Comunidades


Periódico Judío Independiente
Conociendo el judaísmo
Por Abraham Platkin
El Jasidismo es un movimiento religioso popular surgido en el pueblo judío hacia los años 30 del siglo XVIII en Podolia (Ucrania). El padre del Jasidismo, Israel ben Eliezer, más conocido como el Baal Shem Tov, “el rabí de la buena fama” o la sigla Besht, era uno de los muchos líderes caracterizados por un comportamiento extático y antiascético y que eran también conocidos como Baal Shem Tov, nombre que solían recibir los taumaturgos o hacedores de milagros.

Israel ben Eliezer descolló entre ellos por su magnetismo personal y su fervor religioso. Después de haber pasado por largos períodos de contemplación e introspección, comenzó a predicar su mensaje entre las masas, que comenzaron a seguirlo en número cada vez mayor. Varias razones confluyeron para ello. En primer término su verbo optimista podía servir de bálsamo a aquellos vastos sectores, que a más de desposeídos de casi todas las necesidades mínimas, padecían sufrimientos indecibles a manos de sus vecinos de los países de Europa oriental. En segundo término, aquellos desposeídos eran también, por imperio de las circunstancias, hombres incultos, ya que después de celebrar su Bar-Mitzvá eran enviados a trabajar como aprendices.

El movimiento jasídico, al enfatizar que Di’s prefiere un buen corazón antes que una mente privilegiada, hizo olvidar a los jasidim (seguidores de los rabíes jasídicos) el desprecio con que eran tratados por muchos rabinos aliados con los pocos señores ricos de la comunidad. La inteligencia podía ser monopolio de algunos pocos, pero los sentimientos podían ser patrimonio de vastos sectores relegados y marginados de la vida judía.

Gracias al Jasidismo la atmósfera se hizo igualitaria y la alegría volvió a reinar en las masas judías. El Besht, pese a no negar la validez del ritual, subrayó el valor de la fe, una fe cuya manifestación ideal era el establecimiento de una relación viviente con Di’s. Esa relación no podía reducirse tan sólo a las plegarias ya fijadas, sino que podía lograrse también con plegarias espontáneas, fruto de la inspiración del mismo jasid. Por lo demás, las plegarias no debían recitarse a horas determinadas y de acuerdo a un horario especial, ya que eran más cuestión de corazón que de reloj.

El Jasidismo rechazaba la melancolía, como obstáculo que se interpone en el camino entre el hombre y Di’s, a quien place que se lo sirva con regocijo y con canciones alegres. La alegría debía ser coronada por la “hitlahavut”, un entusiasmo inflamado, que permite que el alma se exalte con ardor por Di’s, cuya presencia se encuentra por doquier.

El ideario jasídico, la “devekut” o íntima comunión con Di’s ocupa un lugar muy destacado. De esa manera el hombre puede elevarse, aún en este mundo, que de modo alguno puede ser considerado como absolutamente malo en sí mismo. El hombre puede perfeccionarse continuamente, santificando incluso aquellas cosas que parecen mundanas, tales como la comida y la bebida, que pueden ser útiles para moverlo a servir con renovado entusiasmo a Di’s.

Al buscar la armonía entre lo material y lo espiritual, el Jasidismo elevó a las capas sociales bajas, permitiendo que aquellos que trabajaban para satisfacer sus necesidades materiales, pudieran sentirse no inferiores a los hombres de espíritu, los sabios de Israel.

El Jasidismo creó un folklore sumamente rico. La vida de los villorrios se vio revolucionada por la introducción de danzas, canciones y música. Muchos jasidim comenzaron a utilizar la lengua vernácula, el idish, en la liturgia, no vacilando en dirigirse a Di’s con los nombres de “góteniu” y “táteniu”, es decir “diosecito” y “papito”.

Al fallecer el Besht en 1760, sus seguidores llevaron el Jasidismo a todos los rincones de Polonia, donde ganó nuevos, centenares de miles de adeptos. De tal modo, surgieron nuevas dinastías jasídicas, muchas de ellas enfrentadas entre sí. La oposición al Jasidismo no se hizo esperar. El judaísmo tradicional no podía aceptar a este nuevo movimiento que era visto como una “herejía” más. Quienes encabezaron la lucha contras los jasidim y sus enseñanzas fueron los “mitnagdim” (opositores), encabezados por uno de los sabios más grandes de todos los tiempos: el rabino Eliyahu ben Shlomó Zalman, más conocido como el gaón de Vilna. Su lucha contra el jasidismo fue implacable, llegando incluso a ordenar la quema de escritos jasídicos.

Los efectos del Jasidismo se perciben todavía en la vida judía, de manera muy especial en Israel y los EE.UU.

El esplendor del movimiento no pudo ser empañado ni por las deformaciones que muchas veces alteraron el verdadero rostro del movimiento, ni por el holocausto. El sentimiento creador religioso del Jasidismo y su intenso idealismo ético aún siguen vigentes en la vida de muchos judíos del mundo, muchos de los cuales, al entonar una canción israelí no sospechan que frecuentemente las palabras y la música son de inspiración jasídica.

(x) Esta nota se publica en oportunidad de cumplirse 10 años de la desaparición de quien fuera uno de los mejores docentes de la red escolar judia(more de morim) y uno de los mas preparados intelectuales judeo-argentinos hoy casi irremplazable.


Numero 398
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708