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EINSTEIN, LOS JUDÍOS Y LA BOMBA DE HIROSHIMA.
Por ING. SAMI SVERDLIK
samisverdlik@aol.com
En estos amenazadores “tiempos nucleares” con la expresa intención del nuevo Hitler, el impresentable Presidente de Irán, de obtener energía nuclear para un reactor, y “borrar a Israel del mapa”, al margen de que no habría que extrañarse de que este paranoico exprese que los judíos asesinaron a 6.000.000 de nazis en Auschwitz, es pertinente aclarar la ver-dadera historia de la bomba atómica.
Durante años se lo inculpó a Einstein de ser el responsable de la misma. Nada más alejado de la realidad. Si hasta Picasso lo incriminó al expresar “la genialidad de Einstein nos condujo a Hiroshima”. Es preferible admirarlo al ilustre pintor por su Guernica que es-cucharlo opinar sobre física nuclear. Einstein tiene tanta culpa de la bomba atómica como aquella que le cabría a Newton cuando alguien muere al caerse de un balcón. La ley de la gravedad la dictó otro parlamento, que es la naturaleza, o Dios, para dejar contentos a sus fieles seguidores de las tres religiones abrahamíticas.
La historia es la que sigue: En 1905 Einstein le regala a la humanidad su maravillosa ecua-ción: E = mc2. A través de ella sabemos que una pequeña cantidad de materia almacena una enorme cantidad de energía.
Recién en 1932 comienza la realidad del mortífero artefacto nuclear. Ese año el inglés James Chadwik descubre el neutrón. Ahora aparece en escena el primer “padre de la bom-ba”: El brillante físico judeohúngaro Leo Szilard. Se llamaba Leo Spitz, pero debido al anti-semitismo en su país fue rebautizado con el nuevo apellido. El 12 de setiembre del año siguiente Szilard se da cuenta de que atacando con neutrones al núcleo de un átomo, que está formado por protones y neutrones, se puede obtener la división del mismo y generar la liberación de nuevos neutrones que a su vez atacarán nuevos núcleos y así sucesivamente.
Este proceso será bautizado luego, en 1938, por dos físicos judíos, la doctora Lise Meitner y su sobrino Otto Frisch, como fisión nuclear.
El 4 de julio de 1934 Szilard patenta la bomba. Describe la “reacción en cadena” sin saber qué material fisiona. Define la “masa crítica” y en 1936 le obsequia su descubrimiento al “Reino Unido” con la expresa condición de que sólo sirva para luchar contra Hitler.
En 1934 el otro “padre de la bomba”, el italiano Enrico Fermi, publica el bombardeo de uranio con neutrones. En 1938 será galardonado con el Nobel de Física. Como su esposa, Laura Capón, era hebrea y estaba siendo víctima de las leyes racistas italianas, Fermi se escapa con su familia directamente de Suecia a Estados Unidos. Odiaba al fascismo. ¡Chau Benito!
Mientras, en Alemania Lise Meitner y el químico alemán, Otto Hahn, (con quien había descubierto el Protactinio en 1919) venía trabajando con el proceso de “fisión”. La Meitner emigra a Holanda ese año ‘38 pues era austríaca. Los nazis no le perdonaban sus orígenes semitas. Como su pasaporte ahora era alemán por el “Anchsluss” de su país a mano de Hitler, huye a Holanda y de allí va a Dinamarca donde la hospeda un medio-judío genial, Niels Bohr, considerado el mayor físico atómico del planeta. En Copenhague la visita Hahn en forma subrepticia con los experimentos llevados a cabo en Berlín bajo la tutela de la Meitner. Finalmente ésta deduce que por sus experimentos Hahn y su ayudante Strassman conocen la “fisión nuclear”. Sin proponérselo una judía le estaba obsequiando a Alemania el conocimiento de la “fisión”. Pasó a la historia como “la madre de la bomba”. Einstein la llamaba “la Madame Curie alemana”.
Como el citado Frisch era ayudante de Bohr, éste se entera de que los alemanes saben lo de la “fisión” y lo anuncia en Estados Unidos en una conferencia. Poco después Bohr agre-garía que sólo el uranio 235 (un isótopo del uranio 238 que es el existente mayoritariamente en la naturaleza, “fisiona”). ¡El 1 de setiembre de 1939 Bohr publica en una revista espe-cializada un trabajo sobre la fisión nuclear!
Ésta ahora es una realidad. Trabajos similares llevaban a cabo Irene Joliot Curie (hija de su célebre madre, Marya Sklodowska Curie) y su esposo Frederic Joliot en Francia. ¡La ener-gía liberada durante el proceso de fisión responde a la ecuación de Einstein. E= mc2!.
El único que desconocía todos estos trabajos –aunque parezca increíble- era… Einstein.
¡Tenía su cerebro privilegiado sumergido en unificar la gravedad con la luz!
Entonces reaparece en escena Leo Szilard, quien estaba trabajando en Estados Unidos. El lírico soñador izquierdista se une con otros dos físicos judeohúngaros, Eugene Wigner y Edward Teller (Todos oscilaban los cuarenta años) y corren desesperados en busca de Einstein. Lo encuentran en julio en una bahía con uno de sus tres amores: su velero. (Los otros dos eran la ciencia y el violín). Y entonces ocurre lo increíble: ¡Le tienen que explicar Fisica a Einstein! Hay que advertirle a Roosevelt lo que está ocurriendo. Checoslovaquia tiene uranio y está en poder del bárbaro.
Ëinstein accede en firmar la carta al hombre más poderoso del planeta, la que es redactada por Szilard. La misiva es fechada el 2 de agosto de 1939. Entre otros conceptos expresa:
…en el curso de los pasados cuatro meses, se ha hecho probable –a través del trabajo de Joliot en Francia y de Fermi y Szilard en América- que sería probable una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio, que produciría grandes cantidades de energía y nuevos elementos del tipo del radio, en el futuro inmediato(…) Una sola bomba de este tipo, transportada en un barco y detonada en un puerto, podría muy bien destruir el puerto entero junto con una buena parte del territorio circundante” (…) Alemania ha dejado de vender uranio de las menas checoslovacas…
Prácticamente Einstein desaparece del mapa nuclear a partir de esta carta. (Aunque redactará otra). Pero lo cierto es que la misma fue el detonante para que los Estados Unidos ingresaran en la pre-historia de la era atómica… Su consecuencia fue el Proyecto Man-hattan.
Derrotada Alemania, los americanos siguen luchando contra Japón. El 16 de julio de 1945 hacen explotar una bomba atómica – Trínity- como prueba en New México. Asisten los principales científicos que la habían fabricado. ¡Se agarran la cabeza con lo que vieron! Al día siguiente, 69 de ellos, encabezados por Szilard y Wigner – dos de los que le movieron la mano a Einstein en 1939- le formulaban una petición al nuevo presidente americano: Harry Truman. Entre otros conceptos decían que habían entrado en el proyecto nuclear para derrotar a Hitler y que no se justificaba arrojarla a los japoneses. En la parte resolutiva solicitaban:
1:Que ejerza su poder como Comandante en Jefe para que Estados Unidos no recurra al uso de bombas atómicas en esta guerra al menos que los términos que le sean impuestos al Japón hayan sido hechos públicos en detalle y Japón conociendo estos términos rehusara rendirse.
2-Que en tal caso la cuestión de si las bombas deben ser usadas o no, sea decidido por usted, a la luz de las consideraciones presentadas en esta petición, tanto como todas las otras responsabilidades morales estén involucradas.
¡A pesar de la humanitaria petición la advertencia no se llevó a cabo y el hongo as-cendió a los cielos dos veces!
Cuando Einstein se enteró de la explosión de la bomba de Hiroshima expresó dos palabras: ¡Oy vey! Los judíos conocemos muy bien la expresión…
A su amigo –el doble Premio Nobel, Linus Pauling, le escribe: “He cometido un error en mi vida:¡La carta a Roosevelt!”
También llegó a expresar:”Si hubiera sabido que Alemania no iba a conseguir la bomba no hubiese abierto la caja de Pandora! Se refería a la Carta. ¡No a su ecuación!
Relacionado con el tema la Enciclopedia Wikipedia dice:
“Llama la atención la gran cantidad de judíos entre los creadores de la bomba atómica, y el hecho de que todos ellos, sin excepción, se opusieron al uso de la misma. Básicamente, el régimen nazi fue el catalizador para que todos estos genios, pacifistas e izquierdistas, la élite científica de su tiempo, se pusieran a trabajar en la bomba atómica ante la amenaza representada por un triunfo del nazismo.

