Estimado Dr. Luna:
Con gran satisfacción termino de leer “Encuentros” y seguramente no le escribiría estas líneas si en su epílogo ud. no se hubiese dirigido tan directamente a mí, su lector, y sobre todo a su observación :
“Pero seguramente me quedan muchos otros encuentros posibles y de ellos tomaré nota......” .
Le confieso que, es mi sensación, a su reseña intimista le falta mostrar la cara oculta de los Luna, la que transcurre en los siglos XV y XVI, antes de Don Juan de Luna Cárdenas, tesorero del Rey en 1595, cuando hechos trascendentales proyectaron a España como primera potencia europea: la unificación del Reino, el descubrimiento y conquista de América, la Santa Inquisición, la expulsión o conversión obligatoria de judíos y moros, los actos de fe (es notable como se usó y se usa la lengua para designar, peyorativamente, circunstancias aberrantes en elegantes términos ).
Entre sus colaboradores, ud. manifiesta su gratitud, entre otros, a Boleslao Lewin, prolífero y riguroso historiador que buceó profundamente en el período que me preocupa, y a quien tuve el placer de escuchar en mis años mozos. Sería sumamente interesante que ud. investigue el devenir de sus ancestros sobre las fuentes abiertas por él.
Lo remito al Sr. Simcho Luna, Boulevard Dimitrof 38, Sofía, Bulgaria., teléfono 2-834047, quien durante fines de la década pasada y principios de la actual se desempeñó como agregado económico de la Embajada de Bulgaria en Buenos Aires. Este Luna le encantará, pues habla de un “modo arcaico y castizo”, como las gentes de los pueblos de La Rioja que Ud. memora.
El ladino (o judeo-español) fue su idioma materno, con sus eses arrastradas y términos como “mancebo”, “nochadas buenas”, etc. que nos retrotraen en el tiempo. Ese mismo idioma, lo fue de todas las generaciones de los Luna que lo precedieron, y de aquellos que debieron dispersarse por el Mediterráneo o venir a América, como judíos, criptojudíos o conversos. Que en 1806 el clérigo Mauricio Álvaro de Luna y Cárdenas tramitara un certificado de su limpieza de sangre ante el Cabildo de La Rioja para poder ejercer su ministerio, como Ud. relata, no deja de ser un síntoma del mismo proceso.
¿Habrá algún antepasado común que empariente a Ud. con Don Simcho?. Dado que “Todo es Historia”, ¿qué le parece el reto?
Con afecto,
Mario Czemerinski
Cap. Fed.
N. de Red : Aún a pesar de la muerte de Luna, nos pareció oportuno publicar esta excelente carta que el lector en su momento le enviara
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