REDACTORA:LIC ADRIANA SEREBRENIK
Deby y julio están entusiasmados, tanto escuchar sobre "los sucos de abacaxis" y los bailes en las "praias" que han puesto toda su pasión adolescente en conocer Florianapolis estas vacaciones . Graciela y Roberto , los padres de Deby y Julio,también fantasean con el mar tibio y transparente y las noches cálidas de dialogo distendido .Pero Graciela sueña con el ceño fruncido: piensa en Sarita ,su madre que desde que enviudó vive con ellos.A los setenta y ocho es dificil soportar dos dias de viaje en auto con el calor de las rutas tropicales.
La abuela de Deby y Julio no quiere trasladarse.Irse a un lugar desconocido donde hablan un idioma diferente y se comen comidas raras ,no la seduce . Mucho cambio y desorden para sus setenta y ocho abriles , prefiere sus rutinas y horarios habituales. .No quiere ser carga para su hija pero íntimamente desea lo viejo y conocido.
Graciela se siente desgarrada entre la sed de aventura de sus hijos, el deseo de intimidad con su marido y el inmenso cariño hacia su madre. Piensa en quedarse y proponerle a su esposo que viaje con los chicos , sin embargo el rótulo de hija- mártir no la convence. También ella quiere disfrutar de la familia que construyó. Y además ... ¿qué clase de madre es que cuida a su progenitora y descuida a sus polluelos ?
Roberto le ofrece tijeras para ayudarla a cortar el cordón umblical,al recordarle que tiene hermanos :" También ellos pueden hacerse cargo de tu madre. " - le dice . Graciela lo escucha y no responde , sabe que los tiene pero... son varones. Siente que a ella le corresponde porque es mujer, sostener emocionalmente a su madre viuda¿Acaso " nosotras " no somos "las responsables" del cuidado y atención de los niños y mayores de la familia?. Su marido le insiste: " Todos son hijos.¿Cuando aprenderás a vencer los prejuicios y estigmas sociales? Los hombres amamos tanto a nuestras madres como las mujeres.Dales a tus hermanos la oportunidad de demostrarlo".
A Graciela le cuesta entender que puede compartir ese deber-placer . Comprender que las mujeres además de disponibles para los demás tenemos sentimientos y necesitamos un espacio propio le parece una apología del crimen. No sólo a ella le cuesta digerir esta nueva manera de encarar la vida , a la mayoría de las hijas nos cuesta mostrarnos no disponibles, centradas en nuestros intereses sin sentirnos egoístas, malas hijas o mujeres perversas. Parecería que ser nuera nos da derecho a luchar por la privacidad familiar no así con los que nos dieron la vida. Sentimos que estamos en deuda permanente como si nada alcanzara para devolver lo que tanto nos dieron.Y sin embargo, nuestras necesidades son tan importantes como las de los demás. Podemos elegir cumplir o no las expectativas de los otros y no dejamos de ser buenas personas por hacerlo.
Las vacaciones tan soñadas y deseadas pueden convertirse, si nos lo permitimos, en una nueva oportunidad de crecimiento personal enfrentándonos con temas aún no resueltos.
En el tiempo libre es posible confrontarnos con todo aquello que por falta de tiempo o de agallas hemos evadido durante el año.
Graciela necesitó del sacudón de estas vacaciones para tomar conciencia de la cantidad de veces que por cuidar y proteger a su madre se postergó a sí misma, a su pareja y disminuyó el tiempo dedicado a sus hijos. Se preguntó cuantas eran las noches que no salió con su marido por no dejar sola a su madre . Supo que el cansancio o la pelicula X que pasaban por la tele eran excusas que postergaban la intimidad de la vida en pareja.Necesitó estas vacaciones para aprender a pedir ayuda a sus hermanos y compartir la responsabilidad y el disfrute de estar con "mamá". Se animó a preguntarle a su madre cómo le gustaría enriquecer su vida y le sugirió tender nuevas redes sociales participando más activamente en las actividades comunitarias e intentar afianzar las viejas amistades telefoneando más seguido o incrementando las visitas a tomar el té. Graciela no está segura si su madre le sonríe pero piensa que está grande para necesitar su aprobación. Aliviada saborea "su permiso" : no tiene que ser unicamente ella la bocanada de aire fresco de su progenitora , hay tantas mascarillas de oxigenación , sólo es cuestión de animarse a usarlas...
Graciela también piensa en sus hijos¿Cual es el modelo de relación que les está transmitiendo ? Como madre es incondicional pero¿ espera que sus hijos lo sean? .Reconoce que les dió la vida pero sabe que la de ellos no le pertenece.Comprende que aunque ama a su madre también se ama ella y todo lo que engrendró. No quiere descuidar sus otros amores. Sabe que las relaciones afectivas son como un jardín, hay que regarlas cotidianamente, colocarle fertilizantes, podarlas y quitarle las hojas secas.Su marido y sus chicos también la necesitan. Dedicándose a ellos demuestra que hizo un buen trabajo: sembró un jardín propio.
Las vacaciones no implican necesariamente no acción , pueden si lo permitimos ,provocar una revolución de emociones que nos confronten con la verdad de los vínculos amorosos. El tiempo libre nos permite darnos cuenta de nuestro presente y mejorarlo, pero depende sólo de nosotros dar el primer paso para lograrlo. Graciela está dispuesta a darlo ...¿ y vos?
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