Las pulsiones sexuales (Eros) tienden a que la vida sea siempre susceptible de ser continuada.
(3) Algunos homosexuales han hablado con sinceridad y sin sobrevalorar su condición sexual, subrayando cómo estuvo determinada por los lazos afectivos desde la infancia. La homosexualidad ha existido desde siempre, porque siempre ha habido situaciones en que la supremacía de la madre y la debilidad y falta de autoridad del padre han sido notorias.

La palabra matrimonio (diccionario UTEHA) es la unión de un hombre y una mujer con arreglo al derecho. Unión legal de un varón y una mujer para la reproducción de la especie, el cuidado y educación de los hijos, el mutuo auxilio y la más perfecta realización de los fines de la vida humana. En esta definición están comprendidas: la diversidad de sexos, el principio monogámico, el cumplimiento de los requisitos legales y/o el propósito de reproducción y el bienestar humano.

Una cuestión es el derecho de personas del mismo sexo a convivir, unirse como pareja de hecho (1) y otra es llamar matrimonio a una relación que no es un matrimonio, porque, semánticamente, la unión de dos personas de un mismo sexo no es un matrimonio. Las palabras se crean para definir algo de manera tal que otro comprenda el significado de lo que se dice. Para hablar de la relación entre dos personas del mismo sexo, habría que inventar una palabra nueva, con los beneficios legales que esto conlleva en caso de que la unión tenga el tiempo de convivencia estipulado por la ley.

En una nota mía, publicada por Comunidades en el año 2006, dije que el pasaje de la endogamia a la exoga­mia es el elemento inaugural de la civilización y que es por la prohibi­ción del incesto, enunciada por el pueblo judío en la Torá, que se funda la histo­ria de los hombres.

En el Génesis 2, 24, se enuncia desde la creación misma de Adán: "Dejará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne". (2)

El famoso exégeta bíblico Rashi, explica que "serán una sola carne", a través del hijo que les nacerá, el cual estará conformado de la carne de ambos que se ha unificado en él.

Adán (que quiere decir Hombre) y Eva (madre de todos los vivientes) fueron expulsados del Paraíso por haber probado del fruto del árbol prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Ellos habían cumplido con la orden divina “creced y multiplicaos” y gozaban de una sexualidad en libertad, por lo tanto, no fueron expulsados por haber disfrutado de las relaciones sexuales sino por haber transgredido la ley que con la interdicción de probar del árbol del saber. Sin embargo, al haber probado el fruto del árbol del conocimiento, supieron que eran diferentes y que con esa diferencia, gozaban.

En la revista Debate (14-01-05), al referirme a la cuestión de la libertad, esencial al discurso de estos tiempos, mencioné al psicoanalista francés J. Lacan. Él dijo que, en relación a ese discurso, se habla del derecho del individuo a la autonomía pero, ¿es posible esa autonomía cuando el sujeto, desde los primeros años de vida, se estructura de una manera absolutamente dependiente de los padres creándose una ligazón que perdura a lo largo de la vida?
En cada pregunta que el niño dirige a los padres exige una respuesta clara. Si un hijo interroga sobre qué será cuando sea grande, lo cual incluye su futuro sexual, la respuesta “hay tiempo para elegir”, olvida que no hay “ese” tiempo para el niño porque al preguntar sobre el futuro, pregunta por un futuro que empieza hoy.
El cuerpo que está en juego en el ser humano es un cuerpo parlante y lo que posibilita la sexuación de ese cuerpo, es el lenguaje. Para acceder al sexo anatómico, es necesaria la identificación con el ideal sexual del propio sexo para que sea viable el cumplimiento de determinadas funciones en un orden social simbólico.
La cría humana es la más indefensa en la escala animal. Los animales, apenas nacen, instintivamente encuentran la manera de proveerse el alimento; en cambio, la necesidad en la cría humana es interpretada, decodificada por el Otro, la madre. Con respecto a su sexuación, es por la vía de la palabra y por la de las identificaciones, que el pequeño accede o no a su sexo anatómico. En las parejas del mismo sexo, el camino de las identificaciones es más incierto.

En nuestros tiempos, hay una tendencia a sustituir el sexo por el género. En pos de la no discriminación se obtiene un nuevo modo de segregación: hay cosas que ya no se pueden decir.

Apelando al género, en vez de sexo, se recurre a una cuestión gramatical como diferencia. El uso de la categoría de género en psicoanálisis es un eufemismo y entraña consecuencias. Como S. Freud lo ha escrito y lo hemos comprobado (por eso es que vale) se comienza, siempre, por ceder en las palabras.

En “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905), Sigmund Freud dice que, en el caso del varón, su recuerdo infantil de la ternura de la madre y de otras personas del sexo femenino de quienes ha dependido, contribuye enérgicamente a dirigir su elección hacía la mujer. Este hecho, unido a la temprana intimidación sexual que experimentó de parte de su padre, y su actitud de competencia hacia él, lo desvían del propio sexo. Los mismos factores se ponen en juego, para la muchacha, cuya práctica sexual estuvo bajo la tutela de la madre. El resultado es un vínculo hostil con el mismo sexo, decisivo para una elección heterosexual.

Freud destaca el hecho de que en su tiempo los varones homosexuales han emprendido una enérgica acción contra la limitación legal de sus prácticas, como sucede en la actualidad, y gustan de presentarse, por boca de sus portavoces teóricos, como una variedad sexual distinta desde el comienzo, como un «tercer sexo». Sin embargo, biológicamente, hay dos sexos: todos los individuos de la especie, mujer u hombre, estamos en relación con este orden sexual. La homosexualidad es una conducta sexual, una posición diferente respecto del goce y que, si en psicoanálisis se habla de elección sexual, no se trata de una elección de la conciencia sino de algo que se le impone al sujeto, que lo vive como una tendencia, como algo incoercible, efecto de su historia personal (3).

Para concluir, es la presencia de un padre fuerte (que no es lo mismo que autoritario), lo que asegura al hijo/a, la inclinación por alguien del sexo opuesto.

Notas
(1) Según el filósofo y escritor Fernando Savater, que se reconoce como homosexual, sería improcedente o innecesario llamar matrimonio a la unión gay, además de calificar la adopción homosexual como una inmoralidad.

(2) La reproducción sexual a través de las células germinativas, introduce la muerte del individuo (cada sujeto que nace, va a morir) pero, al mismo tiempo, tiende a la inmortalidad de la especie. La heterosexualidad aspira de continuo a la renovación de la vida. Las pulsiones sexuales (Eros) tienden a que la vida sea siempre susceptible de ser continuada.
(3) Algunos homosexuales han hablado con sinceridad y sin sobrevalorar su condición sexual, subrayando cómo estuvo determinada por los lazos afectivos desde la infancia. La homosexualidad ha existido desde siempre, porque siempre ha habido situaciones en que la supremacía de la madre y la debilidad y falta de autoridad del padre han sido notorias.


Número 472
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708