Estimados:
Quería ponerme en contacto con Uds. por algo vivido en el día de ayer
domingo 6 de setiembre. Soy de Bs. As. y viajé a Cazes, Entre Ríos,
lugar donde mi bisabuelo se instaló en la decada del 30 y donde mi
padre, a quien perdí hace casi 4 meses se crío hasta su juventud. Fue
impactante, desde la mañana en el Cementerio Israelita comenzó el
acto, lleno de gente con sus recuerdos y familiares quienes visitaban
conmovidos por la situación. Las lágrimas de reencontrarse entre
aquellos que hacía años no se veían o preguntarse de quienes eran
familiares, como una forma de volver al pasado de aquellos años
vividos conmovia a propios y extraños. Más tarde, todos concentrados
en unos metros más adelante y habiendo abandonado el lugar de descanso
de nuestros muertos, venía una experiencia increíble, ver tres
mástiles con la bandera nacional, la provincial y la del Estado de
Israel. Lo mismo con gauchos a caballo llevando las banderas, y la una
banda militar tocando el Himno nacional y del Estado Judío y niños de
una Escuela con carteles de los primeros colonos judíos que traídos
por el Barón Hirsch a principios de siglo vinieron desde Rusia a
escaparse de las persecuciones de los progroms y a vivir como gente
libre. El acto culminó, con relatos de la gente de esa época que aún
vive, discursos de representantes provinciales y municipales y placas
recordatorias. Hasta ahí mi alegría y conexión con una parte
importante de mi historia familiar y como judío, pero al mismo tiempo
opacada por la ausencia total de representantes de Nuestra Comunidad
(sea AMIA, DAIA, o quien corresponda). Ese pueblo no era un pueblo más
en la inmigración de judíos a nuestro país, ellos sin saber ni
siquiera de agricultura o a donde venían, lucharon y forjaron su
presente y futuro, y por respeto a ellos hubiese correspondido, a mi
humilde opinión, ser recordados por quienes ostentan cargos de
representatividad en la Colectividad. El escuchar como dije antes la
banda tocando las estrofas del Hatikva, himno que nos representó como
judíos y que luego se convirtió en el Himno de Israel, sin siquiera
alguien que lo cante, también moviliza, es que a caso esos momentos no
valen la pena y ser gravitante para que nuestros representantes
enviaran a alguien para cantarlo. Con el respeto y la tolerancia
oficiaron dos religiosos católicos oraciones cuando se inauguraban las
placas por el momento vivido, es que acaso no ameritaba la presencia
de un Rabino para bendecir o hablar como lo hicieron los clérigos. En
síntesis, me sentí, como habittualmente me siento, totalmente alejado
de lo Comunitario y de la representatividad que la Comunidad
Judeo-Argentina tiene. Soy judío de nacimiento y por opción, poco
practicante y respetuoso de mis raíces y tradiciones, y ayer fuen
sabor amargo que no terminó de opacar la excelente experiencia vivida,
pero que dejo un paréntesis importante y que de alguna manera quería
hacer saber para que otros pueblos de colonos, tal vez no tan grandes
como hubo otras en nuestro país, no sean abandonados cuando tengan un
aniversario, como sentí que lo fueron los habitantes de Cazés en la
jornada de ayer. Son parte de nuestra historia como judíos, y son
parte del presente y futura que sus generaciones dejaron para que hoy
un judío descendiente de aquellos colonos viva en nuestra tierra y
pueda contar lo vivido en ese único momento como fue el Aniversario de
los 100 años de Cazes.
Atentamente,
Gastón Marquevich
DNI 25.895.201
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