Comunidades


Periódico Judío Independiente
George Chaya, libanés, experto en Medio Oriente
“La partición de El Líbano es un hecho”
El analista en política internacional y experto en Medio Oriente de origen libanés, George Chaya, habló con Comunidades sobre la actualidad en aquel país y los posibles sucesos en las próximas elecciones presidenciales y sus vinculaciones con Israel.



Por Luciano Stilman, especial para Comunidades



- ¿Cómo es hoy la situación de El Líbano con respecto al terrorismo?
Hezbollah mantuvo sus armas después que Israel se retirara del sur el 25-05-2000 incumpliendo con la Resolución 1559 de la ONU y con los artículos del Acuerdo de Taif -del que se valió por años para justificar la presencia siria en Líbano-. Este grupo se convirtió en una organización política, religiosa, militar y como resultado trajo una guerra destructiva y por la gravedad de sus acciones, Líbano pagó un precio muy alto en la seguridad, prosperidad y tranquilidad de su pueblo. Allí conviven 17 grupos étnicos, cada uno tiene derechos y obligaciones idénticos entre sí, pero en la práctica, un grupo como Hezbollah ha estado apropiándose de la toma de decisiones del estado legal, lo cual es una clara actitud de sedición y terrorismo. Hay muchas personas que pueden pensar que vale la pena claudicar ante ellos, si con eso se consigue que se calmen, que no ataquen a Israel y que no arrastren al país nuevamente a la destrucción. Pero el gobierno debe comprender que no hay más tiempo ni oportunidades, que sin una oposición pacifica, firme y activa por parte del pueblo saliendo a las calles como lo hizo cuando fuera asesinado el Ex Primer Ministro Rafik Al Hariri en 2005, será inevitable que la sociedad libanesa termine fracturada por el terrorismo.



- ¿Cree que para las elecciones pueda haber un avance del Hezbollah en la región? ¿Hasta qué punto influye Hezbollah en las políticas libanesas?

Las elecciones futuras son un verdadero enigma, veremos sobre la marcha el acontecer y lo que resulte de esta etapa. Desde luego que la influencia de Hezbollah será importante desde lo negativo, ellos son la voluntad siria en el país y querrán imponen su candidato y socio, el Gral. Michel Aoun. No soy demasiado optimista respecto del proceso para nominar al nuevo presidente. No hago futurismo, pero tengo la absoluta convicción que habrá dos gobiernos en Líbano, uno legal y otro paralelo conformado por la oposición. Veremos en ese momento que tenga para decir la ONU o si seguirá callando, o lo que es peor, negociando con los grupos antidemocráticos



- ¿Cómo quedó El Líbano luego de la última guerra?

Todos los conflictos bélicos suelen dejar en quienes los viven y los sufren un sabor tremendamente amargo, un hondo sentimiento de pérdida junto a la recurrente sensación que el ser humano jamás aprenderá y que hay una inevitable y absurda tendencia irracional a dirimir cualquier discrepancia por medio de la violencia.

El país quedó devastado en sus estructuras por esa guerra insensata e importada. No obstante, tanto el Presidente Lahoud como la oposición siguen hablando de “la divina victoria”, un absurdo y un agravio al intelecto de miles de libaneses. La “divina victoria” a la que se refieren se saldó con más de 1.200 libaneses muertos, 35.000 heridos, 420.000 desplazados y la infraestructura del país pulverizada. Habría que recordarle que lo que ellos llaman victoria, ha sido en realidad una gran catástrofe para el pueblo libanés en su mayoría, un desastre que retrotrajo al país 30 años en su historia, su económica y calidad de vida.



- ¿Cómo están las fronteras?

Es cierto que en el sur el despliegue de las tropas FINUL ha colaborado en atenuar las acciones de Hezbollah y su influencia allí, pero no las ha eliminado como peligro para que puedan generar una nueva acción que renueve cualquier hostilidad con Israel. El crimen de los seis soldados del contingente español así lo demuestra, los terroristas, si lo desean, aún tienen capacidad operativa. En lo concerniente a la frontera libanesa-siria la situación es tanto o más grave ya que nunca ha cesado en el último año el contrabando de armas desde Siria a los grupos terroristas dentro del Líbano. La prueba está en los elementos de Fatah al Islam pertrechados de forma inaudita y que demandó 3 meses de operaciones al ejercito libanés vencerlos en los combates recientes de Nahar el Bared o las declaraciones de Hassan Nasrallah, en agosto, cuando indicó que su movimiento es más fuerte que antes de la guerra y disponen de “una sorpresa” para Israel si se desataran nuevamente las hostilidades.





