El premio Nobel de Literatura, José Saramago, sostuvo recientemente en un reportaje publicado en España por el diario La Vanguardia ( y reproducido en la Argentina por la revista N ) que el Di-s de la Biblia " no es de fiar ; es mala persona y negativo ". Estos y otros conceptos descalificatorios, esta vez hacia la Biblia Hebrea ( en 1991 se ensañó con el Nuevo Testamento ) fueron vertidos en oportunidad de la presentación de su nueva novela, Caín.
En verdad , la novela no gira solo sobre Caín sino que descalifica otros personajes centrales de la Biblia Hebrea como Noe y Abraham.
No debieran llamar la atención las declaraciones de Saramago, conocido militante del ateísmo y del comunismo. En todo caso lo que si llama la atención sobre Saramago, un antisionista declarado que en el 2002 comparó Jenín con Auschwitz ( durante la segunda Intifada ), es su ignorancia profunda de la Biblia Hebrea que dice criticar . Nuestros sabios, que conformaron 2.000 años de estudio e interpretación bíblica, ya dejaron en claro que los textos de la Torá pueden y deben entenderse por lo menos en cuatro niveles de profundidad condensados en la palabra hebrea-persa, Pardés, sigla que hace referencia a la interpretación asociativa de textos, talmúdica, alegórica y cabalística.
Precisamente ya en el Zohar, libro más importante de la Cabalá, se establece que la función de los textos bíblicos es envestir verdades más profundas y por ende es riesgoza una interpretación banal como la que hace Saramago que desconoce lo elemental de las reglas hermeneúticas de rabí Ishmael, que figuran en el Sidur y por ende se recitan todos los días, quizas como una forma de recalcar los riesgos de la ignorancia y el prejuicio.
Saramago no ofende solo al judaísmo y al cristianismo por extensión sino a toda una civilización basada y construída en base a esos valores. Es "extraño" que no haya descalificado al Islam o quizas temiera alguna Fatwa en su contra al estilo que complicara la vida del autor de Versos Satánicos, Salman Rushdie.
Si bien en su pensamiento Saramago pone a todas las religiones en la misma bolsa, tildandolas de violentas y asesinas, olvida que el judaísmo sufrió persecuciones de las otras dos y que el odio en el siglo XX provino del ateísmo comunista y del nihilismo nazi-facista más que de bases religiosas . Solo un Hitler sin Di-s pudo llevar al mundo al desastre lo mismo que Stalin, un "triunfador " de la Segunda Guerra que fue aliado de Hitler hasta 1941 y provocó con sus purgas la muerte de millones de personas opuestas al regimen comunista.
Ante Saramago uno puede preguntarse, si las religiones son tan malas, ¿ por qué dedicarse a ellas ?. Es que sin duda alguna la provocación en lo literario es fuente de rédito económico seguro y un éxito editorial. Saramago desprecia torpemente a la Biblia Hebrea, uno de los libros más leídos del mundo aunque peor entendidos por aquellos que estudian los textos bíblicos con un conocimiento "delivery ". El propio rabino de la comunidad de Lisboa, Eliezer Martino, afirmó ante los dichos de Saramago que el autor portugués tiene un conocimiento parcial y superficial del texto.
Saramago es ateo no solo por convicción sino por desconocer al Di-s de Israel al que descalifica. El Nobel no hace más que expresar una tendencia pos-iluminista ya superada en gran parte del mundo donde el ateísmo no es precisamente mayoría. Considerar a toda experiencia religiosa un fenómeno talibán, no le hace bien a su intelecto. Para el judaísmo la creencia en Di-s no es solo una idea sublime o abstracta sino que debe venir acompañada de un comportamiento ético, algo que ya he hecho referencia en esta columna en anteriores ediciones.
El problema del ateísmo no es como Saramago destruye la idea de Di-s sino que crea dioses nuevos en su lugar como puede serlo el nacionalismo chauvinista, una bandera, una persona o líder, el amor al lucro incesante, el hedonismo junto a un cientificismo despojado de todo sentimiento. Saramago quiere hacer creer que Biblia y ciencia son opuestos y por ello la existencia de literatos o científicos religiosos ( como el Nobel ,Robert Aumann), lo incomodan.
Saramago en definitiva no ha renovado ni aportado nada nuevo. Ya el filósofo alemán, Frederich Nietzche, acuñó su famosa frase " Di-s ha muerto " para sostener una convicción pesimista de la vida ( murió desequilibrado ). Claro que un gracioso cuando Nietzche murió escribió en su tumba : " Nietzche ha muerto ", firmado Di-s. En definitiva nada nuevo. Solo probablemente un Saramago amargado, como tantos otros, por la finitud de la vida.
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