Los judíos del mundo estamos viviendo momentos muy difíciles y complejos, a pesar del acelerado avance de la humanidad en áreas científicas, culturales y sociales, pero en otros aspectos nos sentimos retrotraídos a oscuras y remotas épocas medievales.
A partir de la agresión que sufrimos aquí en el norte israelí donde fuimos rehenes durante 33 días de los permanentes y destructivos bombardeos de Hezbollah, somos testigos de una sucesión de nuevos hechos antisemitas en mi querida Argentina, que me hacen recordar las andanzas de Tacuara en los años sesenta.
Me refiero a las manifestaciones de judeofobia y antisionismo producidos en varias Facultades como Filosofía y Letras de la UBA, amenazas a dirigentes comunitarios, manifestación ante la embajada de Israel y la impune demostración de Quebracho, al impedir el paso de jóvenes judíos que querían hacer uso de su legitimo derecho de expresarse en libertad ante la embajada de Irán, donde ninguna autoridad policial o gubernamental intento impedirles o exigirles explicaciones a matones encapuchados y armados quebrantando la Ley en plena vía publica.
Otra vez, luego de los atentados de la embajada de Israel y de Amia se repite la impunidad, ante la llamativa pasividad de las autoridades que hace sospechar de desinterés e indiferencia ante esta nueva demostración antisemita.
Lo que ocurre es que el antisemitismo nunca se ha ido, siempre ha estado, siempre evolucionando; tras un tiempo de aparente calma, volvió para adaptarse a los nuevos tiempos, la globalización del antisemitismo.
El antisemitismo globalizado ahora se orienta hacia el mundo, en una increíble confluencia de fuerzas de izquierda, de extrema derecha, de movimientos anti-globalización, de derechos humanos, de grupos “pro-palestinos” y con el aporte del auto odio de ciertos intelectuales judíos progres de hoy.
Un antisemitismo que se transmite instantáneamente a todo el mundo, con el protagonismo de muchos medios periodísticos que por vía internet y televisión falsifican y manipulan la realidad con falsas imágenes de grandes matanzas de civiles libaneses o con terribles historias de palestinos que sufren de la opresión israelí y todo disimulado con un nombre: antisionismo.
La realidad de las comunidades judías de Argentina y del mundo, hoy, presenta grandes y difíciles desafíos y uno de los mas importantes es neutralizar la judeofobia de aquellos sectores que intentan transportar el conflicto del medio oriente a tranquilas y pacificas sociedades, en su búsqueda de chivos emisarios.
Para enfrentar dicha judeofobia no basta con la acción de las dirigencias, hay que concienciar a las familias, a los jóvenes, al hombre medio y a la sociedad toda, hay necesidad de desarrollar una clara y profunda hazbara dentro y fuera de las comunidades y a partir de dicho esclarecimiento organizarse para enfrentar las mentiras de muchos e importantes medios, las agresiones de los islamo-facistas, la impunidad cómplice de ciertos gobernantes, el antisionismo agresivo de los Chávez y de los Castro, la condena artera y maliciosa de los intelectualoides de izquierdas y derechas donde abundan y legitiman muchos progres de origen y apellido judío, etc.
Desde el afecto y la distancia, desde el castigado norte de Israel, mi sincera solidaridad con las comunidad judía de Argentina, en su búsqueda de una convivencia pacifica, armoniosa y pluralista entre todos los seres humanos.
Dr. Guido Maisuls
Kiriat Bialik
Israel
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