- ¿Cómo es el escenario actual con Israel?

La situación interna respecto de Israel es dual y ambivalente: por un lado la mayoría cristiana, sunita y drusa, como la mayoría legal del gobierno, rechaza las acciones de Hezbollah y la guerra que desató el año pasado. Por otro, la gran influencia siria-iraní estimula a los grupos violentos que conforman la oposición, Hezbollah, Amal, el Movimiento Patriótico Libre de Michel Aoun y los partidos pro-sirios menores, a confrontar no sólo en el escenario político interno con el gobierno legal, sino utilizando inhumanamente la “causa palestina” para continuar involucrando al Líbano en un estado de guerra latente con Israel, situación que es rechazada por la sociedad civil libanesa.


- ¿Se puede dar un proceso de paz entre ambas naciones? ¿De qué depende?

Claro que puede darse y cada libanés honesto y de buena fe trabaja para la paz, y desea un Líbano soberano, democrático y en libertad. Desea y anhela la paz y la estabilidad y no esta excluido ningún país democrático y en esta concepción está incluido Israel.

Un proceso en tal sentido hoy está sujeto al desenlace y resultado de las elecciones, tanto como a que se pongan en ejecución los artículos faltantes de la Resolución 1559, 1680 y 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.

Desde luego que un acuerdo de paz con Israel debe realizarlo el gobierno de Siniora inmediatamente, con ello se pondría blanco sobre negro y se aislaría a los grupos del terror. Le recuerdo que en 1988 una valiente decisión del entonces Presidente Amin Gemayel de firmar un tratado de paz con Israel fue abortada y el acuerdo bloqueado por la ocupación siria de ese momento y más allá de haberse firmado, nunca entró en vigencia.



- ¿Qué beneficios le puede traer a ambos países un proceso de paz?
Estabilizaría permanentemente ambas sociedades, afianzaría y fortalecería a los libaneses en el campo internacional y en la seguridad interior. Descubriríamos un vecino democrático y una cultura rica que nos ha estado presuntamente prohibida por los tiranos regionales desde hace más de medio siglo. La paz significaría la apertura de nuevos canales para el comercio libanés y a través de Israel, hacia Jordania y Egipto, y desde allí, Líbano accedería a comerciar con el Golfo y los mercados africanos. También traería la cooperación económica, inversiones extranjeras a gran escala, empresas de inversiones, intercambios culturales y un desarrollo económico mucho más rápido y productivo para los dos países. Afianzaría la mutua comprensión, aprecio, tolerancia y cordialidad, se forjarían más y mejores lazos de amistad con distintos países de la región, fuera de ella y en todo occidente.



- ¿Cuál es la penetración actual de Siria en El Líbano? ¿Esto puede perjudicar la relación o tensarla entre Israel y El Líbano?

El régimen del Presidente Assad sostiene que "No habrá paz para El Líbano a menos que regrese Siria". Al parecer, y en línea con los postulados de Siria e Irán, no se puede lograr ninguna paz libanesa-israelí a menos que haya un cambio en la dirigencia política Siria. Los libaneses no intervienen en sus asuntos, y ellos deberían abstenerse de continuar con su ingerencia. La única esperanza, teniéndolos presentes, radica en una dirigencia siria democrática que reconozca humildemente su pasado, pida perdón, se reforme y se comporte como vecino decente. De este régimen baasista actual no se puede esperar tal conducta. Lo incomprensible y hasta patético es el trato y el dialogo de algunas cancillerías occidentales que creen que ellos honrarán cualquier principio de acuerdo para pacificar la región. Hasta Israel mismo lo hace desde el gobierno de Olmert: la desconexión de Gaza en 2005 (hoy Gaza es una nueva cabeza de playa del régimen de los mullah’s iraníes) está en manos del islamismo más extremo de Hamas, Olmert debió prever eso. La retirada unilateral del Sur del Líbano el 25 de mayo de 2000, un hecho que favoreció y entregó el Sur del país a los grupos terroristas que durante 6 años se prepararon y armaron para la guerra que desataron contra Israel en 2006.



