En reiteradas notas periodisticas de diversos medios y de calificados intelectuales ,se asocia hasta el hartazgo el caracter judío del estafador con el desfalco como si fuese una condición inherente a los judíos el amor apasionado al dinero y al lucro desmedido. Una historia que no empezó con Madoff
La muy extensa, y no pocas veces nociva, asociación entre judíos, dinero,capitalismo, finanzas, y ahora crisis global, es muy añeja y ha generado no poca judeofobia.
El extraordinario aporte de los judíos al capitalismo desde el siglo XVII, su rol de prestamistas forzados, antes en el medioevo, los no pocos premios Nobel de Economía de origen judío, todo ello ha quedado opacado por algún Bernardo Madoff a nivel internacional sin dejar de pensar en los no pocos banqueros y financistas judíos en la Argentina aún procesados por graves ilicitos económicos y financieros por quiebres de cooperativas y bancos.
El impactante rol que los judíos vienen desarrollando en la economía occidental ha exacerbado la judeofobia nazi-islámica como bien puede verse en Internet o en grafittis.
Esta idea de poder económico oculto generó en parte en la Rusia Zarista el tristemente célebre Los Protocolos de los Sabios de Sión, una calumnia falaz que acusaba a los judíos de apoderarse del mundo siendo la codicia el motor de la acción.
Tan profundo temor generó en el imaginario de la Inglaterra pre-victoriana que ya en el 1600 el dramaturgo Shakesperare no puede sustraerse de la judeofobia en su clásico Mercader de Venecia; la imagen de Schylok, el prototipo del judío,avaro, usurero, miserable, incapaz de apiadarse de su hija. Y eso que cuando Shakespeare escribió la obra ya hacía 400 años que los judíos habían sido expulsados de Inglaterra precisamente para no devolverles el dinero que prestaron a la Corona.
Alguna vez la imagen del judío como administrador de recursos económicos fue buena. Ojala hoy tuvieramos al bíblico José para poder pasar mejor los siete años de vacas flacas. Durante la Edad Media los comerciantes judíos fueron el lazo que unió a un mundo cristiano con el musulmán entre ellos enfrentados y además fueron los que antes abrieron nuevas rutas comerciales entre Oriente y Occidente. Cuando los españoles expulsaron a 300.000 judíos de España en 1492, el sultán de Turquía acogio con beneplácito a miles de ellos y auguró el derrumbe de la economía española. No se equivocaría.
En el medioevo los judíos fueron exitosos proveedores de productos de la más variada categoría y hasta inventaron las letras de cambio como forma de pago. En la América colonial jugaron un rol muy importante en la provisión de azucar y cacao trabajando para los holandeses.
La irrupción del marxismo y su furia anticapitalista haría impiadosa la crítica comunista hacia el capital judío.
En su furioso y judeofóbico libro La Cuestión Judía, Marx, expresaría que "el dinero es el único Di-s de los judíos " y que la única solución que tiene la humanidad no es la emancipación de los judíos sino que la sociedad se emancipe de ellos. Marx era judío ; y también renegado. Igual que algunos siniestros entrevistados de la TV de este último verano.
Sin dudas que el aporte judío a la economía, obligados o por voluntad, fue más positivo que negativo.
Los modernos eurotrenes criculan hoy sobre antiguos trazados ferroviarios financiados en el siglo XIX por la banca Rothschild ( dicho sea de paso el apellido alemán Rothschild- cartel rojo-, hace referencia a señales rojas que identificaban las casas de los prestamistas medievales), son un ejemplo.
Los judíos aportaron a la creación de bancos ( y el quebrado Lehman Brothers fue uno de ellos) e introdujeron la banca moderna en reemplazo de la usura, la comercialización, la publicidad y el marketing.
Así las cosas, con un mundo en una larga crisis económica global, no descartemos que algunos iluminados o vituperados judíos puedan orientar y ordenar semejante desaguizado que algunos inescrupulosos adoradores del Dios dinero supieron crear alimentado la sutil y solapada judeofobia de "progresistas " de turno.
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