El antisemitismo y el anti-izquierdismo del régimen nazi logró lo impensable: que un grupo de izquierdistas pacifistas construyeran el arma del fin del mundo, ante el temor de que los nacional socialistas lo lograran primero”.
Estos son trece geniales científicos que trabajaron en el proyecto, algunos con actuación decisiva.
Siete de ellos fueron Premios Nobel.
Robert Oppenheimer, el jefe del proyecto, de 38 años.
Leo Szilard. Quíen patentó la bomba e hizo la carta a Roosevelt.
Enrico Fermi. Quien creó la primera reacción en cadena en la Universidad de Chicago.
Eugene Wigner. Otro que convenció a Einstein de la necesidad de la carta a Roosevelt.
Otto Frisch y Rudolph Peierls: Los jóvenes austriaco y alemán que calcularon los 56kg. de uaranio necesarios para la reacción en cadena para los ingleses. Emigraron por ser judíos.
Hans Bette y James Franck. Ambos alemanes que trabajaron en el proyecto.
E.Teller. Otro de los que movilizó a Einstein con la carta. Futuro padre de la Bomba H.
John Von Neuman. Químico y matemático. Uno de los creadores de la Teoría de los Juegos
Emilio Segré. Uno de los descubridores del plutonio.
Richard Feynman. A los 24 años este genio se incorporó al proyecto por sus antecedentes.
Niels Bohr: El mayor físico atómico del planeta y asesor del proyecto.
¡SALVO FERMI LOS OTROS DOCE SON JUDÍOS! .

¡EN EL LISTADO NO APARECE ALBERT EINSTEIN!
¡Y pensar que hace apenas tres años una estadística en Europa reveló que el 60% de la gente decía que el mayor peligro par la paz mundial era… ISRAEL!
Éste trabajo muestra la esencia y el alma judía en este tema.

Número 411
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