- ¿Cree que se puede dar un proceso de paz en la región?

No lo evalúo en este escenario actual, desafortunadamente debo decirle que no. Algunos creen, dentro y fuera de Israel, que la paz se debe hacer con el enemigo y eso es muy cierto y respeto a quienes piensan así. Pero la mayoría olvida que este enemigo no desea la paz, sino la destrucción del Estado de Israel e imponer la Sharia en los demás países de la región a los que denominan infieles y/o apostatas. El gobierno israelí debería rever su forma de pensar y despojarse de complejos para forzar una paz que hoy es irreal. Para hacerla se necesitan dos partes y ambas deben honrar y desearla sinceramente y desde luego cumplir con los acuerdos suscriptos ¿con quien hace hoy la paz Israel? “Con la corrupción y los despojos del Fatah” o “con los islamistas radicales de Hamas”? No hay un escenario propicio. Hay un Irán envalentonado y casi nuclear con concretos planes de expansión regional y una confrontación latente con el régimen saudí. Teherán apoya y financia con miles de millones de dólares a cualquier marginal que se aliste para destruir a Israel o a exportar la revolución islámica, hay un choque innegable en Irak entre la sunna y la chiíta más extrema. Hay demasiada disfuncionalidad en la región, me atrevería a decirle desde Marruecos hasta Pakistán, la cual seguirá siendo disfuncional aunque Israel firme cualquier acuerdo de paz.



- ¿Necesita nuevas políticas El Líbano para entrar en este proceso? ¿Cuáles serían?

Le diré que “la partición del Líbano” es un hecho que sólo necesita ser reconocido por la comunidad internacional. La separación formal en dos estados: “un estado democrático, liberal y multiétnico conformado por cristianos, sunnies y drusos” y un estado fundamentalista chiíta no debería ser descartada sin ser estudiada.

Después de 30 años de ocupación y adoctrinamiento sirio-iraní, una gran mayoría de chiítas libaneses fueron reenviados al pasado, su identidad (virtualmente) se ha borrado y reinventado como devotos pro-iraníes. Miles de chiítas han cortado lazos con la economía, la cultura y el gobierno central libanés, mientras que el resto de los ciudadanos, todavía (y como pueden) forman una mayoría que mantiene viva su idiosincrasia y sus deseos de ser libaneses. Ellos conseguirían la anhelada y merecida paz y la estabilidad buscada desde hace tiempo y avanzarían hacia el futuro para reconstruir con solidez y honorabilidad la nación.

Hezbollah en tanto, lograría sus deseos creando su estado islámico y podrá continuar librando sus estériles guerras contra quien lo desee sin sentirse presionada por los demás libaneses ante su accionar cuestionado. Siria estaría satisfecha, con lo cual la ONU y occidente evitarán el constante ridículo de los últimos años en sus negociaciones con el régimen anexionista de Damasco. El régimen baazista habrá ganado ante la inocultable incapacidad e inoperancia de los países campeones de las democracias y dispondrá de un equilibrio y una influencia oficial en territorio libanés para continuar sus guerras delegadas contra Israel por parte de sus aliados de Hezbollah.

Irán también estará satisfecho pues formalizará su colonización sobre el Líbano de hezbollastan y continuará con el apoyo al ejército revolucionario islámico.

Israel debería celebrar esa división, puesto que la presencia de un estado libre del Líbano le significará acuerdos de paz y comercio y, la presencia de un estado chiíta radical dirigido por Hezbollah significará la justificación oficial para “no” replegarse de las Alturas del Golán ni de las Granjas de Shebba y aplicar con ese estado hostil las políticas que crea convenientes

El nuevo estado-califato de Hezbollah acabará igual que Gaza o como Chipre -turco-, reconocido por nadie en el mundo, excepto los 2 miembros controversiales: Siria e Irán. La partición se debe hacer de una manera pacífica como fue hecha en Checoslovaquia, no necesariamente debe ser violenta ni traumática.

En Líbano, hemos esperado un siglo por la actual unidad y convivencia entre cristianos, sunnies y druzos. No podemos esperar otro siglo de guerras y tribulaciones. Debemos continuar con nuestro sueño de construir una verdadera Nación, en paz, libertad y democracia, aún con dimensiones territoriales más pequeñas.


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