Comunidades


Periódico Judío Independiente
Los desafíos duales del Sionismo
Por Julián Schvindlerman
Por Julián Schvindlerman
Colaborador de Comunidades

En la actualidad, el sionismo está siendo severamente cuestionado desde un frente interno y uno externo. Éste último, es decir, el antisionismo clásico, es fácilmente reconocible: basta observar la obsesión boicoteadora de los gremios británicos contra Israel, o la tendenciosidad fiera de algunos medios de comunicación internacionales, o la agresividad diplomática de varias naciones árabes, para detectar su perniciosa presencia. De carácter no menos destructivo, sin embargo, se halla también presente el desafío del postsionismo, producto de fabricación casera: la reciente decisión de la Ministra de Educación Yuli Tamir de aprobar un libro de textos para estudiantes árabes-israelíes de tercer grado que presenta a la invasión árabe de 1948 contra Israel no como la verdad histórica que fue sino como una “narrativa” sionista en oposición a la lectura árabe de los hechos (la “Naqba”), ha sido precisamente la última manifestación de este fenómeno que alcanzó todo su esplendor durante los años noventa y que, como vemos, no ha desaparecido.

Desde sus orígenes, el sionismo ha enfrentado la decidida oposición de prominentes intelectuales judíos cuyo rechazo a la idea de un estado judío en la Tierra de Israel se sustentaba en su escepticismo hacia la noción del poder político, la fuerza militar, la intriga diplomática y demás elementos propios del ejercicio de la soberanía nacional. Figuras estelares del pensamiento judío tales como Martin Buber, Gershom Sholem, Hanna Arendt y Juda Magnes han abiertamente militado en contra del sionismo herzliano no por sentimiento anti-judío como el que anima a los antisionistas contemporáneos, sino por desprecio a la idea del poder judío. Así, por ejemplo, en 1917 líderes de la comunidad judía de Gran Bretaña publicaron un manifiesto antisionista en el periódico Times de Londres en contra de la Declaración Balfour y a favor de la igualdad de derechos entre árabes y judíos en Palestina. Del otro lado del Atlántico, filántropos estadounidenses judíos apoyaban financieramente programas soviéticos de reubicación de judíos urbanos en comunidades agrícolas en Ucrania, a la par que se negaban a asistir materialmente al esfuerzo sionista de colonizar Palestina. Adolf Och, dueño del New York Times, ponía el influyente diario al servicio de la causa antisionista dada su convicción de que “los judíos no son una nación, comparten solo una religión”. Ya en 1921 Buber propuso abandonar el sionismo en aras del binacionalismo (vale decir, en pos de una federación judeo-árabe en Palestina).

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto judío, la oposición judía al sionismo decayó, más no desapareció. Apenas unas pocas décadas desde la creación del Estado de Israel, dicha oposición reapareció; si bien bajo el estandárte de un nombre diferente. Para distinguirse a sí misma del antisionismo moderno de animadversión anti-judía, la nueva corriente profundamente crítica de casi todos los elementos constitutivos del estado judío se ha dado en llamar postsionista, pero en esencia, de implementarse su planteo programático, seríamos testigos del desmantelamiento del sionismo tal como lo conocemos.

En un libro de erudición y solvencia enciclopédicas, The Jewish State: The Struggle for Israel´s Soul, Yoram Hazony ha compilado, analizado y delatado un conjunto tan vasto de actos y pronunciamientos postsionistas de las últimas décadas que la lectura del voluminoso libro no puede realizarse sin sentir escalofríos. Tomadas individualmente, cada una de estas posturas serían debatibles. En conjunto, atestiguan acerca de una ofensiva sin tregua contra la mismísima idea de un estado judío y legitimidad de la soberanía judía.

Si hoy en día nos escandalizamos al oír comparaciones de las políticas israelíes con las políticas nazis de parte de un ex titular de la Agencia Judía, Avraham Burg, debemos recordar que fue otro judío, el profesor Yeshayahu Leibowitz quién años atrás acuño el término “judeo-nazis” para referirse a los soldados israelíes, y que el judío alemán Martin Buber ya en 1958 escribió que los judíos que creían en la eficacia del poder, habían aprendido ello de Hitler. Si hoy en día la demografía es una preocupación en Israel, debemos recordar que Gershom Shoken, editor del diario Haaretz, se expresó en 1985 a favor de los matrimonios mixtos entre árabes y judíos, y que el renombrado escritor Amoz Oz ha expresado ver “nada malo” en el hecho de que los judíos se convirtieran a otras religiones. Llevando estas impresiones hasta el extremo, A.B.Yehoshua opinó que los judíos israelíes deberían convertirse al Cristianismo o al Islam en aras de la paz fraternal. (Cabe recordar que incluso Theodor Herzl temporalmente sostuvo que la conversión de los judíos al catolicismo resolvería el problema del antisemitismo). A partir de la firma en 1993 de los Acuerdos de Oslo con la antisionista OLP, la ideología postsionista alcanzó su clímax y su agenda su más grande aplicación. En este período surgieron reclamos judíos para abolir la Ley del Retorno, desjudaizar la bandera e himno israelíes, des-sionizar la currícula educativa, y revertir la idea sionista de colonizar la tierra mediante graduales repliegues territoriales. Mientras que Shulamit Aloni, Ministra de Educación, preocupada por el sentimiento nacionalista y religioso que ello pudiera respectivamente generar, se oponía a las visitas de escolares israelíes al campo de exterminio de Auschwitz y exigía que referencias a Ds fueran eliminadas de los servicios de recordación de los soldados caídos, su subalterno, Micha Goldman, proponía modificar el contenido del “Hatikva” para que los ciudadanos no judíos de Israel pudieran identificarse con el mismo. Mientras que un periodista de Haaretz tildaba a la Ley del Retorno como iguales a las Leyes de Nuremberg, un posterior Ministro de Educación, Amnon Rubinstein, la comparaba con la Sudáfrica del Apartheid, el titular de la Autoridad de Reservas Naturales de Israel, Dan Peri, sostenía que ésta debía limitarse para proteger las reservas naturales, y el zoólogo Yoram Yom-Tov afirmaba que, desde el punto de vista ecológico, no era bueno traer tantos judíos a Israel. Cuando Haim Ramon obtuvo la secretaría-general de la Histadrut, cuyo nombre completo era “Federación General del Trabajo en la Tierra de Israel”, decidió remover “Tierra de Israel” del nombre de la legendaria institución. Cuando un comité armó el nuevo código de ética del ejército israelí, se opuso al ítem “amor por la tierra” sobre la base de que no es posible enseñar a amar y por resistir lo que denominó era una fetichización de un objeto. Mientras que la cancillería israelí fijaba como metas de su política exterior que se mantuviera la asistencia económica norteamericana a Egipto y deseba obtener lo mismo para Siria, y removía a Masada y al Golán del programa de visitas de dignatarios foráneos, el Ministerio de Turismo procuraba promover turismo desde Libia y el Ministerio de Asuntos Religiosos patrocinaba a organizaciones que promovían la peregrinación a la Meca.

Ante esta avasalladora corriente interna de renunciamiento al sionismo tradicional coexistiendo en simultaneidad con las inagotables agresiones externas provenientes del antisionismo moderno, no nos queda más que concluir que aún resta un largo camino por recorrer para que el concepto de un estado judío sea algún día finalmente aceptado...tanto afuera como adentro de nuestra casa.




Número 421
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708